Los desafíos de la presencialidad

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Nelsy Esther Contreras

El gozo, la felicidad y alegría fueron algunas de las experiencias gratificantes que experimentaron las niñas, niños y adolescentes del país con el regreso a clases presenciales. Para nadie es un secreto que la modalidad virtual tenía agobiados a los miembros de la comunidad educativa: padres de familia, estudiantes, docentes, administrativos y directivos institucionales.

La interacción social y cultural es un factor determinante para una convivencia sana, donde se restablezca el diálogo presencial, el juego, la camaradería, la escucha activa, el rol académico entre otros, bases importantes para que los niños, niñas y adolescentes construyan identidad y reafirmen su personalidad.

A pesar de continuar en pandemia, aplicar los protocolos de bioseguridad, el valor de la aplicación de las vacunas para la sobrevivencia humana, nos enfrentamos a un gran desafío con el regreso a la presencialidad en la gran mayoría de escuelas y colegios del país: las cargas emocionales que traen consigo los niños, niñas y adolescentes. Estas tienen una multiplicidad de causas, tales como el miedo al contagio, la pérdida de miembros de su núcleo familiar, temores, dudas, incertidumbre.

Constantemente se escucha en los entornos escolares la preocupación por el grado de intolerancia, agresividad manifiesta, irritabilidad, falta de empatía, resolución de conflictos a través de la violencia física y el uso de retos virales aprendidos en internet y llevados al interior de las escuelas.

Las instituciones educativas han enfocado sus esfuerzos para contrarrestar la problemática en el departamento de psicorientacion, escuelas para padres, reuniones periódicas de los directores de grupos, los grupos de WhatsApp, trabajo interdisciplinario con la Policía de Infancia y Adolescencia, charlas.

Estos mecanismos tienen como propósito abrir los canales de comunicación con los actores de la comunidad educativa para que juntos tengamos la posibilidad de avanzar hacia la construcción de ambientes escolares sanos libres de violencia, ansiedad y estrés, para brindarles a sus integrantes una seguridad colectiva. A menos de un año del regreso a las clases y debido a la multiplicidad de causas, la problemática cada día se agudiza.

Conocedores de las causas, instamos al Ministerio de Educación Nacional a diseñar campañas nacionales y divulgarlas por los medios masivos de comunicación con el objetivo de eliminar toda práctica de violencia, organizar al interior de las secretarías de los entes territoriales certificados y no certificados equipos interdisciplinarios conformados por psicólogos, trabajadores sociales, educadores especiales, entre otros, para que presten ayuda a las instituciones debido que la gran mayoría solo cuentan con un profesional especializado, el cual es insuficiente para realizar un acompañamiento correcto ante la problemática presente.

Además, que en muchas instituciones hubo incremento de estudiantes que vienen de colegios privados porque sus padres perdieron sus trabajos por culpa de la pandemia.

Los profesionales de las instituciones tratan de hacer un acompañamiento y luego remiten a las EPS a los estudiantes que requieran un tratamiento más complejo y duradero. Pero se encuentran con el atenuante de las citas muy demoradas, esto agrava más la situación y lleva a un desgate emocional al maestro debido a que es cierto que posee un conocimiento específico de un saber, estudios pedagógicos, pero no son psicólogos.

Nos enfrentamos a un enorme desafío de convivencia al interior de las escuelas y colegios que, si no prestamos la debida atención, las consecuencias serán enormes. Seguimos creyendo en nuestras instituciones como espacios flexibles para construir amor, paz y reconciliación.