La paz total no tiene rostro

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Olimpo Cárdenas Delgado (*)

La frase es de monseñor Darío Monsalve, gran ser humano, defensor de la vida y la paz, hombre sabio, honesto y agudo políticamente. Suscribo la profundidad de sus palabras de principio a fin y añado otras: desconcierto, incertidumbre y ausencia. La ambiciosa y bien intencionada Paz Total del Gobierno de Gustavo Petro no ha logrado entusiasmar a casi nadie.

Como integrante del Comité Nacional de Participación, CNP, instancia de la Mesa de Diálogos de Paz entre el Gobierno y el ELN, instalada con más de cuatro mil personas de las regiones del país, alcancé junto con las organizaciones de la sociedad civil a soñar con ríos de gente construyendo en cada rincón propuestas transformadoras que abrieran las puertas de un nuevo país. Ingenuamente, lo reconozco, imaginé que un acuerdo nacional por la paz entre el movimiento social, los gremios, los partidos políticos tradicionales y la mayoría de los actores armados, sería posible.

La Mesa de Diálogos de Paz con el ELN se encuentra congelada, entre otras, porque al señor Otty Patiño, Alto Comisionado para la Paz, le dio por montar unos diálogos paralelos en el departamento de Nariño, pasando por encima de Vera Grabe, Iván Cepeda y la delegación del ELN. Hasta hoy, ni el presidente, ni el Alto Comisionado han explicado al país la razón del abandono de una Mesa que, en año y medio, suscribió 28 acuerdos y, en ocho meses, coordinó decenas de diálogos con cerca de diez mil personas y diseñó un modelo de participación de millones de colombianos para transformar el país en paz, con justicia social y ambiental.

Las Mesas de Diálogos de Paz, con el Estado Mayor Central, EMC, y la Segunda Marquetalia, intentan arrancar, pero surgen nuevos problemas. Con el paramilitarismo apenas se retoman diálogos, pero se avizoran dificultades ante divisiones internas e intenciones de estos de pedir reconocimiento político. De los procesos con Bandas y Oficinas en Buenaventura, Medellín y otras ciudades sabemos muy poco o nada.

La derecha, sus medios de comunicación, sus partidos y empresarios, promotores y financiadores de la guerra, pretenden darle catedra de paz al Gobierno, de manera patética insisten en viejas recetas de plomo corrido y en el inservible modelo de Desmovilización, Desarme y Reinserción, DDR.

El Gobierno no tiene estrategia de comunicación. No aparecen los mensajes que toquen el corazón endurecido de la sociedad y la convenzan, sensibilicen y comprometan con la construcción de la Paz Total. No hay estructura, ni equipo que se eche al hombro semejante tarea.

Al parecer, la construcción de un gran movimiento nacional por la paz sería la única propuesta capaz de construir estrategia, de ponerle rostro y sacar de la oscuridad la bandera de la Paz Total. Esa tarea solo la puede sacar adelante el movimiento social y popular que siempre ha luchado por la paz con justicia social y ambiental.

* Director del periódico Periferia

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