Yohanna Guerrero
En Colombia como en el mundo, el camino del reconocimiento de los derechos de las mujeres ha sido forjado con luchas históricas, gracias a las mujeres que las libraron, hoy ocupamos distintos espacios en esta sociedad, aún predominantemente patriarcal.
En el siglo XX, el derecho al voto se convirtió en un símbolo del empoderamiento de las mujeres. Los movimientos feministas aceleraron la implementación del sufragio femenino en muchos países que se sumaron a olas globales de cambios legislativos en favor de la igualdad de género. El reconocimiento inicia en Nueva Zelanda en 1893, seguido por la mayoría de países europeos durante las primeras décadas del siglo XX y Estados Unidos en 1920. En América Latina, inició con Uruguay en 1927 y Brasil en 1930.
En la historia colombiana, la lucha por la igualdad de género se convirtió en un hito significativo que ha logrado transformar la estructura del poder en el país. En 1853, en Santander, las mujeres accedieron al sufragio de manera fugaz, ya que fue abolido por la Corte Suprema de Justicia en 1855. El reconocimiento formal llegó en 1957, con lo que se abrió la participación en elecciones generales al año siguiente.
Este camino hacia una verdadera igualdad política no ha sido fácil. En 1986, se elige a la primera mujer presidenta del Senado; en 1991, se logra una mayor representación de mujeres en la asamblea constituyente que redactó la nueva constitución. Las barreras estructurales, que incluyen la violencia política, la discriminación, la vinculación a prácticas culturales o religiosas, han restringido la participación efectiva; también la falta de recursos para competir en igualdad de condiciones limita la capacidad de las mujeres para ejercer sus derechos.
Se han logrado algunos cambios en el marco legal colombiano, por ejemplo, la Ley de cuotas aprobada en el 2000, que es la base para luchar la representación equitativa y efectiva.
Los setenta años que conmemoran el voto femenino son un recordatorio de que la lucha por la igualdad no termina con algunos logros, sino que continúa con el compromiso de seguir avanzando hacia un futuro que permita superar las barreras que persisten y limitan la participación plena de las mujeres en la vida política.
Este aniversario es una oportunidad para reflexionar sobre el camino que aún queda por recorrer; lo esencial de seguir implementando políticas y estrategias para garantizar que las mujeres competan en igualdad de condiciones y, así, ocupar cargos de liderazgo.
Esta conmemoración es un llamado al Gobierno del Cambio para reforzar su compromiso colectivo con la educación y con las reformas políticas y legislativas. Es fundamental garantizar entornos seguros y equitativos para la participación.
Que estos setenta años del voto femenino nos recuerden la valentía y determinación de las mujeres pioneras, que allanaron el camino que hoy continuamos. Su legado continúa inspirando a mujeres en la lucha por la igualdad de género. ¡Porque sí se puede!