Inclusión y reconocimiento

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Magnolia Agudelo Velásquez

Nuestro partido en su devenir ha bebido de la historia construyendo el presente y preparándose para asumir los nuevos retos. Es por esto que hablar de democracia partidaria siempre será en relación dialéctica de acuerdo al contexto donde se interactúa como intelectual orgánico, de ahí su vigencia histórica.

El primer Estado proletario que surge de la Revolución Bolchevique se construyó a partir de los acumulados de la lucha y las fuerzas existentes, donde el papel de las mujeres fue decisivo en la transformación hacia un nuevo sistema económico político y social proletario, que tuvo uno de los mayores desafíos en enfrentar la vieja ideología feudal-burguesa, cimiento del patriarcado, al garantizar los derechos de las mujeres y su participación en el nuevo poder, ubicando sus necesidades y las aspiraciones de la revolución en el centro de la política del gobierno de las trabajadoras y trabajadores. Esto posibilitó potenciar el Estado socialista en el mundo.

Este gran ejemplo, sumado a las luchas obreras en el mundo contra la explotación capitalista, trajo consigo las primeras conquistas para los trabajadores y trabajadoras, los derechos del proletariado. De ahí se desprenden nuevos derechos sociales.

En la lucha por la democratización de las sociedades, surgen otros derechos cercenados a poblaciones, en especial a las mujeres y personas no binarias, los derechos civiles y políticos, el derecho a la propiedad y a la autonomía económica, tal y como lo reivindica Virginia Wolf en su texto El cuarto propio. También a decidir sobre sus cuerpos, a una vida libre de violencias, a la democracia plena, a una vida y trabajo digno y el derecho a la participación política como puntal para ganar espacios como sujetas políticas.

El Partido Comunista Colombiano desde su fundación ha integrado en sus filas a las mujeres, ha reconocido su papel, ha sido visionario en la lucha por la participación política de nosotras y la reivindicación social por derechos y libertades. Por eso desde sus inicios la presencia de las mujeres comunistas ha estado ligada a las luchas del pueblo, aportando desde la perspectiva de clase al movimiento feminista en Colombia.

En este congreso cobra mayor importancia posicionar la participación equitativa y paritaria de las mujeres como una fuerza común entretejida con la lucha de la clase trabajadora, unida con nuestros compañeros, aliados naturales y los sectores étnicos, colectivos LGBTI, la juventud, las personas adultas mayores y las personas con discapacidad.

Debemos estar abiertos a los cambios de nuestra sociedad, elaborando discursos para que el Partido y sus liderazgos puedan interpretar los momentos del quehacer y cómo actuar de manera consciente y consecuente con la política de unidad de acción, que desarrollamos en la vida nacional, donde podemos encarnar el deseo de cambio del pueblo colombiano y continuar impulsando las transformaciones que el país necesita.

Tenemos el reto de asumir nuevas realidades que se tienen que transformar en acciones políticas y organizacionales, incorporar el criterio de paridad y pluralidad como principio estratégico de fortalecimiento de la democracia partidaria.

Como consecuencia de ello este congreso se debe caracterizar en el debate y la toma de decisiones por una participación amplia que estimule el crecimiento y fortalecimiento del partido con nuevos destacamentos de mujeres, jóvenes y diversidades, que sea reconocido como un partido incluyente, que reconozca los acumulados y aporte histórico de las mujeres comunistas.

¡El congreso tiene la palabra!