Hospitales bajo el fuego sionista

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Sala de urgencias del hospital de Al Shifa antes de los bombardeos israelíes. Foto Palestinian News

La Organización Mundial de la Salud, OMS, confirmó el bombardeo contra el hospital más grande de Gaza, y precisó que no solo fue atacado parte del hospital, sino inmediaciones de otros centros médicos de la zona

Alberto Acevedo

Una de las acciones más vergonzosas y que arrasan con cualquier principio del Derecho Internacional Humanitario, en la actual ofensiva del Ejército israelí contra el pueblo palestino, especialmente en el sector de la Franja de Gaza, es el arrasamiento de la estructura de salud pública, que se expresa en el bombardeo a instalaciones médicas, la destrucción de depósitos de medicamentos, la captura y asesinato de personal paramédico, en una actitud racista, de odio y venganza contra el pueblo de esa parte del planeta.

De acuerdo con un balance inicial de varias organizaciones humanitarias y de solidaridad, hasta mediados de noviembre, veintiséis hospitales estaban fuera de servicio, cincuenta y cinco ambulancias habían sido reducidas a chatarra por el fuego sionista. Cifras que se suman a la existencia de unos 13.300 muertos, treinta mil heridos, 3.640 desaparecidos y más de cincuenta instalaciones de la ONU dañadas o bombardeadas.

El 7 de noviembre, un mes después del ataque de Hamás contra el territorio israelí, las tropas de ocupación de ese país efectuaron bombardeos alrededor del hospital Al-Awda, en la población de Tal Al Zaata, al norte de Gaza.

¡Arriba las manos!

El hospital sufrió daños importantes en su estructura y varias ambulancias quedaron destruidas. El director del centro asistencial indicó que resultaron heridos varios paramédicos y personal de salud. También fue atacado el Hospital Indonesio, al norte de Gaza, con un saldo de decenas de muertos y heridos, provocando pánico entre pacientes, varios heridos de bombardeos anteriores que eran atendidos y refugiados que se encontraban dentro del local.

El mismo día, tropas israelíes atacaron los hospitales infantiles Al-Nasr y Al-Ransiti, afectando las salas de atención y destruyendo el banco de sangre de Gaza. Para la misma época, los soldados israelíes cercaron el hospital Ibn Sina, en la ciudad de Yenín, mientras que en la Cisjordania ocupada detuvieron las ambulancias y a personal paramédico. Decenas de vehículos blindados de las tropas israelíes rodearon el edificio, anunció la cadena catarí de noticias Al-Jazeera. El hospital Ibn Sina es una de las instalaciones médicas más grandes del territorio palestino.

Los médicos y personal auxiliar, por orden de las fuerzas de ocupación, debieron abandonar sus guantes de cirugía, la anestesia de los pacientes, las gasas y las agujas de inyección, salir con las manos en alto y concentrarse en un patio, como si salvar vidas, que es su profesión, fuera una actividad criminal.

Parir y marcharse

De acuerdo con previsiones de la agencia humanitaria CARE Internacional, se espera que, este fin de año, en promedio unas ciento sesenta mujeres den a luz cada día en el enclave palestino de Gaza. Pero, en medio de la guerra, varias de ellas se han visto obligadas a someterse a procedimientos de cesárea de emergencia, sin anestesia, lo que eleva los riesgos de muerte materna y neonatal.

Según el mismo reporte, en medio de los bombardeos, las mujeres en trabajos de parto son dadas de alta tres horas después de haber parido, ante la falta de capacidad de los hospitales y las consecuencias del asedio israelí, que les cortó los suministros de agua potable, energía eléctrica, gas y otros insumos de trabajo clínico.

En Gaza hay alrededor de ciento treinta recién nacidos que están en incubadoras y en peligro, ya que esos aparatos no pueden funcionar sin electricidad o combustible para los generadores de energía. El bloqueo impuesto a la población se traduce en falta de agua potable, medicinas, sangre y otros suministros.

Pero el hecho que más ha conmovido a la opinión pública internacional, en esta campaña destructora, es el bombardeo israelí al hospital Al-Shifa, el mayor de Gaza y el mejor dotado, ataque que, finalmente, llevó a su parálisis, en una acción que ha sido calificada como un ‘crimen de guerra’, pues estos espacios se consideran sagrados e inviolables durante los conflictos armados.

Fósforo blanco

El director general del Ministerio de Salud de Gaza dijo: “Las fuerzas de ocupación israelíes están perforando y destruyendo el sótano del complejo, han hecho explotar la farmacia, que se encuentra en el sótano, con todos los medicamentos que poseíamos”.

La agencia catarí de noticias Al-Jazeera anunció que la unidad de cuidados intensivos del hospital Al-Shifa quedó completamente fuera de servicio tras recibir un proyectil de mortero disparado por el Ejército israelí, lo que puso en serio peligro la vida de cientos de pacientes. La ministra de Sanidad palestina denunció, por su parte, que las tropas de ocupación sionistas atacaron el centro asistencial con fósforo blanco, una munición prohibida por las convenciones internacionales que regulan la guerra.

La Organización Mundial de la Salud, OMS, también confirmó el bombardeo contra el hospital más grande Gaza y precisó que no solo fue atacado parte del hospital, sino inmediaciones de otros centros médicos de la zona. “La muerte inevitable se ha convertido en el destino de los pacientes en los hospitales de Gaza, y responsabilizamos a Israel, a las Naciones Unidas y a la comunidad internacional por ello”, dijo Mai al-Kaila, ministra de Sanidad de la Autoridad Nacional Palestina, en una conferencia de prensa en Ramalá, en el norte de la ocupada Palestina.