La propuesta, tema central en la reunión que sostuvo el presidente Petro con los empresarios en Cartagena, ha retomado su vigencia y ha puesto de nuevo el debate. VOZ consultó opiniones de empresarios y líderes sindicales sobre la importancia, los alcances y los objetivos de dicho acuerdo
Redacción Política
Aunque las opiniones se diferencian en cuanto a aspectos de forma y desde los marcos teóricos que defienden, empresarios, académicos y sindicalistas ven en el acuerdo nacional una oportunidad propicia para que en el país se construyan las bases para construir las soluciones a problemas históricos como la educación, la productividad, la tierra y la soberanía alimentaria, el empoderamiento de la economía popular, la inclusión financiera y la inclusión territorial, la transición energética y la descarbonización de la economía con un enfoque territorial dirigiendo las prioridades hacia regiones como el Pacífico, La Guajira y la Orinoquía colombiana.
El acuerdo debe incluir temas de la Paz Total, la implementación del Acuerdo de Paz de 2016 y el respaldo a las reformas a la salud, pensional, laboral y a la educación. La economía debe superar la visiones monetarista, macroeconómica y financista, para recuperar niveles de producción alimentaria e industrial en contextos de garantías de derechos y justicia social.
Este acuerdo debe ser con todos los sectores de la sociedad, los y las trabajadoras de empresas privadas e instituciones públicas, con las organizaciones campesinas, la academia, los empresarios y los partidos políticos, los y las trabajadoras y creadoras del arte y la cultura, con las iglesias y las regiones y territorios del país.
Los ricos se administran solos
Para Guillermo Linero, escritor y columnista de la Fundación Paz & Reconciliación, Pares, “hay que decir que frente a la reunión celebrada el 21 de noviembre entre el presidente Gustavo Petro y los poderosos económicos ─entre ellos Luis Carlos Sarmiento Angulo, Carlos Julio Ardila, Carlos Eduardo Pacheco y Alejandro Santo Domingo─ podemos celebrar el impulso que darán a los programas y reformas del gobierno; pues en ellos no hay sino el propósito de cumplir con este principio advertido por los ricos primigenios: los Estados se administran para el favorecimiento de los pobres, los ricos se administran solos”.
En coherencia con la esencia de la administración y ejecución del contrato social, Linero destaca los puntos tratados en dicha reunión: “la implementación de una educación de calidad que cubra todo el territorio nacional, la inclusión territorial contra las desigualdades regionales, el desarrollo productivo de la tierra y su consideración como riqueza de todos, el desarrollo de la economía popular y la inclusión financiera para acabar la pobreza y hacer más rico a nuestro país; en fin, propósitos que llevan el espíritu de los programas y propuestas de reforma del gobierno actual, como favorecer a los más necesitados y dejar, por fin, de sobrealimentar a un grupo élite de acumuladores”.
El menú servido por el gobierno del cambio
Por otro lado, Alejandro Gutiérrez Casas, asesor fiscal y financiero, destaca que “no es usual en el curioso y extraño régimen político colombiano que el presidente de la República invite, de cara al país, al sector más exclusivo y poderoso de ‘los cacaos’ a un diálogo directo, franco, sincero y estratégico, como el sucedido en días pasados en Cartagena”.
Gutiérrez Casas identifica que el ambiente económico mundial es complejo, que el país tiene urgentes necesidades: “Es inaceptable el empobrecimiento de muchos y el desmedido enriquecimiento de exclusivos sectores sociales sin que estos últimos asuman compromisos fiscales y sociales que amainen la pobreza, estimulen la economía retributiva y permitan que otros sectores participen de creación de riqueza”.
El analista coincide en decir que los temas citados concitan a un gran acuerdo nacional estratégico para garantizar un país comprometido con el pleno desarrollo de sus economías, garantías jurídicas para la libre productividad de la riqueza, derechos sociales concretos en paz y con las seguridades públicas suficientes para alcanzar un mejor nivel de vida.
“Si el presidente logra mantener los indicadores macroeconómicos estables, capotear la posible tormenta económica y alcanzar el acuerdo nacional involucrando a todos los agentes económicos en esta estrategia de productividad y riqueza con sentido social, el Gobierno pasará a la historia como el que, defendiendo la institucionalidad contra falsos agoreros, evitó el salto al vacío como una solución a las crisis”.
La necesidad del acuerdo nacional
Desde la orilla de las centrales obreras, el presidente nacional de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, Fabio Arias Giraldo, recalca que “el estallido social cambió la agenda política y social del país. Quien interpretó esa nueva agenda fue el hoy presidente Gustavo Petro. La incorporó en su programa de gobierno y con ella logró ganar la presidencia y, posteriormente, incorporarla al Plan Nacional de Desarrollo. Esa agenda está representada en los tres grandes ejes definidos por el presidente, a saber: Paz Total, justicia social y ambiental”.
Según el análisis del dirigente sindical, la movilización social hundió la regresiva reforma tributaria de Duque y Carrasquilla y la reforma a la salud de Cambio Radical y de Germán Vargas Lleras. Además, “el gobierno presentó una reforma tributaria progresiva que logra un recaudo de veinte billones de las grandes corporaciones y de los megarricos para la inversión social. Y ha presentado un paquete de reforma sociales, de salud, educación, pensiones y laboral”.
La CUT considera muy conveniente la configuración de dicho acuerdo nacional y esta amplia acción de contactos con los grandes cacaos, el empresariado, los partidos políticos tradicionales y sus diversos dirigentes nacionales, “pues representaría un avance en atender las necesidades más urgentes de la población, como el hambre, la desigualdad, la pobreza, el desempleo y la informalidad, que contribuya a la construcción de la Paz Total, a las exigencias del estallido social y la movilización social”.
Progresismo es desarrollo social y económico
Finalmente, Óscar González Arana, exsuperintendente de Sociedades, excontralor de Bogotá y abogado corporativo, dice que el acuerdo nacional comienza bien: “en el mundo de hoy la empresa, como institución, es fuente de abastecimiento de bienes y servicios para el consumo, motor del desarrollo de las fuerzas productivas, y la más importante fuente generadora de empleo formal. No se puede concebir una sociedad sin empresas públicas y privadas”.
González Arana destaca que el progresismo hoy promueve empresa sólidas, sanas, rentables, prósperas y competitivas, capaces de generar empleo de calidad y fortalecer su contribución al erario. “Es conveniente promover una economía de mercado social, con la activa participación del Estado como actor dinamizador y un empresariado que, dejando a un lado la ideología partidista, se concentre en los resultados y la generación de valor para una prosperidad colectiva”.
“El neoliberalismo promovido por las derechas uribistas conllevó al abandono del campo y un destructor proceso de desindustrialización, afectando el frágil tejido empresarial nacional. Y, vaya sorpresa, es justamente un gobierno de izquierda el que está dando ejemplo de defensa de la empresa nacional, recuperando el mercado venezolano, promoviendo el crédito de fomento, racionalizando las cargas tributarias, incrementando aranceles y abriendo nuevos lazos comerciales con África y China”, agrega el abogado González Arana.
González Arana identifica que “los gobiernos tradicionales nunca convocaron a la oposición de izquierda ni siquiera para escucharla, y el empresariado era un bello jarrón chino, para decorar la escena, mientras lo golpeaban hasta reducirlo al modesto tamaño de hoy. La mayoría de ese empresariado aplaudía su propia hoguera”.
“El reto de las izquierdas es liderar la causa del empresariado nacional, el día que lo logre, el estigma se esfumará para transformarse en un sello de marca registrada: Progresismo es desarrollo social y económico para todos los colombianos”.