Diáspora y feminismo

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Diana Carolina Alfonso
@DianaCaro_AP

Entre el 8 y el 10 de octubre se realizó el 35 Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias de la Argentina en la provincia de San Luis, territorio indígena huarpe, ranquel y comechingón. Con más de 50 mil inscripciones y miles de participantes más autoconvocadas, el encuentro feminista de la Argentina es el más grande del mundo.

En 1986 se organizó en la ciudad de Buenos Aires el primer encuentro de mujeres de la Argentina. La convocatoria interpelaba a una sociedad en crisis económica y social por cuenta de las aventuras de la tercera dictadura cívico-militar encabezada por el general Jorge Rafael Videla.

Miles de personas retornaban del exilio mientras las madres de Plaza de Mayo proseguían la búsqueda de sus familiares desaparecidos. El 24 de diciembre de ese mismo año, en la joven democracia precedida por Raúl Alfonsín se decretaba la Ley de Punto Final que paralizaba los procesos contra los militares responsables del genocidio.

La exorbitante toma de deuda externa de la dictadura dio paso a la hiperinflación que fue aumentando desde 1983 hasta reventar en 1989. El país estaba roto. Como las trümmerfrauen, aquellas alemanas que después del holocausto se dispusieron a levantar Berlín, ladrillo a ladrillo, las mujeres argentinas necesitaban articular estrategias para recomponer las relaciones de solidaridad rotas por el terrorismo de Estado.

Alrededor de mil mujeres de diferentes estratos, partidos, ocupaciones y sindicatos, se encontraron los días 24 y 25 de mayo de 1986 en el teatro San Martín. Desde entonces, la participación y cualificación del movimiento feminista no ha parado de crecer, aunque su pico máximo de convocatoria estuvo sin duda ligado a la demanda por el derecho a decidir en lo que, a la postre, fue denominada la Ola Verde (2016-2019).

En el último encuentro participaron más de cincuenta mil mujeres y disidencias de todo el país. Fue el primero con participación abierta a las disidencias sexuales y de género, y también el primero en tener una convocatoria colombiana en los talleres de migración y antiimperialismo.

El llamado unitario del Pacto Histórico llegó al 35 encuentro de la mano de la militancia feminista colombiana radicada en Argentina. Como mujeres de la diáspora, las militantes del Pacto hicieron un llamado a reflexionar sobre diferentes dimensiones de la coyuntura, entre las que se encuentran la integración regional en momentos de crisis, las formas de territorialización del programa Colombia Potencia Mundial de la Vida, y la participación con perspectiva de género en las instancias de deliberación del nuevo gobierno, como lo son los diálogos regionales vinculantes, organizados por la también feminista y representante de la colombianidad en el extranjero, Carmen Ramírez Boscán, que buscan la construcción del Plan Nacional de Desarrollo (PND) con las iniciativas ciudadanas del extranjero.

Las feministas del Pacto reclaman que se realice un censo internacional que determine la dimensión de la diáspora, y en coherencia exigen la apertura de más curules para la representación de la colombianidad en el extranjero. Este censo postergado durante décadas por el uribismo, permitirá determinar las necesidades de la migración y los elementos más comunes de su vulnerabilidad.

Solo así se podrá pensar en un esquema congruente de políticas públicas que incentiven la permanencia digna en los países receptores, o el retorno con derechos garantizados, como el acceso a la salud y al sistema pensional, la validación gratuita de títulos y estímulos para la inserción laboral.