Davos 2023

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Pietro Lora Alarcón
@plalarcon

Examinar las contradicciones internacionales que tanto afectan a América Latina implica transitar entre lo geopolítico y lo geoeconómico. La interpretación científica de la realidad sugiere comprender la política como forma superestructural con influencia directa en la economía. La conducción y ejecución de alternativas económicas constituyen una decisión política.

Si estas priorizan reconocer el valor social del trabajo en lugar del precio del dinero, entonces la economía gira en función de atender las necesidades humanas. Si es lo contrario, la decisión regularmente oculta las causas reales de la pobreza y la riqueza extrema.

Probablemente alguien dirá que eso no es tan fácil ni automático, por eso volveremos al tema y hoy pedimos licencia para registrar que esas ideas sueltas surgieron a propósito de que comenzó el Foro Económico Davos 2023 con el lema “Cooperación para un Mundo Fragmentado”.

El evento se realiza estando en curso una política de confrontación y guerra organizada y sustentada por sectores neofascistas cuyo instrumento es la OTAN, conectada a una embestida ideológica global, que incluye en la práctica y sin miramientos, el odio y el rechazo a los pobres, a los asalariados y a la civilización.

Esa ofensiva se manifiesta en varios lugares del planeta y su propósito es resolver la crisis a partir de la destrucción, generar inestabilidades, reducir la democracia, golpear la participación del movimiento popular en los gobiernos progresistas, desconocer el derecho a lo más básico que es la alimentación y aumentar los índices de explotación.

Davos diagnostica con el monitoreo del Banco Mundial, elevado a “guardián de la pobreza extrema” para formular las medidas de la meta 1.1. del Plan de Desarrollo Sustentable.

A su vez, Oxfam presenta un informe paralelo sobre la desigualdad, demostrando que después de la pandemia, el 1% de los más ricos del mundo poseen dos terceras partes de toda la riqueza generada desde el 2022, (42 trillones de dólares) y obtuvieron seis veces más recursos que el 90% de la población global. Por primera vez en 30 años, la riqueza y la pobreza extrema crecieron simultáneamente, mientras el capital especulativo atraviesa sin pudor los renglones de energía, sanidad y medio ambiente.

Por eso, si hablamos de pobreza y de pobres hay que decir en alto y buen tono de donde obtienen los ricos su riqueza. En Colombia, donde cerca de 20 millones de personas padecen de inseguridad alimentaria, el “círculo de la pobreza” se proyecta a la precariedad de la salud y el bajo coeficiente intelectual de quienes más la padecen.

Los derechos humanos son interdependientes. Afectando uno, los otros corren riesgo. La propuesta programática del gobierno del Pacto es la distribución equitativa de la tierra productiva y fértil, tornando a los pequeños productores como sujetos de derechos.

En Davos la posición de gobiernos que generan políticas públicas inéditas o donde las sociedades no tienen esa memoria, produce expectativas. Si se apuesta en una renta básica, en Davos se podría apostar por una renta máxima. La Oxfam ha planteado tributar a los más ricos.

Recuerdo que alguien planteó hace un tiempo que lo importante no es solo interpretar el mundo, sino transformarlo. Es crucial explicarle a la gente el origen de la desigualdad. Las personas tienen el derecho elemental de saber por qué no comen. Y eso ayudará a que tal vez entre los y las pobres transformemos el mundo, porque eso no va a salir de Davos.