Ciro & yo… y tú y nosotros

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Mateo Gómez Mendieta (*)

El pasado 9 de abril, se solemnizó el Día Nacional de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas de la violencia en nuestro país. Así mismo, durante esa semana las Madres de Soacha llevaron a cabo una ceremonia en la cual conmemoraron la vida de sus hijos, 15 años después de los asesinatos a manos de agentes del estado.

Dos actos de carácter simbólico que sin duda abogan por el mantenimiento de la memoria histórica de los episodios más nefastos acontecidos en nuestro país durante las últimas décadas. El hecho de no tirarlos al olvido nos permite mantener vivo el recuerdo, no solo de víctimas, sino también de victimarios y sus cómplices.

Ciro Galindo, el protagonista del documental Ciro & Yo realizado por Manuel Salazar en 2018, nos regala una frase certera respecto a la memoria histórica; “perdón si, olvido no”. Una persona que a lo largo de la pieza es el retrato y resumen de la guerra en Colombia, una persona que como el mismo refiere fue victima de todos los actores armados de la guerra –ejército, guerrilla, paramilitares, policía y el mismo Estado– nos ilustra como el único camino para avanzar es el perdón, pero sin dejar en el olvido aquellas víctimas inocentes que cayeron en el fuego cruzado entre los diferentes intereses de los actores de la guerra en nuestro país.

Ciro, una persona que la guerra lo siguió a donde fue, resume a la perfección las consecuencias de la confrontación, no solo a nivel social y físico, sino también mental. Él demuestra una increíble fortaleza, nos cuenta su historia: como sus dos hijos fallecieron, uno asesinado a manos de los paramilitares y otro de manera accidental; su esposa vio deteriorada su salud lo que la llevo a perder su vida y, a su vez –como si el cuadro no fuera suficiente– Ciro fue desplazado de su tierra, algo por lo que nadie en el mundo debería pasar. En Efecto, parafraseando a otra víctima de la violencia en Colombia, el doctor y defensor de los derechos humanos Héctor Abad Gómez: “la única causa de muerte aceptable debe ser la senilidad”.

Ciro es un recordatorio de la deuda que aún debemos saldar como sociedad y la necesidad que tenemos de reparar nuestro tejido social, pues en la polarización creciente que vive el país, Ciro les pone rostro y voz a aquellas historias que la mayor parte de las personas, desde la comodidad de su casa, no conoce y ni siquiera alcanza a dimensionar. Es precisamente esa “comodidad” la que llevo a que en el plebiscito por la paz, hace ya varios años, triunfara el “NO”. En lo personal creo que ese día tocamos fondo como sociedad, ya que le dimos una bofetada a personas como Ciro. Afortunadamente el proceso de paz logró salir adelante, pero dimos una muestra de lo mezquinos que podemos ser frente a las víctimas del conflicto en nuestro país.

Solo quien ha padecido la guerra en carne propia no quiere volverla a vivirla, el resto desde la comodidad y seguridad que le brindan sus apartamentos y pent-houses en Miami o en las grandes ciudades de nuestro país, la piden a gritos. Hoy como sociedad tenemos una deuda por saldar, con Ciro y las demás víctimas. Ya no debemos pensarlo como Ciro & Yo, sino como Ciro, yo, tu y nosotros.

(*) Psicólogo FULL. Especialista en salud y desarrollo humano UCMC. Maestrando en desarrollo Humano UCMC