48 años de resistencia y sueños sembrados

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Nuri Martínez

La Federación Nacional Sindical Agropecuaria (Fensuagro) levantó su voz en el Congreso de la República al celebrar 48 años de historia, tejidos con sudor, resistencia y esperanza. Décadas de lucha incansable por una Reforma agraria integral, la dignidad del campesinado y la justicia que la tierra reclama.

La Federación es raíz y semilla sembrada en 27 de los 32 departamentos de Colombia, 111 organizaciones de base afiliadas y unidas por un propósito común. Su acción se extiende más allá de las fronteras, pues es parte de la lucha global del campesinado, pionera y hermanada con La Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) y La Vía Campesina, plataformas y organizaciones internacionales que han sido pilares en la construcción de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y personas que trabajan en zonas rurales.

No ha sido una historia fácil. Desde sus inicios, ha sido criminalizada y estigmatizada, acusada de ser el brazo político de unos y ahora de otros, con el fin de silenciar su lucha. Asesinadas, desaparecidos, desplazadas; organizaciones de base desarticuladas por la violencia. Pero aquí sigue de pie, como la semilla que germina en la adversidad.

El momento que vivimos es crucial. El reconocimiento del campesinado como sujeto político en Colombia representa un hito para celebrar, pero la verdadera prueba está en su implementación. Existe esperanza de que el Sistema Nacional de Reforma Agraria, dormido durante casi 30 años, pueda finalmente ser reactivado bajo el liderazgo del actual Gobierno. Este sistema, puede saldar una deuda histórica con el campo y construir una economía campesina y popular, siempre que cuente con la participación de quienes viven y trabajan la tierra.

Los planes para 2025 son esperanzadores: distritos agrarios, estabilización de fronteras agrícolas, transformación productiva del campo y políticas que priorizan la producción de alimentos, guiados por principios de agroecología y soberanía alimentaria, respetando las voces y los saberes de nuestras comunidades.

La reparación integral para el campesinado víctima del conflicto armado no puede ser una promesa. Las organizaciones exigen el reconocimiento del proyecto político, de sus vidas dedicadas a la Reforma agraria y los derechos de quienes trabajan la tierra. Reparar es devolvernos la dignidad, el acceso al agua, la tierra, la justicia y la educación.

En el contexto internacional, Fensuagro sigue plantando semillas, como las próximas COP o en el espacio que nos espera con el Centro de Cooperación Internacional en Investigación Agrícola para el Desarrollo (CIRAD), que se reunirá en nuestro país. El mensaje es claro: enfrentar la crisis climática pasa por redistribuir la tierra y fortalecer la producción campesina, antítesis del modelo agroindustrial que acelera el calentamiento global. Fensuagro abraza la agroecología y la soberanía alimentaria como el modelo que enraíza su identidad campesina y se enfrenta al agronegocio que destruye vidas y territorios.

Con 48 años de lucha, Fensuagro sigue exigiendo al Estado colombiano protección y garantías para los derechos del campesinado, así como su reconocimiento como constructor esencial de este país y sembradora de justicia y esperanza.

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