Siria, preguntas pendientes

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Federico García Naranjo
@garcianaranjo

Con motivo de la sorprendente ofensiva relámpago del grupo salafista Hayat Tahrir al-Sham, HTS, que provocó la desintegración y caída del gobierno de Bashar al-Assad en Siria, casi todos los medios corporativos de comunicación se apresuraron a imponer la idea de que se trataba de una buena noticia: “rebeldes” que derrocan a una “cruel dictadura”. Según ese enfoque, llegaban a su fin 53 años de represión y autoritarismo y se abría paso la democracia.

El líder del HTS, Mohammad al-Golani, un peligroso terrorista fundador del frente Al-Nusra (franquicia de Al-Qaeda en Siria) y responsable de numerosas atrocidades durante la guerra civil en ese país, es presentado como el “líder de la oposición moderada”. El HTS es un grupo fundamentalista, heredero del Estado Islámico y Al-Qaeda; es mostrado como el “ejército rebelde”. Una avanzada militar islamista apoyada por Turquía, Israel y Estados Unidos es presentada como un “levantamiento popular”. Y todo así.

Lo cierto es que el gobierno de al-Assad y el Ejército Árabe Sirio, EAS, prácticamente se desintegraron. Los leales al Gobierno empezaron a huir y las ciudades fueron rindiéndose una a una sin resistencia. Tras más de una década de guerra civil y a pesar de la ayuda rusa, la capacidad del EAS estaba muy mermada y no estaba en condiciones de repeler la ofensiva islamista, esta sí bien armada, entrenada y motivada.

Se cierra un ciclo histórico. La experiencia nacionalista laica árabe termina con la desintegración de la República Árabe Siria. El fin del baasismo, como “socialismo con características árabes”, abre paso a un discurso ultrareligioso y ultraconservador pero complaciente con los intereses de Occidente en la región. Duro y violento para reprimir a la gente, sin embargo, dadivoso con los valedores extranjeros. A fin de cuentas, siempre se trató de eso, nunca de libertades ni de derechos humanos.

Quedan preguntas inquietantes. ¿Por qué fue tan rápida la caída del régimen? Es cierto que el EAS estaba golpeado, pero se suponía que contaba con el apoyo de tropas rusas y podía prever una escalada de esta magnitud. Sin embargo, los rusos no se movieron, las tropas iraquíes no entraron, los kurdos observaron, Hezbollah tampoco se movió. ¿Hubo una conspiración de altos mandos del régimen sirio, empezando por el primer ministro, para entregar el poder? ¿Quién dio la orden de retirada del EAS en los puntos más estratégicos? O, al contrario, ¿no hubo tal orden y la retirada fue espontánea?

Se ha afirmado con insistencia que la decisión rusa de no intervenir en defensa del gobierno sirio ha obedecido a acuerdos secretos entre Putin y Occidente. Según esta versión, Ucrania se rendiría entregando Crimea y el Donbass, a cambio de que Rusia conceda el territorio Sirio. ¿Es eso cierto?

Finalmente, la pregunta más dolorosa. Roto el eje de la resistencia y vistas las dificultades que ahora se presentan para el abastecimiento militar de Hezbollah y de Hamás, ¿quién va a detener el genocidio? ¿Qué va a pasar con Palestina? ¿Nada? ¿En serio?

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