O nos organizamos o desaparecemos

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Fernando Enríquez
@EnriquezDaFer

Ha comenzado un nuevo escenario electoral en el país y las apuestas de la alternatividad se centran en el Pacto Histórico. Estas elecciones están contempladas para que el proyecto político del Gobierno del cambio se consolide en una perspectiva de sociedad y de intereses nacionales en los que caben toda la diversidad que el país posee.

Comprender esa diversidad de país y articularla en un proyecto político es la tarea del Pacto Histórico, que más allá de la unidad de partidos de izquierda, democráticos y progresistas, es la creación de un bloque democrático multipartidista, plural, multicultural de gran convergencia en la que nadie sobra y que el interés por la democratización del país consoliden la paz y la justicia social como los pilares para una nueva era en la historia republicana del país.

En todas las regiones del país los liderazgos sociales que no tiene militancia partidaria, pero si trabajos comunitarios fueron los llamados a ser los abanderados de la democratización. Nunca antes habíamos tenido las circunstancias tan favorables para llegar a ser gobierno en lo local. Tal vez el entusiasmo y la emoción llevó a despistarse del objetivo central y se le dio cabida al sectarismo y a desconocernos entre propios. Por otro lado, las directivas de los partidos del Pacto Histórico no fueron tan cercanas a las regiones sobre todo en los pequeños municipios donde se necesitaba de acompañamientos en la mecánica del proceso electoral.

No podemos hacer avances si no existe autocrítica, los reclamos de los líderes y lideresas sociales que se quedaron por fuera de las inscripciones no se pueden invisibilizar, tienen todo el derecho de hacer manifiesto su descontento, como es deber el reconocer errores por parte del Comité Político Nacional del Pacto Histórico al no descentralizar las dinámicas de definición y agilidad en el proceso de acreditar candidaturas.

Nariño fue uno de los departamentos en donde más municipios no pudieron inscribir candidaturas por la premura del tiempo. El caso particular de la lista a Juntas Administradoras Locales en la ciudad de Pasto es muestra de ello y así mismo en otras regiones del país. Hay que mantener la construcción de este proyecto con las candidaturas del Pacto, ser gobierno regional y entender que este proceso no puede verse limitado en purismos y cualidades personales, sino que debe ser lo suficientemente atractivo para que se llene de esa diversidad que busca un cambio y perspectiva de futuro.

Una decision podría ser clave en futuros procesos, descentralizar las decisiones en la direcciones juntas o voceros territoriales de los partidos que componen el Pacto Histórico. No es lógico que una lista a las JAL, tenga que llevar las firmas del nivel nacional. Las JAL, los concejos de municipios, y los y las candidatas a alcaldía menores y de municipios pequeños, puede y deben ser definidas, organizadas y firmadas por voceros territoriales. Bajarle al centralismo no es solo referido al poder del gobierno y el Estado, también nuestros partidos debemos asumir y ser consecuentes con la predica.

Reconocer desaciertos, trabajar en repararlos, dar explicaciones de lo sucedido, mantener el llamado a la unidad más en lo político que en lo retórico y apoyar a quienes por un enredado proceso administrativo no pudieron hoy ser candidaturas pero que sin duda son el soporte y reserva democrática del país.