La gramática de la inclusión

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Manuel Antonio Velandia Mora

Reflexionar sobre el lenguaje y la exclusión con motivo del 23 de abril “Día de la lengua española” debe conducirnos a hacer conciencia de que, incluir en el lenguaje a todas las personas de la sociedad es una ardua empresa intelectual que, no debe ser fetichizada como liviana o reduccionista. Es un dispositivo contra-hegemónico de tipo creciente, para pensar el mundo, los derechos humanos y los derechos sexuales de todos los seres humanos.

Sexismo lingüístico y exclusión social

Siguiendo a Sergio Bolaños Cuéllar en su artículo “Sexismo lingüístico: aproximación a un problema complejo de la lingüística contemporánea” (Forma y Función vol. 26, n.º 1 enero-junio del 2013. Bogotá), en el núcleo de toda lengua se encuentra la gramática, que está conformada por la morfología (las categorías gramaticales y la estructura de las palabras) y la sintaxis (el orden de las palabras en la oración). En la periferia se encuentra el léxico de la lengua. En la historia y evolución de las lenguas es claro que cualquier cambio nuclear estructural toma bastante tiempo en ser aceptado por las personas hablantes de la lengua y por la institucionalidad de quienes desde la Academia «velan por que la lengua española, en su continua adaptación a las necesidades de los hablantes, no quiebre su esencial unidad».

La gramática es el conjunto de reglas del lenguaje que regulan el uso de una lengua determinada, tanto como la composición y organización sintáctica de las oraciones. También se denomina gramática a la ciencia que se dedica al estudio general de estos elementos. la Lengua Española debe ser una oportunidad para promover valores de equidad, igualdad y respeto a la diversidad dentro de la ciudadanía colombiana, contribuyendo a la construcción de una sociedad más incluyente y justa.

Pretender imponer un cambio lingüístico mediante una norma lingüística prescriptiva (deber ser del lenguaje), ajena al uso real que hacen los hablantes de dicha lengua, no deja de ser un ejercicio de política lingüística las más de las veces infructuoso.

El lenguaje puede reflejar y preservar las estructuras sociales e influenciar el modo en que se percibe la realidad (Parks & Roberton, 1998). La RAE considera que el «lenguaje inclusivo» es un conjunto de estrategias que tienen por objeto evitar el uso genérico del masculino gramatical, «mecanismo firmemente asentado en la lengua y que no supone discriminación sexista alguna».

Considera Bolaños que el tema del sexismo lingüístico es complejo porque involucra factores que no son de índole estrictamente lingüística. Tiene que ver con la agenda política de los grupos feministas y de otras minorías sexuales, en especial aquellas que han hecho una construcción contra-hegemónica del binarismo y el género, quienes ejercen presión en la sociedad y exigen un reconocimiento, una visibilización cada vez mayor de las personas que han sido víctimas constantes de discriminación y violencia física y simbólica.

Por supuesto, a la Academia de la lengua española el reconocimiento de las múltiples identidades, no identidades y post identidades no le interesa porque no piensa en el valor que poseen los cambios culturales, sociales, sexuales y políticos, sino que se plantea en una posición sexista y excluyente en la que nunca les otres son posibles en el lenguaje. Son cuestiones políticas el sesgo cultural e ideológico, las relaciones de poder que pesan sobre las reglas gramaticales y la elección de las palabras.

Los principios del pluralismo y tolerancia (más correctamente del respeto y la solidaridad) en cualquier democracia no siempre son inofensivos o indiferentes, el ejercicio del derecho fundamental de la libertad de expresión resulta, con toda evidencia, contrario al principio de proporcionalidad cuando se trata de personas, porque estas gozan del atributo exclusivo de la persona, que es el honor.

Lenguaje incluyente para ser inclusivo

En el X Seminario internacional de Bioética: Bioética y sexualidad, organizado por el Programa de Bioética y sexualidad, en la ponencia y posterior artículo: “Las identidades móviles de los, las, les seres” el colombiano Manuel Antonio Velandia Mora aportó a la gramática de la inclusión, el uso del pronombre “les” y dígrafos inclusivos: introdujo en 2004 «œ/ Œ», «æ/ Æ», y «ᴔ» para incorporar los géneros no binario y fluido en la escritura. Esto se ha utilizado en prensa escrita, traducciones al castellano en plataformas de contenido audiovisual y en otros tipos de publicaciones.

El lenguaje incluyente para ser inclusivo es una forma de comunicación que busca evitar la discriminación y promover la igualdad de género, así como la inclusión de todas las personas en el lenguaje. Se basa en la idea de utilizar un lenguaje que reconozca y visibilice a todas las identidades y géneros, evitando los estereotipos y promoviendo un lenguaje más respetuoso e igualitario. El lenguaje inclusivo ha ganado relevancia en los últimos tiempos como una herramienta para luchar contra la exclusión y la discriminación, y promover una sociedad más justa y equitativa.

Su objetivo principal es evitar el uso del género masculino como genérico y utilizar expresiones y términos que reconozcan la diversidad de identidades y géneros existentes. Esto implica utilizar lenguaje no sexista, como desdoblamientos y alternativas lingüísticas, y también incluir pronombres no binarios. El binarismo divide y polariza a la sociedad. El lenguaje inclusivo busca promover la equidad de género y construir una sociedad más justa y equitativa en la que todas las personas sean reconocidas y respetadas en el lenguaje.

El lenguaje es tan rico como la diversidad, podemos referirnos al otro, otra, otre, aquellas/œs, a todos/æs, aceptando que no hay una respuesta única e inamovible sino múltiples posibilidades lingüísticas para la escritura y la oralidad.

Pronombres incluyentes

Se recomienda preguntar directamente a la persona con qué pronombre desea ser comunicada, su respuesta es la base para la comunicación con ella. Con ello logramos hacer realidad que el otro/ læ otræ sea auténtico/æ otræ, sus derechos no serán importantes y la violencia LGTBIfóbica, incluso aquella que se considera una manifestación “sutil” del odio, dejará de ser el pan que envenena cada día.

Ignorar los pronombres siendo consciente de que con su uso las personas se sienten reconocidas en sus derechos es una manera de agredirles e irrespetarles e incluso de invisibilizarles, como si no existieran. Obligarse a usar los pronombres de manera inclusiva demuestra respeto, les hace sentir validades y que se sientan plenamente incluides; en especial porque lo que no se nombre no existe.

Para referirnos a personas no binarias y/o de género fluido y escribir sobre elles, además del pronombre “elle”, deben utilizarse desinencias, es decir, terminaciones neutras de sustantivos y adjetivos. Los sustantivos, por ejemplo, “niñe”, “compañeres” y “novie” se acompañan del artículo “le” y “les” (le niñe, les compañeres, le novie), y en el caso de los adjetivos sería “pequeñe” o “enojades”, de manera que al final quedaría “le niñe pequeñe” y “les compañeres enojades”. La “e” no aplica a los nombres propios ni a los objetos; no decimos “les carres”, tampoco “Manuele”.

Algunas feministas se han quejado, y con razón, del uso de “todes” o de “les” para referirse a la totalidad de las personas. En Colombia, la feminista e investigadora Florence Thomas pidió en febrero de 2021 hacer mejor uso de palabras del lenguaje inclusivo, solicitó usar ‘todas, todos y todes’, para no excluir a la mujer y no invisibilizar sus luchas.

Se pueden usar palabras con las que se elude o no se especificar el género de las personas con las que no nos comunicamos.  Por ejemplo, en vez de decir: Los/as/es ciudadanos as/es o los/as/es funcionarios/as/es, podemos decir la ciudadanía, el funcionariado.

“Las reglas de la lengua inclusiva están por inventarse: estemos a favor de ayudarle al español a que nos relate con mayor justeza a todos y a todas”, propusieron (Valcárcel & Berman, 2018/21/10) en el “Manifiesto de Monterrey por una lengua viva”.

En Colombia, con motivo del 23 de abril “Día de la lengua española, el Grupo de Enfoque de Género y Diversidad del Ministerio del Interior reconoce al idioma como un reflejo de las transformaciones sociales, culturales, económicas y políticas que se producen. Es así como afirma que “el léxico construye y plasma la realidad”.

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