Manuel Antonio Velandia Mora PhD
La Marcha marica de Bogotá ha cambiado considerablemente entre lo que
sucedió el año anterior y lo que se ha programado para este 2024. La primera, en
1977, fue eminentemente política, se había logrado la despenalización de la
homosexualidad en el Código Penal colombiano y había caído el Estatuto de
seguridad de Turbay con el que se negaba el derecho a la reunión y a la protesta
política. En 2023 en la celebración de los 40 años de la marcha la alcaldesa
Claudia López decidió cambiar el punto de llegada de la marcha de la plaza de
Bolívar al parque Simón Bolívar, esto cambió todo el sentido político LGTBQ+ y
transformó el evento en un acto cultural con un gran sentido turístico para la
ciudad.
Este año se ha dado una transformación en la conformación de la Mesa LGTBI de
Bogotá, la nueva Junta directiva decidió recuperar dicho sentido político y regresar
nuevamente a la plaza de Bolívar. Esta decisión Implicó perder una serie de
apoyos institucionales como también el número de personas participantes.
Evidentemente al ya no tener cantantes con reconocimiento internacional en la
tarima, habrá mucho menos simpatizantes y en consecuencia se evidenciará la
presencia mayoritariamente exclusiva de personas de los sectores LGTBI y de las
diversidades de géneros y cuerpos.
Este cambio de perspectiva y de sentido de la marcha por supuesto ha traído
consigo una serie de diferencias políticas al interior de los sectores sociales
LGBTIQ. Las discusiones se incrementaron en la medida en que “En Bogotá se
puede Ser” de la Secretaría Distrital de Planeación, Dirección de Diversidad
Sexual, Poblaciones y Géneros se ha restado el apoyo de como se había venido
haciendo en oportunidades anteriores. Este año la tarima ha sido felicitada por la
administración distrital y no por en “Bogotá se puede Ser” y en una falta de sentido
político y desconocimiento el equipo del alcalde “sugirió” que éste estuviera en
algún momento en la tarima diciendo algunas palabras, aun cuando se recalca
que no fue presentado como requisito.
Con este despropósito el descontento se incrementó. Para cualquier persona
ciudadana bogotana ya sea que esté a favor o en oposición de la administración
del distrito, es indiscutible que hay principios elementales que no se negocian
como las libertades, el ejercicio y derecho legítimo a movilizarse en el espacio
público, el ejercicio de autonomía y libertades para decidir quién está o no en
tarima. La decisión de que el alcalde esté presente es algo que solo el movimiento social debe resolver y para eso hay vocerías representadas en quienes organizan
la Marcha.
Cabe recalcar que, en los 40 años previos de la marcha, ningún mandatario
solicitó estar en la tarima y que ninguna persona funcionaria del gobierno distrital
se había atrevido a imponer o sugerir la presencia en tarima de un alcalde de la
ciudad. La sola solicitud de por sí es arbitraria y desmedida, atenta contra la
autodeterminación, dado que en función del Decreto 053, la Mesa de Trabajo
LGBT de Bogotá, es la única instancia de participación que lidera la misma
marcha.
Las instituciones y funcionarios en Bogotá desde el 2004 han estado al servicio de
las Ciudadanías LGBTIQ, han mostrado su voluntad en procura de garantías de
derechos para las personas de los sectores sociales LGBTIQ y movimiento
marica, pero este año el cambio político en el Gobierno de la ciudad ha
significado, evidentemente, cambios sustanciales en la dirección de “En Bogotá se puede Ser” con relación al alcalde y su presencia.
El hecho de que en el trazado de la Política pública de la ciudad prácticamente
han desaparecido los derechos de los sectores LGTBI y de las diversidades de
géneros y cuerpos ha exacerbado a los sectores LGTBI y por supuesto hecho
evidente el desacuerdo con el alcalde y sus políticas, siendo esta la razón principal
de la negativa de la ciudadanía a la presencia del alcalde.
El pasado 22 junio 2024 la Mesa de Trabajo LGBT de Bogotá expidió con
respecto a la solicitud del equipo del burgomaestre un comunicado a la opinión
pública, que dice en su numeral 5: Se destaca que, de requerir la administración
distrital en cabeza, del Alcalde Mayor de Bogotá, Carlos Fernando Galán la
palabra en el cronograma de la MARCHA LGBTI 2024 “NADA QUE CURAR
UNIDAS/ŒS EN MEMORIA”, la Mesa de Trabajo LGBT de Bogotá, coordinará en
conjunto con la administración, que dicha palabra se constituya en compromisos
con la ciudadanía plena, las marchas diversas y la ejecución de la Política pública
LGBTI de Bogotá CONPES 016.
Haber dejado las puertas abiertas a la presencia del alcalde por supuesto trajo
consigo un mayor descontento de la ciudadanía quien ha expresado su total
desacuerdo con el ya citado numeral 5. La marcha no puede convertirse en la
tarima política para un alcalde en cuyos planes de acción nuestros derechos no
existen. Cabe señalar que en el concejo de Bogotá se retiró en el texto definitivo
del Plan de Desarrollo Distrital lo que se había logrado y conciliado entre la
ciudadanía y algunas de las personas que son concejales.
Perder nuestros derechos tendrá un altísimo costo político. El ascenso de las
derechas fundamentalista y la negación de los derechos de las personas de los
sectores LGTBI y de la diversidad de géneros y cuerpos ya se ha hecho presente
en el Concejo de la ciudad. La merma de derechos es una traición si después de
20 años no estamos en el Plan Distrital de Desarrollo. Desde la administración de
Lucho Garzón hasta la de Claudia López que, a pesar de ciertas subidas y
bajadas, siempre estuvimos presentes con programas, metas, indicadores
contundentes.
Está bien bajarse los calzones ¿Pero por una tarima? en especial si había
alternativas, es un interés por lograr prebendas es una manifestación de servilismo
a los dueños del poder, una pérdida del sentido político. Si vemos la publicidad de
“En Bogotá ya no nos dejan Ser”, pareciera que ellos son quienes organizan las
tres marchas de la ciudad y no la ciudadanía.