La esperanza existe y es antifascista

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Paola Gallo

El fascismo es una fuerza que habita el sistema capitalista desde sus orígenes, y que recupera visibilidad cuando la crisis de la acumulación pone en riesgo su existencia. Su acción se manifiesta destruyendo las herramientas civilizatorias alcanzadas por la humanidad, porque donde no hay humanidad, solo hay cosas sujetas de apropiación.

Allí radica el supremacismo blanco que lo constituye, el racismo que usa al Estado según sus necesidades de apropiación y aniquilación, pues se aniquila para apropiárselo y ponerlo al servicio de sus intereses. El capitalismo nació del barro y la sangre del colonialismo, en el que se sembró el ADN fascista.

El fascismo es el hada madrina del capitalismo, es su legión de fuerzas ocultas pero existentes que son llamadas cuando no hay más lugar para las fuerzas de la emancipación, porque su avance implica un riesgo real para las poquísimas personas dueñas del mundo, de perderlo todo, a manos de sus antagonistas. La guerra es su estrategia; eso explica por qué el sistema capitalista vive de la rentabilidad de la guerra.

Ahora bien, ¿Qué es el antifascismo? Es la fuerza humana que permitió derrotar al fascismo y construir la herramienta de los derechos humanos en defensa de la humanidad. Nació de la solidaridad internacionalista, el proyecto humano que piensa en términos universales a las personas y a la vida en el planeta. Me atrevo a afirmar que el antifascismo es la fuerza en defensa de la humanidad que inspira y construye los derechos humanos.

Fue la victoria contra el fascismo, que celebra sus 80 años, la que permitió la creación del sistema de los derechos humanos como proyecto de humanidad.

Así pues, ¿por qué el comunismo y las mujeres son los enemigos número uno del fascismo? Las mujeres somos quienes reproducimos la vida, no solo procreando, también lo hacemos cuidando de ella.

El capitalismo nunca se ocupó de cuidar de la humanidad, oprimió a las mujeres de tal forma que solo pudiesen ser reproductoras de vida, una vida destinada en el sistema a la explotación.

La lucha de las mujeres por ser personas en términos universales y no solo a los fines de la reproducción humana, es una lucha profundamente antifascista y anticapitalista; luchar porque exista un sistema que ordene la vida en la sociedad para que el cuidado no sea el yugo de las mujeres y siga siendo la actividad de humanización más importante que hacemos como especie, sin que genere opresiones, es construir libertad. Un sistema de vida de cuidados humanos para la liberación de la humanidad.

Por esa razón, el fascismo ataca a las mujeres que luchan por una humanización emancipadora. Un sistema de cuidados para la emancipación humana es un proyecto de vida antifascista. Colombia nos llena de esperanza, al anunciar la creación del programa para cuidar de los niños y niñas víctimas del fascismo en Gaza, en territorio colombiano. La esperanza infinita existe y es antifascista, y es nuestro deber defenderla.

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