Alfonso Castillo
El martes 12 de septiembre del año 2025, el gobierno norteamericano dio a conocer la medida de Adel entramado golpista o golpe blando, que desde distintas instancias del bloque de poder colombiano, con el apoyo de sectores de la derecha Norteamericana, se promueve en contra del gobierno democrático y constitucional de Gustavo Petro.
Reconociendo las implicaciones que esta descertificación implica para Colombia, es bueno tener presente varios aspectos a la hora de hacer los análisis y seguir haciéndole juego a las voces que se suman contra el gobierno progresista, democrático y constitucional de Gustavo Petro:
Primero, quien descertifica es el Estado donde se registran los mayores niveles de consumo de sustancias psicoactivas en el mundo. Segundo, nadie le otorgó a Estados Unidos, la facultad para certificar quién está comprometido en la lucha antidrogas y quién no. Este tipo de comportamiento reitera, que el gobierno norteamericano se cree el emperador universal, o el super policía del mundo.
Nada se conoce de acciones emprendidas en el “imperio” para atacar los altos índices de consumo de sustancias psicoactivas, tampoco para enfrentar el lavado de activos, ni mucho menos, para depurar los organismos como la DEA, con fuertes implicaciones, según múltiples denuncias, con redes del narcotráfico en el mundo.
Esta descertificación se hace como castigo político al gobierno de Gustavo Petro y se hace a partir de las “proyecciones de producción/exportación de cocaína”, sin tener en cuenta, las cifras reales, que presenta el gobierno colombiano de toneladas incautadas y las acciones concretas para detener a los carteles del narcotráfico.
El gobierno gringo con ínfulas de “reyezuelo” está desatando un poder descontrolado que está desarrollando en su propio territorio, limitando las libertades democráticas contra aquellos que se opusieron a su proyecto neofascista, hoy restringe y castiga a quienes lo critican y a quienes se oponen a su modelo autoritario al interior del país.
A nivel internacional, USA trata de configurar un neofascismo que impone, a los países con los que tiene diferencias políticas, arbitrarias sanciones como el aumento de los aranceles, incluso desafiando los propios términos que el orden neoliberal había diseñado en materia arancelaria y de regulaciones comerciales.
Estas medidas, responden al temor gringo por el desarrollo comercial y económico de China, y los BRICS, que se han convertido en alternativa comercial y de relacionamiento político y pone en cuestionamiento la “supremacía” que durante décadas impuso militar y económicamente USA.
Corren nuevos tiempos y esta arbitrariedad, al que estaba acostumbrado Estados Unidos, se está derrumbando, el mundo ha cambiado y no acepta imposiciones, la descertificación debe ser replanteada y avanzar en la reconfiguración de un nuevo orden político, económico y social basado en los principios del respeto, soberanía de los pueblos, democracia y relaciones económicas equitativas.