Jaime Cedano Roldán
La semana pasada en Colombia fue agitada y tormentosa. El Senado de la República en forma torticera y fraudulenta le daba carpetazo a la Consulta Popular propuesta para la recuperación de derechos laborales cercenados por el uribismo, y para conquistar otros nuevos en beneficio de sectores históricamente excluidos.
En Pekín se producían tres hechos de trascendencia económica y política: se realizó la Cumbre entre la República Popular China y la Celac ─organización regional presidida por Gustavo Petro─, Colombia adhería al proyecto de la Ruta de la Seda e iniciaba el proceso para ingresar al sistema bancario de los BRICS. Para completar el cuadro semanal, en el juicio al expresidente Álvaro Uribe sucedían episodios dignos de una película de Al Capone.
Colombia no había presenciado un hecho como el sucedido en el Congreso con ocasión de la votación de la Consulta Popular, aunque es conocido el deterioro de los debates por la presencia de un sector parlamentario experto en gritos y pataletas, y por la obstruccionista estrategia de la oposición.
En la sesión de marras, la vieja clase política mostró que no tiene escrúpulo alguno en hacer sus trapisondas en vivo y en directo para todo el país. Lo hizo en alianza con el delfinato político de la aristocracia bogotana y con clanes políticos de algunas regiones, con hegemonía de la corrupción.
Mientras tanto, en China, el presidente Gustavo Petro tomaba decisiones que espantaron al cipayato nacional, subordinado incondicionalmente al Tío Sam y temeroso de los regaños de Trump. Resulta paradójico que los furibundos ideólogos del libre mercado y promotores de los llamados Tratados de Libre Comercio, que de libertad poco o nada tienen, se oponen a que Colombia amplíe sus fronteras comerciales.
Nuestros libertarios defienden el comercio tutelado por los gringos, y para beneficio de ellos, con la misma pasión con que el ahorcado defiende la cuerda que lo asfixia. Pero Colombia ya es parte del arrollador proyecto liderado por China de la Ruta de la Seda y ha iniciado el proceso para integrarse al banco de los BRICS.
Y si este escenario semanal no fuera ya tan controvertido, se sumaba el largo juicio contra Álvaro Uribe por la presunta manipulación de testigos y sobornos. Seguía turno del largo centenar de testigos llamados por la defensa del expresidente. Nunca en tan corto tiempo, en ningún juicio en el mundo, habían desfilado como testigos tantos bandidos y delincuentes unidos por una misma causa, pero sumidos en contradicciones, falsedades y enfrentamientos entre sí.
La convulsa semana cerró con la realización de Cabildos Populares en todo el país, en los que el movimiento social y político discutió estrategias para la organización y movilización popular. El fin: defender la consulta, consolidar la unidad, fortalecer los procesos organizativos de base y proyectar una perspectiva de poder popular que apueste por amplias alianzas políticas hacia las elecciones de 2026.