Tierras para quien las trabaja

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Pablo Oviedo A.

El 4 de junio de 2025, la Agencia Nacional de Tierras, ANT, hizo presencia en Puerto Boyacá y entregó a varias asociaciones la importante cantidad de 245 hectáreas de tierra, con las que se beneficiarán muchas familias campesinas.

Luego, en el marco de la Asamblea campesina en el mismo municipio, la ANT anunció la entrega de más de 4.000 hectáreas en el Magdalena Medio, que beneficiará a más de 300 familias; en total, serán 17 predios para parcelar y entregar. Entre estas tierras, está la Hacienda La Fe, donde en los años 80 Jair Klein, el mercenario israelí, tuvo su campo de entrenamiento de grupos paramilitares. Uno de sus destacados fue General Farouk Yanine.

Los territorios que en un pasado se usaron para enseñar y perfeccionar técnicas de guerra conducentes a masacrar y asesinar personas, a campesinos y personas que luchaban por sus derechos, ahora serán utilizados para sembrar bienestar, economía, esperanza y futuro por medio de los cultivos, gracias al gobierno del cambio.

Las tierras que una vez fueron escenario de alianzas macabras entre narcotraficantes y paramilitares, hoy se proyectan como parte del futuro agrícola del Magdalena Medio. En un hecho sin precedentes, estas tierras serán entregadas a los campesinos como forma de reparación por haber sido víctimas del conflicto armado interno.

Desde hace más de cuarenta años, todas estas familias, que obtendrán el beneficio, esperaban que el Estado interviniera y devolviera lo que les pertenecía, pero todos los anteriores gobiernos hicieron caso omiso a sus reclamaciones. Esa reivindicación solo ha podido materializarse en el actual Gobierno preocupado por hacer transformaciones sociales y económicas vigorosas, tendientes a mejorar las condiciones de vida de los marginados y violentados. Ha sido posible también por la Red de organizaciones sociales, campesinas, étnicas, agrícolas y rurales.

Por fin, estas tierras serán utilizadas para el progreso. Dejarán de ser usadas para cultivos ilícitos o como campos de entrenamientos del terror. Ahora serán para la siembra, contribuirán al futuro agrario del país, como parte de la solución al preocupante problema alimentario.

La recuperación de tierras en Ojo de agua, La Herradura y Alto Bonito ─que estuvieron en manos del señalado paramilitar de las AUC, alias don Mario─ serán destinadas a quienes realmente saben hacerlas producir vida. Lo mismo ocurrirá con la hacienda El Bombay, de 640 hectáreas, que perteneció a un miembro del frente 47 de las extintas FARC-EP.

Las diversas asociaciones expresan su agradecimiento y satisfacción porque sienten que el gobierno del cambio está cumpliendo sus promesas. Hoy, el panorama en el Magdalena Medio ─y, en especial, en Puerto Boyacá─ es esperanzador. Sus campesinos, que solo anhelan trabajar la tierra, ahora podrán hacerlo con propiedad, seguridad y dignidad, aportando al progreso del país. Cultivar sin zozobra, en condiciones de tranquilidad, también es una forma de construir la Paz Total.

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