Pablo Oviedo A.
La consulta interna del Pacto Histórico (PH), en la que el pueblo escogió al senador y defensor de Derechos Humanos Iván Cepeda Castro como candidato único a la presidencia, pese a las trampas y la mala leche de la Registraduría Nacional del Estado Civil, que sin asco y sin pudor, no ocultó sus torcidas intenciones para que dicho certamen fracasara.
El Progresismo se alzó con 2.736.620 votos a nivel nacional que, sin estar en elecciones, fue más de lo esperado y ello constituye un campanazo de alerta para la oposición, que deben estar muy preocupados al ver dichos resultados. El PH debe enfilar y afilar sus baterías para multiplicar los votos en la contienda en el marco del Frente Amplio en marzo del 2026.
En el caso concreto del municipio de Puerto Boyacá, donde durante más de 30 años solo ganaba la derecha y los partidos tradicionales, se viene dando el despertar de la gente de este pueblo y de sus alrededores en pro de la búsqueda de una alternativa distinta a la de los oligarcas enquistados en el poder durante varias centurias.
Hay un crecimiento de la conciencia popular, lo que se evidencia con los resultados del pasado 26 de octubre, pues en las elecciones del 2018 a la presidencia, Gustavo Petro en Puerto Boyacá obtuvo solo algo más de dos mil votos y en las elecciones de 2022 tuvo un electorado de más 7.000 votos a favor.
Es loable que ahora, en Puerto Boyacá, aunque luchando con las dificultades impuestas por la Registraduría y contra toda adversidad y contra las maquinarias politiqueras de la derecha bien aceitadas por el dinero y la corrupción, que le pagaban a la gente para que no votara la consulta, con tan solo 20 mesas de votación dispuestas, se haya obtenido un resultado tan plausible para la consulta del Pacto Histórico.
El potencial de votos de Puerto Boyacá es de 39.000 votantes; en este municipio que por tradición era de estirpe de derecha, es claro que el progresismo ha posibilitado que renazcan y florezcan nuevas esperanzas de justicia social, de equidad y avance en todos los órdenes sociales, económicos, culturales y políticos en el corazón del Magdalena Medio.
Puerto Boyacá está cambiando su historia marcada por un largo período de conflicto armado en su bellos territorios. Las inversiones, la entrega de tierras a campesinos y victimas, la atención a la vejez, la reforma laboral, la reforma pensional, todas estas políticas son reconocidas por el pueblo porteño que ha sido incansable en la búsqueda de la paz mediante iniciativas de memoria histórica, como la inauguración de un monumento a las víctimas del paramilitarismo, y procesos de reconciliación, empecinados en transformar su pasado violento, que lo identificaba como una «capital anti subversiva».
Contra los pronósticos de los tibios o de los escépticos, en Puerto Boyacá seguirán soplando y avanzando los vientos del cambio.








