Jorge Gómez
A mes y medio de que los voceros de los partidos que decidieron dotar al movimiento popular de un instrumento jurídico, unitario y político-electoral, y radicaran los documentos exigidos, el comité político provisional continúa trabajando para ejercer la dirección del proyecto en construcción. Este esfuerzo se enmarca en los estatutos y el programa que, de manera provisional y hasta la realización del Congreso, funcionan como las reglas de juego para garantizar el funcionamiento del Pacto Histórico, PH, en esta nueva etapa.
Mientras se aguarda el pronunciamiento del Consejo Nacional Electoral sobre la personería jurídica, las resoluciones emitidas hasta el momento han priorizado tareas urgentes como la estructuración del proyecto unitario desde los territorios y sectores, además de la preparación para el próximo debate electoral.
A pesar de no contar aún con personería jurídica, el llamado es a organizar escenarios que fortalezcan el estudio de los estatutos y del programa registrados, tanto de manera individual como colectiva. Este ejercicio debe realizarse no solo dentro de cada uno de los componentes del Movimiento Político Pacto Histórico, sino también promoviendo escenarios de diálogo entre las fuerzas fundadoras y aquellas que aspiran a incorporarse.
Sin el reconocimiento jurídico, los acuerdos asumidos carecen de fuerza legal vinculante; sin embargo, como acuerdos políticos, siguen siendo instrumentos válidos y susceptibles de mejora. En esta etapa, permiten avanzar en la organización del Pacto conforme a las normas definidas en los documentos fundacionales.
Estos documentos deben convertirse en letra viva en el proceso de creación de una identidad propia del “Pacto”, resaltando figuras valiosas como las desarrolladas en el artículo quinto ─que define quiénes pueden ser afiliados y bajo qué condiciones─ y el artículo séptimo ─que reconoce la posibilidad de conformar tendencias─. Así, preocupaciones legítimas, como el riesgo de que el nuevo escenario jurídico diluya los postulados ideológicos, políticos o las formas organizativas, pueden disiparse.
La experiencia del PH ejemplifica que, en el panorama político actual, no solo es viable, sino también necesario, articular las diversas demandas de una sociedad desigual y compleja como la colombiana. Su trayectoria, su persistencia y su capacidad para tejer alianzas lo consolidan como un actor fundamental dentro del proyecto de cambio que representa. Su actuación en el escenario político ha sido clave para ampliar la participación democrática, garantizar que las reformas del gobierno de Gustavo Petro no se diluyan ante las presiones del establecimiento, y contribuir a la consolidación de una conciencia de clase que entiende que los cambios estructurales no solo son necesarios, sino también alcanzables.
Se abre así un escenario en la coyuntura actual que permite mantener vigentes postulados fundamentales como la lucha por transformaciones estructurales, dentro de un espacio que impone retos inmediatos y exige respuestas organizativas de corto plazo. Todo ello bajo parámetros programáticos y estatutarios que dotan al proceso de capacidades y potencia para avanzar hacia la más amplia unidad por los cambios que demanda el país.