Petro en la ONU

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Pietro Lora Alarcón

El presidente del “Corazón de la Tierra”, como expresa la carta de Antonella Petro, lanzó un llamado a los pueblos en el 79 período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, en Nueva York. Gustavo Petro transmitió el compromiso de la política exterior colombiana, sustentada en tres pilares: unidad en favor de la vida ante la oligarquía global gobernante; Paz Total en Colombia y el resto del mundo; respeto por la Madre Tierra y urgencia de la transición energética ante la crisis climática.

Fue una intervención centrada en la idea un proyecto democrático para la humanidad, cuyo eje es la generación de caminos contra la desigualdad, se comprende que la tal libertad de mercado es la maximización de la muerte y la pobreza. La premisa presidencial es la contraposición entre intereses del capital e intereses de la humanidad. Al final, Petro relacionó hábilmente estas ideas, relacionándolas con las bombas en Gaza y en el Líbano y la acción genocida de Israel y sus aliados.

Al continuar con su crítica, hizo alusión al control de las plataformas, redes y medios de comunicación por los mismos dueños de gran capital, que dictaminan el qué y el cómo se debe pensar, qué y cómo se deben decir las cosas y qué debe o no ser conocido.

En perspectiva, las palabras del presidente son incluso más consecuentes y en sintonía con los esfuerzos por combatir la violencia y la irracionalidad, que la visión apenas motivadora del Pacto del Futuro ─Agenda 2030─ aprobada por mayoría con 17 objetivos para el desarrollo sustentable, pero no consigue plantear propuestas audaces ante la presión permanente de algunos gobiernos y grupos económicos internacionales.

La ONU, escenario de deliberación internacional, retrata la correlación de fuerzas existente y sintetiza los niveles de la lucha económica, política e ideológica del momento. El soporte ideológico en el liberalismo, especialmente en su variante institucionalista, ha prácticamente anulado la crítica fundada en el materialismo histórico para la interpretación de las relaciones internacionales.

Esta ideología permanece en la mayor parte de los discursos, intentando un reequilibrio frente a las expresiones del neofascismo, que presenta a la ONU como un leviatán dominante. Este discurso afirma que la sombra del socialismo está en la Agenda 2030, justifica las agresiones a los pueblos y llama de héroe mundial a Netanyahu.

LA ONU continúa siendo un campo de disputa. Como señala Petro, el volumen de voz “depende de sus dólares y sus armas de destrucción”. Nuestro presidente intenta hacer girar la rueda de comprensión de la realidad aspirando a que la humanidad, como sujeto político, sea capaz de reaccionar instalando un poder democrático y actuante.

Petro no está solo. La dialéctica del pensamiento y la razón impone una transformación necesaria y fundamental para continuar existiendo. Aunque eso no les parezca así a algunos comentaristas de Semana, agoreros simplistas de infortunios que la gente no merece.

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