Organización sindical y lucha de clases

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Juan Pablo Montero

Podemos decir que el gobierno del Cambio ha dado importantes herramientas para allanar el camino y generar mayores garantías de los trabajadores, producto de esto es la ley 2466 de 2025,  da primacía al contrato a termino indefinido, contrato a término fijo máximo a 4 años, laboralización del contrato de aprendizaje con el pago del 100% de sus remuneraciones en la etapa práctica, regulación de recargos y jornada laboral, protección contra la discriminación hacia las mujeres y las personas con identidades de género diversas y formalización de plataformas digitales.

Estos son algunos logros de la reforma en materia de derechos laborales, teniendo en cuenta que la correlación en el congreso suprimió gran parte de los derechos colectivos y del campesinado, mostrando su más abierta contradicción de clase con quienes realmente producen riqueza como son la clase obrera.

Sus argumentos siempre han sido que es a los empresarios a quienes les toca asumir toda una carga prestacional pero lo que no dicen es que en 30 años de neoliberalismo siempre han buscado estrategias para reducir costos mediante la desconcentración de instalaciones y puestos de trabajo. Esto introdujo un modelo de flexibilidad técnica y productiva, que permite modificar jornadas, salarios e ingresos sin garantías laborales. El objetivo implícito de los gremios como la SAC, la ANDI, FENALCO entre otros y que representan a los empresarios: debilitar el movimiento obrero y su capacidad de negociación en contextos de crisis laboral y de paso sabotear la reforma laboral y no permitir que los derechos de asociación puedan avanzar en el país.

Es así como termina el 2025 y una de las principales deudas del movimiento sindical es su poco crecimiento en las organizaciones de base (4.8%), su atomización en la multiafiliación que fomenta el paralelismo sindical, la dispersión en las luchas de los trabajadores y la nula iniciativa de una política orgánica para crecer en número de afiliados acompañado de mayores niveles de formación política y conciencia de clase.

En este sentido es muy importante que logremos dentro de las centrales, las federaciones, los sindicatos nacionales y de base una política de crecimiento sindical que permita fomentar los derechos colectivos sin ser víctimas de la persecución, la estigmatización y la violencia de la oligarquía, que permita generar garantías para que los trabajadores de a píe conozcan y reconozcan la importancia de la organización en función de mejorar sus derechos y adquirir una verdadera conciencia de clase.

Para nosotros los trabajadores clasistas la invitación es a continuar profundizando nuestros derechos, avanzar hacia la prolongación del proyecto político de transformación que inició con el gobierno Petro, generar mayores niveles de formación político – sindical y crecer para que las tasas de sindicalización superen los dos dígitos.

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