Los BRICS y la reacción de Trump

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Pietro Lora Alarcón

La reacción de Trump, amenazar con imponer una tarifa adicional del 10 % a los países que adopten políticas de los BRICS, demuestra el éxito de la cumbre del bloque que terminó este lunes 7 de julio en Río de Janeiro. Trump sintió el golpe.

La ausencia física de Xi Jinping o Vladimir Putin y de otros mandatarios, aunque es sensible y no deseable, no es tan determinante. Lo importante es que los países representados configuran el 49,5 % de la población del planeta, generan más del 43 % del PIB mundial y concentran el 26 % del comercio global.

Se trata de la mitad del G20, con dos miembros del Consejo de Seguridad de la ONU. Este bloque, sin ambages ni medias tintas, propuso la desdolarización de las transacciones internacionales con los once mil bancos que funcionan en el mundo.

Trump tiene razones para preocuparse: existe un desafío de magnitudes considerables a la hegemonía de los EE. UU. en el sistema financiero internacional. Su amenaza de imponer un “tarifazo” cayó mal en su propio equipo de política externa, que evalúa esta medida unilateral como la causa de perder aliados internos que sufrieron daños comerciales y porque forzó un diálogo y acercamiento entre Corea del Sur y Japón con China, provocó una reacción unificadora entre países, de la cual los BRICS se han beneficiado al ampliar su esfera de influencia.

A pesar de que Lula en su discurso final reafirme que “Los BRICS no nacieron para confrontar a nadie, sino para ser una alternativa para otra forma de organizar al mundo”, las palabras suenan mal en los oídos de Trump.

En su evolución, los BRICS insisten en presentarse como un bloque no militar. Sin embargo, en concreto, han sido el factor que frustró el aislamiento político y militar que desde la OTAN quiso imponer a Rusia. Representan una apuesta geoeconómica consciente de China; apoyan la autodeterminación del pueblo palestino y cuentan con un banco financiador de proyectos para el Sur Global. El paso que sigue, para quienes no son inocentes en el campo de la relaciones internacionales, será la creación de algo más elaborado en términos geopolíticos.

La filosofía de los BRICS no es el anticapitalismo y mucho menos el “antimperialismo”. No obstante, tiene aliados como Cuba y Vietnam, que junto con Irán y otros países que reactivan el tema de la soberanía territorial contra agresiones expansionistas, conforman un abanico incómodo para Trump.

Como si fuera poco, India ha asumido la presidencia del bloque, buscando reafirmarse como el mayor productor de softwares del mundo y proponiendo modificar las redes de fibra óptica. Actualmente estas redes confluyen en Amazon y otros centros de EE. UU., lo que convierte prácticamente al planeta en rehén comunicacional.

Ante la amenaza, Lula afirmó: “Es una falta de respeto andar amenazando al mundo, peor, si es por internet”.

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