La paz es con y para los jóvenes

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Andrea Vargas(*)

Este proceso es una nueva forma de entender la reconfiguración de las violencias que ya no es solo rural, y que tampoco es por razones ideológicas, sino, que se basa en el control territorial y de las rutas del tráfico de estupefacientes a nivel nacional y transnacional.

Barranquilla está ubicada en el norte del país y geográficamente es estratégica para el  tráfico de las drogas y las rentas ilegales, lo cual nos tiene en esta crisis de inseguridad.

Respaldamos el inicio y desarrollo de estos diálogos  por que la forma como se ha ejecutado la estrategia de seguridad en el departamento y el distrito ha fracasado, recordemos que en años anteriores, la decisión por parte de la Gobernación del Atlántico, en cabeza del gobernador del Atlántico Eduardo Verano de la Rosa, fue, destinar todo el presupuesto de la tasa de seguridad del departamento, exclusivamente al Distrito de Barranquilla y, sin embargo, esto no ha representado una disminución sustancial de los indicadores de criminalidad y desmonte de rentas ilegales, de homicidios, extorsión y atracos.

Esta política sin resultados, significa que un ente más fuerte del nivel central como son la Presidencia de la República, a través del Ministerio del Interior, la Agencia Nacional de Inteligencia y alto Comisionado de Paz, deban intervenir, con una estrategia distinta.

Es importante que este proceso sea territorializado con los y las atlanticenses, que no sea solo el diálogo entre las bandas criminales, por que deben darnos a conocer la verdad del crimen en Barranquilla. La sociedad debe conocer lo que se está dialogando, los objetivos de esta paz urbana y lo más importante, acompañar y proteger a las poblaciones más vulnerables que son los eslabones más débiles de esta cadena de violencias.

Hoy las principales víctimas de homicidios en Barranquilla son jóvenes mujeres y hombres entre 27 y 28 años, ellos son utilizados como fleteros, atracadores, son la carne de cañón. Aquí es fundamental desarrollar un dialogo territorial que establezca políticas dirigidas a beneficiar a estas juventudes en riesgo. Es una política fundamental que exigimos. Es un proceso en que se debe acelerar la ejecución del proyecto “jóvenes en paz” en el Atlántico, para garantizar que haya un trabajo comunitario enfocado a las y los jóvenes que están en riesgo en los barrios y comunas y alejarlos realmente de estas bandas. Así si se darían resultados positivos.

Es preocupante que la administración del distrito se oponga a estos diálogos, esto lo que demuestra es un rol displicente de la institucionalidad local, un bajo interés de combatir el crimen, como efecto de una relación histórica entre crimen e institucionalidad, que no es solo en Barranquilla , sino, que es un fenómeno nacional.

Mas allá de la razones políticas, para oponerse, las autoridades del distrito deben hacerse parte de este proceso, porque son medidas y soluciones a la crisis de seguridad que vivimos, que deben acompañarse de una política territorial comunitaria que vincule al movimiento social, a las organizaciones de jóvenes, a las comunidades organizadas y no organizadas en la actual política y cultura de paz.

Respaldamos este proceso de paz urbana en Barranquilla y el Atlántico

Líderesa política y candidata a la cámara del Atlántico por el  Pacto Histórico (*)

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