Manuel Antonio Velandia Mora
El lenguaje incluyente para ser inclusivo no es una moda ni pretende ser una imposición, simplemente es una forma de construir espacios más seguros y equitativos para todas las personas que se asumen no binaries.
Su empleo tiene impactos reales en la vida de quienes no se sienten representades por el binarismo de género y del lenguaje en el que éste se expresa.
Cabe señalar que el lenguaje incluyente para ser inclusivos no tiene como expresión única el uso de los pronombres inclusivos, también hace referencia a la inclusión de otros sectores sociales diferentes al LGTBI y de las diversidades de géneros y cuerpos; por ejemplo, es frecuente que las personas se refieran a enano para hacer alusión a una persona de talla baja, es violento decir que alguien es inválido porque es una persona que vive con una discapacidad, o es racista afirmar que alguien es de color porque pertenece a las negritudes.
Una de las primeras razones por las que Velandia en 2004 hizo sus primeros escritos sobrelos pronombres elle, nosotres y vosotres, eso que denominó lenguaje incluyente, y dio comienzo a la utilización de los pronombres inclusivos es porque reconoció la importancia que tienen las categorías de disidencia sexual y de género para referirme a personas con identidades no hegemónicas.
Desde ahí, es primordial reconocer la existencia de otras identidades de género y dar sentido social y político a la identidad de quienes no son reconocides ni visibles en el binarismo.
La aplicación en el lenguaje escrito y oral de pronombres incluyentes permite mostrar y visibilizar esas otras experiencias de vida que no han sido apropiadas en el lenguaje binario y su uso nos da una posibilidad transformadora en lo interrelacional y en lo existencial a aquelles quienes lingüísticamente reconocemos.
También es pertinente observar que cuando se aprende sobre el género y sobre el lenguaje incluyente, no es fácil utilizarlo; no es algo que surja automáticamente como parte del lenguaje en la vida cotidiana de la persona, porque apropiarlo es algo que se va aprendiendo y re-construyendo en la cotidianidad.
Los pronombres incluyentes se aplican a las personas, no a las cosas. Evidentemente las personas se afectan emocionalmente cuando lingüísticamente son excluidas. Recordemos que las emociones son los motores de la acción humana, al afectarse el emocionar se afecta el actuar y el razonar. Como las cosas no se afectan en sus emociones, porque no son emocionales, no tiene sentido decir, por ejemplo, le pocille, porque el pocillo continúa intacto a pesar de mi habla.
La práctica del lenguaje incluyente no es solo una herramienta lingüística, es especialmente una postura política y ética. Al decidir incorporarlo en la cotidianidad se da sentido a la idea tomada del pensamiento complejo y en especial del lenguaje como generador de mundos, que afirma que el lenguaje construye realidades; al nombrar a las personas género disidentes del binarismo con términos que les representan, reconocemos sus existencias y resistencias.
El lenguaje no es neutral, históricamente ha invisibilizado a muchas identidades, y optar por pronombres incluyentes es un acto de afirmación y respeto hacia quienes han sido sistemáticamente negades. Velandia propone como necesario su uso dada la importancia de cuestionar y transformar las estructuras simbólicas y discursivas que perpetúan la exclusión.
El lenguaje puede reflejar y preservar las estructuras sociales e influenciar el modo en que se percibe la realidad (Parks y Roberton, 1998). El intento por una estructura comunicacional en la que todas las personas quepan en el lenguaje ahora está siendo más atacado políticamente y en la práctica se está demostrando. Si al ruido generado por la presidencia en USA y en Argentina se suma el producido por la Academia española de la lengua, en vez de avanzar, los derechos retrocederán. Posiciones con las que Velandia afirma que se asume vulnerado en sus derechos, un ataque frontal a los aportes conceptuales que con respecto a los géneros ha hecho y en su activismo antirracista queer, feminista (así algunas personas no acepten que los hombres pueden serlo).