En EE.UU., persiste la violencia policial contra sectores LGBTQ

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Manuel Antonio Velandia Mora

Estados Unidos arrastra una larga historia de maltrato policial hacia las personas de los sectores sociales (SS) LGBTQ. Perfilamientos, entrampamientos, detenciones arbitrarias y acoso han formado parte de las prácticas de las fuerzas del orden durante décadas. El propio Departamento de Justicia reconoció este legado de discriminación al presentarlo ante la Corte Suprema en el caso Windsor v. United States. Hoy, una creciente cantidad de estudios confirma que esta problemática no pertenece al pasado, sino que sigue profundamente arraigada.

Más detenciones, más registros, más acusaciones falsas

Un informe de la ACLU[1] publicado en 2024 reveló que las personas de los SSLGBTQ+ tienen más probabilidades que la población no LGBTQ+ de haber sido detenidas por la policía (51% frente a 42%), registradas (27% frente a 16%), arrestadas (20% frente a 14%) y retenidas en custodia (19% frente a 14%) en algún momento de sus vidas.

Además, una quinta parte de las personas LGBTQ+ reportó haber tenido al menos un contacto iniciado por la policía en el último año, una cifra significativamente más alta que la del resto de la población. Las personas bisexuales y trans fueron las más afectadas.

Temor a pedir ayuda

Una encuesta de 2023 sobre discriminación hacia personas trans mostró que casi la mitad (46%) evita pedir ayuda a la policía incluso en situaciones de necesidad, debido a experiencias previas de rechazo o violencia. Solo un 33% dijo sentirse cómodo contactando a las autoridades.

Otro informe, publicado en 2021 por el Williams Institute, reveló que más de uno de cada diez personas de los SS LGBQ no llamó a la policía aun necesitando ayuda. También encontraron que las personas LGBQ tenían casi cuatro veces más probabilidades que la población general de declarar que no volverían a contactar a la policía.

Acoso, abuso y violencia: un patrón recurrente

Una encuesta nacional realizada en 2022 por Lambda Legal y Black and Pink National encontró que casi la mitad de las personas LGBTQ+ que tuvieron contacto con la policía reportaron algún tipo de mala conducta. Entre ellas:

– 31% fue acusado de delitos que no cometió.

– 25% sufrió agresiones verbales.

– 13% sufrió acoso sexual.

Las cifras muestran además que las personas negras y quienes viven con VIH son desproporcionadamente afectadas por estas prácticas.

La encuesta nacional trans de 2015 mostró que, entre quienes la policía identificó o percibió como trans, el 58% sufrió maltrato. Las formas más reportadas fueron acoso verbal, uso repetido de pronombres equivocados, agresión física y violencia sexual. Las personas trans racializadas fueron quienes más sufrieron estos abusos.

Un problema estructural, no aislado

Los estudios coinciden en un punto clave: la discriminación policial contra la población LGBTQ no es el resultado de incidentes individuales, sino de un patrón estructural. Las fuerzas del orden interactúan más, detienen más, registran más y maltratan más a quienes se desvían de la norma heterosexual y cisgénero.

Al mismo tiempo, esta violencia erosiona la confianza comunitaria y limita el acceso a la justicia de millones de personas.

¿Si por allá llueve, será que aquí no escampa?

Aunque estos datos provienen de Estados Unidos, las similitudes con Colombia son innegables. Las personas de los SS LGBTQ en el país también enfrentan perfilamientos, violencia policial, estigmatización y barreras de acceso a la justicia, particularmente quienes son personas trans, racializadas o viven en condiciones de pobreza. La persistencia de estos patrones revela que la discriminación institucional no es un fenómeno aislado, sino una estructura que atraviesa fronteras. El desafío sigue siendo transformar las prácticas policiales y garantizar que la protección del Estado llegue también a quienes históricamente han sido marginades.

Mientras la violencia siga normalizándose desde los cuerpos policiales, ni aquí ni allá será posible hablar de seguridad, democracia ni derechos humanos plenos.

De ahí la importancia de realizar investigaciones efectivas que muestren en el país la necesidad de una reforma o como mínimo de un entrenamiento a las personas miembros de la policía con enfoque de derechos humanos y diversidad.

Sin garantías reales, la igualdad seguirá siendo un compromiso pendiente

[1] La ACLU es la American Civil Liberties Union (Unión Estadounidense por las Libertades Civiles). Es una organización fundada en 1920 dedicada a defender y proteger los derechos civiles y las libertades individuales en Estados Unidos.

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