Jaime Caycedo
La situación política sigue mostrando la ruda confrontación de la derecha y los dirigentes del gran capital, el mundo financiero y las empresas transnacionales contra el proceso de cambio y las reformas sociales que buscan mejorar las condiciones laborales, pensionales, educativas y de salud de las mayorías populares y empezar a vencer la brecha de la desigualdad.
La postura de clase antirreformista de los agentes del poder del dinero en el Congreso ha encontrado apoyo dentro de otras ramas del Estado, en las altas cortes, en el andamiaje burocrático, en varios de los gobiernos departamentales y municipales en manos de la derecha, en el aparato ideológico mediático neoliberal al servicio de la oligarquía tradicional, en el chantaje de la descertificación y las amenazas arancelarias de Trump, con la pretensión de unificar un bloque del capital en contra el cambio.
Esta forma de actuar se ha convertido en una modalidad de guerra híbrida contra el presidente Petro, con todos los condimentos de demolición de su imagen, de procesos de juicio político, de intentos de relacionarlo con la corrupción, la politiquería y el «lentejismo» heredados de los regímenes preexistentes. En este contexto las amenazas de golpe blando y atentado personal figuran como parte del entramado político.
Tal es la realidad de la disputa entre el poder realmente existente y el proceso popular de cambio y transformaciones democráticas, que explica la necesidad de la consulta popular. A casi 3 años de gobierno el Pacto Histórico, el presidente, las organizaciones populares, convocan a la movilización organizada y dispuesta a hacer una prueba más de que, en la lucha social, es la voluntad popular la que se impone para lograr que se cumpla un mandato que recibió este gobierno y que representa un paso adelante en la superación de la guerra, de la violencia, el clientelismo, la corrupción y el genocidio como procedimientos de dominación. No exime ni al gobierno ni a las fuerzas que lo acompañan del deber de la autocrítica, como aprendizajes que emanan de la experiencia junto con los correctivos imperativos.
Ante los intentos de la extrema derecha de impedir la conclusión de un gobierno que ha hecho un experimento democrático esencial para transformar en sentido avanzado la vida nacional, la consulta popular es parte inseparable de un proceso constituyente que tiene que acompañarse de pasos decisivos hacia la organización de bases para la intervención de las capas populares inconformes y rebeldes en la definición del presente y el futuro del país.
Decía René Zavaleta, sociólogo marxista boliviano, que la política es destino. Significa que los seres humanos se sirven de ella, para trazar los rumbos del devenir, ajustarlos y o cambiarlos según la voluntad colectiva y la conciencia orientada al bien vivir. No existen destinos inexorables ni fatales ante los que debamos rendirnos. Cambiar el mundo está en manos también de la conciencia transformadora convertida en una fuerza material de la organización, del programa común y de la unidad para la victoria.
* Presidente de Partido Comunista Colombiano
