El beso en los textos bíblicos

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Manuel Antonio Velandia Mora

El beso, tal como aparece en los textos bíblicos, es un gesto polisémico que atraviesa lo familiar, lo político, lo ritual, lo íntimo y hasta lo contradictorio. En las traducciones de la Biblia Reina-Valera, desde la de 1569 hasta las revisiones contemporáneas, se ha conservado con fidelidad la presencia del “beso” o del “ósculo”, lo que nos permite observar cómo este signo corporal ha sido preservado como lenguaje teológico, afectivo y comunitario dentro de la tradición cristiana.

En la Biblia hebrea el beso constituye un gesto socialmente aceptado para expresar vínculos de parentesco o amistad. Así, en Génesis 29:11 se nos dice que “Jacob besó a Raquel, y alzó su voz, y lloró”, mostrando cómo el beso se inscribe en el ámbito de la ternura familiar. Algo semejante ocurre en Génesis 33:4, cuando Esaú corre al encuentro de Jacob y “le besó; y lloraron”. La Reina-Valera traduce ambos pasajes sin ambigüedades, manteniendo la naturalidad del gesto en un contexto de reconciliación y restauración de la fraternidad.

El beso también aparece como signo de respeto o reverencia. En Salmo 2:12, algunas ediciones antiguas de la Reina-Valera traducen: “Besa al Hijo, para que no se enoje”, una expresión que remite al acto de rendir homenaje a la autoridad divina. El mismo gesto, sin embargo, puede adquirir un sentido negativo: Judas traiciona a Jesús con un beso, como relatan los evangelios sinópticos (Mateo 26:48-49). La Reina-Valera conserva con claridad esta paradoja: un saludo que culturalmente era signo de amistad se convierte en marca de traición.

De manera particular, en el ámbito comunitario y litúrgico, el beso se transforma en un símbolo de hermandad espiritual. Pablo exhorta a las primeras comunidades a “saludaos los unos a los otros con ósculo santo” (Romanos 16:16). La Reina-Valera, dependiendo de la época, traduce como “beso santo” (1569, 1602) o como “ósculo santo” (1909, 1960 en adelante). En ambos casos se conserva la idea de un saludo ritual, que expresaba igualdad y unidad entre creyentes, sin distinción social ni jerárquica. Pedro añade un matiz afectivo al recomendar un “ósculo de amor” (1 Pedro 5:14).

El pasaje que más interpela a una lectura contemporánea es el del beso entre David y Jonatán. En 1 Samuel 20:41, la Reina-Valera traduce: “y besándose el uno al otro,lloraron el uno con el otro; y David lloró más”. Aquí el beso se carga de intimidad y emoción: es gesto de amistad, de alianza y de despedida dolorosa. No se trata de un acto ritual ni de cortesía, sino de un signo profundamente personal. La traducción Reina-Valera nunca lo minimiza ni lo sustituye por eufemismos, conservando su intensidad afectiva.

Al poner en diálogo estos usos, se evidencia que la Reina-Valera ha preservado la pluralidad de sentidos del beso: gesto de afecto familiar, signo de reconciliación, marca de respeto, instrumento de traición, saludo litúrgico y expresión íntima de amor y lealtad. En este recorrido se observa cómo el beso funciona como un lenguaje simbólico en el que se transmiten emociones, vínculos sociales y experiencias espirituales.

Dentro de las tradiciones de la traducción Reina-Valera (RVR) se entiende desde su contexto cultural hebreo y grecorromano, donde no tenía la connotación erótica que solemos darle hoy, sino que expresaba afecto, respeto, reconciliación o saludo comunitario. La RVR, desde su primera edición de 1569 (Biblia del Oso) y más tarde la revisión de 1602 (Biblia del Cántaro) y las posteriores, conserva el término “beso” en las traducciones, lo que nos permite seguir el rastro de cómo se interpretaba.

Usos principales del “beso” en la Biblia (según Reina-Valera).

Beso como gesto filial y de afecto familiar.

Jacob besa a Raquel (Génesis 29:11); José besa a su padre Jacob (Génesis 50:1);

Beso de reconciliación o perdón: Esaú besa a Jacob al reencontrarse (Génesis 33:4).

Restauración de vínculos rotos: El padre besa al hijo pródigo al recibirlo de vuelta (Lucas 15:20).

Beso de respeto o veneración

“Besa al Hijo” (Salmo 2:12, RVR), se entiende como rendir homenaje o reconocer la autoridad divina.

En contextos paganos, se menciona besar ídolos como signo de adoración (1 Reyes 19:18).

Beso de traición

El beso de Judas a Jesús (Mateo 26:48-49; Marcos 14:44-45; Lucas 22:47-48). Aquí se muestra la ambigüedad del gesto: lo que culturalmente era un saludo afectuoso se convierte en signo de traición.

Beso como saludo entre creyentes

San Pablo exhorta: “Saludaos unos a otros con ósculo santo” (Romanos 16:16; 1 Corintios 16:20; 2 Corintios 13:12; 1 Tesalonicenses 5:26). Pedro también: “Saludaos unos a otros con beso de amor” (1 Pedro 5:14). En la iglesia primitiva, el beso era parte de la liturgia comunitaria, un símbolo de igualdad, hermandad y paz.

“Beso” u “ósculo”: Interpretación en la tradición Reina-Valera

La Reina-Valera mantiene la palabra “beso” u “ósculo” (según la edición) y con ello conserva el sentido cultural original. La expresión “ósculo santo” refleja la tradición latina de la Vulgata (“osculum sanctum”), que se entendía como un saludo litúrgico entre creyentes, signo de unidad espiritual y no de pasión carnal.

Línea de tiempo con citas de diferentes ediciones de la Reina-Valera que muestra cómo han traducido los versículos que implican el saludo con “ósculo/ beso santo / ósculo de amor”.

Edición / Año Versículo Traducción en esa edición
1569 (Biblia del Oso, Reina-Valera antigua) Romanos 16:16 “Saludaos los unos a los otros con beso santo. Os saludan todas las Iglesias del Cristo.” caminoalacorona.com
1602 (Reina-Valera Purificada / Antigua, 1602) Romanos 16:16 “Saludaos los unos a los otros con santo beso. Os saludan las iglesias de Cristo.”

eBible

1909 Romanos 16:16 “Saludaos los unos a los otros con ósculo santo. Os saludan todas las iglesias de Cristo.”

Wikisource, biblicom.org

1960 Romanos 16:16 “Saludaos los unos a los otros con ósculo santo. Os saludan todas las iglesias de Cristo.”

YouVersion | The Bible App | Bible.com

1960 1 Pedro 5:14 “Saludaos unos a otros con ósculo de amor. Paz sea con todos vosotros los que estáis en Jesucristo. Amén.”

YouVersion | The Bible App | Bible.com

 

Observaciones sobre la evolución

En las ediciones más antiguas (1569, 1602) se usaba “beso santo” o “santo beso”. Ese uso de “beso” era más directo, más cercano al lenguaje cotidiano de la época.

A partir de la edición de 1909 ya aparece “ósculo santo” en Romanos 16:16, reemplazando “beso”. “Ósculo” es una palabra más culta, quizá influida por traducciones latinas (como la Vulgata) y por el estilo lingüístico del siglo XIX-XX, que tendió a usar términos más elevados o arcaizantes en las traducciones bíblicas.

En la RVR1960 la traducción se mantiene usando “ósculo” (“ósculo santo”, “ósculo de amor”) en esos versículos que mencionan este gesto de saludo entre los creyentes.

El beso entre David y Jonatán

Este episodio abre un matiz muy importante dentro del uso del beso en los textos bíblicos y cómo la Reina-Valera lo traduce.

En 1 Samuel 20:41, cuando David debe huir de la persecución de Saúl, se encuentra con Jonatán para despedirse:

Reina-Valera 1960: “Luego que el muchacho se hubo ido, se levantó David del lado del sur, y se inclinó tres veces postrándose hasta la tierra; y besándose el uno al otro, lloraron el uno con el otro; y David lloró más.”

Aquí el beso aparece como un gesto de profundo afecto, dolor y despedida. No tiene el carácter litúrgico del “ósculo santo”, sino un valor intensamente personal e íntimo, cargado de emoción.

Matices interpretativos

En la cultura hebrea el beso era una señal de amistad y alianza. Entre varones, no tenía el sesgo sexual que hoy proyectamos, sino que mostraba fraternidad y un lazo solemne.

En la tradición Reina-Valera, nunca se censura ni se traduce de manera evasiva: se dice con claridad “besándose el uno al otro”. El texto conserva toda su fuerza afectiva, sin atenuarla ni sustituirla por un término ritual.

Comparación con el ósculo santo:

El ósculo santo entre Pablo y Pedro tiene un sentido comunitario y litúrgico (saludo de paz entre creyentes).

El beso entre David y Jonatán es íntimo y personal, un signo de lealtad y amor profundo, que la Biblia narra sin vergüenza ni tapujos.

En la cultura hebrea antigua —como en otras del Oriente Próximo— los besos entre hombres no eran manifestaciones de deseo erótico, sino gestos de alianza, respeto, fidelidad o afecto fraternal. Se trataba de un lenguaje corporal de compromiso emocional y social.
Ejemplos: Jacob besa a su tío Labán (Génesis 29:13); Moisés besa a su suegro Jetro (Éxodo 18:7); Samuel besa a Saúl como señal de unción (1 Samuel 10:1).

En 1 Samuel 18–20, el vínculo entre David y Jonatán se presenta como un pacto sagrado de amistad, sellado con símbolos que en su cultura equivalían a una alianza espiritual y política.

El texto dice: “Jonatán hizo pacto con David, porque le amaba como a sí mismo.” (1 Samuel 18:3); “Se besaron el uno al otro y lloraron juntos, hasta que David sobrepujó.” (1 Samuel 20:41)

Ese beso es, pues, un acto de despedida cargado de dolor y afecto profundo, no una expresión sexual. Representa la unidad de corazones entre dos hombres que comparten fe, destino y amor fraternal.

En la Biblia, el afecto entre hombres se expresa con palabras y gestos intensos sin que por ello se interpreten como relaciones eróticas. El lenguaje emocional —“le amaba como a sí mismo”— refleja la profundidad de la amistad y del compromiso mutuo, no necesariamente una unión genital.

Actualmente, muchas personas interpretan esa escena como un ejemplo de amor que trasciende categorías modernas: puede ser fraternal, espiritual o simbólicamente amoroso. El punto no es definir su orientación sexual, sino reconocer que en la Biblia existen formas de afecto masculino libre de violencia y dominación, lo que ya es profundamente transgresor para su tiempo.

Resonancia en la tradición bíblica

Este pasaje muestra que el beso en la Biblia no se limita al ámbito familiar, litúrgico o de traición, sino que puede ser expresión de afecto intenso entre dos hombres. En la Reina-Valera, al mantener el verbo “besarse”, se preserva el peso emocional y relacional del gesto, sin interpretaciones reductoras.

Conclusión

La Reina-Valera, al conservar de manera literal el “beso” o el “ósculo”, permite comprender que este gesto no se reduce a una mera formalidad cultural, sino que constituye un espacio de comunicación teológica y afectiva en la Biblia.

El beso entre David y Jonatán, en particular, abre un horizonte de lectura en el que la amistad y el amor entre varones se narran sin ocultamiento, con la misma dignidad que el beso litúrgico o el familiar. Así, el beso se convierte en signo de humanidad, de ternura y de fe, que ha perdurado en la tradición cristiana gracias a la fidelidad de la traducción Reina-Valera.

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