Discursos peligrosos

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Benedicto González Montenegro

“Cuando el fascismo regrese, no dirá soy el fascismo, dirá soy la libertad”. Humberto Eco.

En un país tan polarizado y con una historia de violencia y exterminio físico al contradictor político, la expresión “balas para Petro o balas para Quintero”, puede traducirse en un mensaje de promoción o incentivo a asesinar a personas que piensan diferente en política, así venga de una reina de belleza.

Aunque el tema hoy calienta las redes y enciende la polémica, los mensajes de exclusión y odio provenientes de la clase política tradicional no son nuevos; en ocasiones han resultado letales, identificándose con episodios sangrientos de la historia reciente de Colombia.

“Usted sobra en este recinto” le dijo el senador Carlos Mejía a Gustavo Petro en una plenaria del senado en 2019; “La izquierda debe ser declarada ilegal”, sostiene la senadora Cabal; “En mí tendrán siempre un enemigo acérrimo que hará todo lo que esté a su alcance para destriparlos”, expresó Abelardo de la Espriella. Por eso la expresión de la “Reina de Antioquia” Laura Gallego “balas para Petro” no deben sorprendernos, pero tampoco distraernos: Refleja y confirma no solo la mediocridad y crisis de la derecha, sino su ausencia de programas; por eso recurren a frases controversiales, adjetivaciones, epítetos. Cero planteamientos.

El objetivo es desviar la atención y el debate. No se escucha hablar a estos precandidatos de trabajo  digno y decente; del derecho de las y los trabajadores a pensionarse; de educación gratuita; de acabar el negocio de las concesiones y peajes; del papel de las EPS frente a la crisis de la salud; de reforma rural. El programa de estos partidos y precandidatos se resume en dos palabras: “fuera Petro”, “usted sobra”, “bala a Petro”, dos palabras que representan exclusión y odio.

La “representante de la belleza antioqueña” en su carta de renuncia se defiende diciendo que fue mal interpretada, que su frase “bala a Petro” es una analogía. Por supuesto, una analogía de la muerte, típica de la “gobernanza paramilitar” que floreció en ese departamento.

Todo lo anterior anuncia que el debate electoral de 2026 y 2027 estará signado por la provocación, la estigmatización, el insulto, la calumnia y los discursos de odio y violencia desde los sectores de derecha.

Las analogías de la reina de Antioquia no son meras frases de Tik-tok o Instagram, son en realidad una constante de discursos peligrosos: analogías que matan.

La única forma de neutralizar este discurso es, por un lado, seguir profundizando la batalla de ideas y cultura en la que prevalezca el relato del dialogo, de la vida y la paz. Y por otro, ganará las elecciones de 2026, la forma política que aísla y derrota el relato de la muerte y el odio.

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