Luz Marina López Espinosa
Si en 1904 el presidente norteamericano Teodoro Roosvelt formuló su “Política del gran garrote” como Corolario de la Doctrina Monroe del presidente James Monroe de 1823 que bajo el lema de “América para los americanos” marcó el inicio del imperialismo estadounidense disponiendo que cualquier forma de intervención europea en América Latina sería considerada como una agresión a su “patio trasero” lo que traería su debida respuesta, en este 2025, el presidente Donald Trump con sus lemas “América primero” y “Estados Unidos otra vez grande” vigorizó esa doctrina con su propia enmienda. Es el “Corolario Trump”.
Y es que conforme a lo que ya había dicho desde el mismo comienzo de su mandato, este 5 de diciembre el presidente norteamericano presentó su Nueva Estrategia de Seguridad Nacional. Es tan groseramente imperialista esa “actualización”, que el mandatario dispone que América Latina debe quedar fuera del alcance de las potencias extranjeras; y que “Estados Unidos negará a competidores de fuera del hemisferio la capacidad de posicionar fuerzas, poseer o controlar activos estratégicamente vitales”. Clara alusión y provocación a China.
Tal vez ni Monroe ni Roosvelt con su insolente “I Took Panamá” y su consigna de “hablar suavemente, pero mostrando un gran garrote”, imaginaron tanto. Porque como era de esperarse, no sólo es América Latina a la que le hace el honor de referirse, sino al mundo entero. Así, dedica sus preocupaciones por la “seguridad nacional” a Taiwan, llamando al Japón y a Corea del Sur a estar atentos a su defensa frente a China. También a África, Europa, Asia y desde luego el Medio Oriente. Éste último, en los términos que sabemos a propósito del genocidio del pueblo palestino a manos de Israel. A Europa la emplaza para que cambie sus políticas de inmigración frente al peligro de que su cultura ancestral y valores propios, desaparezcan ante unos que le son extraños. Clara alusión a la presencia musulmana en el continente.
No podía faltar la patria de Bolívar, Venezuela, hoy botín que, sin licencia de nadie, reclama el hegemón universal. Y aquí en materia de instrumento delirantes, comienza por declarar la existencia de un mentiroso “cartel de los soles” dedicado al tráfico de cocaína hacia los Estados Unidos, conformado por el mando militar de Venezuela, a la cabeza del cual estaría su presidente. Cartel socio del publicitado “Tren de Aragua” declarado “Organización Terrorista Extranjera”.
En criterio de Trump, Venezuela es una amenaza grave para la seguridad nacional de los Estados Unidos, autorizándolo su legislación para asfixiar económicamente al país, ofrecer una exorbitante suma de dinero por la captura del presidente, decretar el cierre de su espacio aéreo, exigirle al presidente Maduro la renuncia y salida del país, y amenazar con el uso de fuerza letal. Y final feliz, el imperio dueño de las reservas de petróleo más grandes del mundo.








