Jaime Caycedo
Se encuentra frecuentemente la pregunta que si en China existe realmente un proyecto socialista. Veamos
Los debates sobre esta pregunta parten aparentemente de una comparación lineal con las experiencias históricas del socialismo real y aluden a la ruptura que representó la desaparición de la Unión soviética y del antiguo llamado campo socialista.
Dos subtemas del seminario sentaban una valoración relacional: la Modernización China y una nueva forma de progreso humano; y el auge de los países del Sur Global y la transformación del sistema de gobernanza global.
Por tanto, la verdadera pregunta a formular es: qué es lo que está pasando en el mundo en cuyo contexto el desarrollo impetuoso del fenómeno social, político, económico, cultural, chino está incidiendo de la forma trascendental que estamos viviendo. Y qué sentido tiene todo ello para la lucha mundial por el socialismo.
Como lo ha indicado Paolo Ferrero, teórico y dirigente político comunista italiano, autor de ocho tesis presentadas en el marco del seminario de Sheijiang, la civilización humana a nivel mundial vive una profunda transición que pone en entredicho el equilibrio de poder de su fase anterior. Esta transición refleja el debilitamiento del peso dominante del capitalismo occidental en el mundo. El declive de Occidente capitalista se cifra en el cierre de tres ciclos históricos:El más corto despegó en 1989 con el colapso de la Unión soviética cuyo efecto había favorecido el dominio unipolar de Estados Unidos y se fundaba en el predominio absoluto de las grandes finanzas, en el contexto de la dominación política ideológica neoliberal.el segundo ciclo es el del fin del dominio del dólar desde Bretton Woods en 1944, que se intensificó hasta 1971 y que ha llegado a su fin, siendo aún la moneda más importante en el mundo pero ya no puede ejercer el papel central y disciplinario que tuvo. El auge impetuoso del Sur Global y de China en particular ha revertido esta situación.
Está llegando a su terminación el largo ciclo histórico del nacimiento del capitalismo occidental y del colonialismo, sin que pueda hablarse solo de una simple transición dentro del sistema, sino más bien de un proceso dialéctico de transformación de las relaciones de poder mundial y a la vez como una crisis en las propias relaciones sociales capitalistas.
Esta profunda transición sísmica del plano mundial no es únicamente el resultado del agotamiento del capitalismo como fuente y soporte de una tradición civilizatoria que está frenando el nuevo despertar de las fuerzas productivas sino que expresa el extraordinario papel mundial de la lucha histórica social de clases, de su crecimiento descomunal de los últimos años, en la que han desempeñado un papel el movimiento obrero mundial, las luchas populares contra el colonialismo y el neocolonialismo, su ampliación incluyente de nuevas categorías de seres humanos reclamando el derecho a la vida en el planeta, frente al cambio climático y contra la super explotación capitalista que desató su furia especialmente bajo el hoy fracasado modelo neoliberal.
El ideal proclamado de un mundo gobernado por las leyes ciegas del mercado se está hundiendo y con él toda una historia de la inhumanidad, el nazi fascismo, la codicia, el genocidio y la guerra como última razón para el predominio mundial.
Volveremos sobre la idea del papel de China, de su modernización socialista, de la construcción de un sistema que satisface las necesidades de su pueblo y se interna en perfeccionar un Estado de derecho y una democracia socialistas.
