Aún nos deben un desfile

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Jaime Cedano Roldán

La tarde del domingo 11 de octubre de 1987, Jaime Pardo Leal regresaba a Bogotá con su familia desde el municipio de La Mesa. Andaba sin mayor seguridad, solo un escolta, a pesar de estar muy amenazado por su condición de máximo líder y candidato presidencial de la Unión Patriótica, y por las denuncias públicas que venía haciendo sobre la responsabilidad de altos mandos militares en el sistemático asesinato de congresistas, concejales, diputados, alcaldes y militantes de la Unión Patriótica, UP.

El genocidio contra el movimiento político surgido del acuerdo de paz de La Uribe ya había comenzado. La UP solo tenía dos años de existencia y ya habían sido asesinados dos de los parlamentarios elegidos en 1986, una decena de concejales y por lo menos dos centenares de activistas.

Mientras Pardo Leal y su familia iniciaban su regreso a la capital, en Cali se organizaba el desfile que saldría del Parque de La Caña hacia el Parque Panamericano para clausurar el Tercer Festival Nacional de la Juventud y los Estudiantes que, durante tres días, reunió a más de dos mil jóvenes que con entusiasmo salían a trabajar por la defensa de la paz. No había comenzado el desfile cuando llegó la noticia del asesinato de Jaime Pardo. Las risas, los cantos y la alegría se convirtieron en llanto, rabia y dolor. La marcha festiva se convirtió en combativa protesta.

Durante los siguientes años seguirían muchas marchas similares por otros asesinatos. Por centenares. Por miles. Entre ellos Bernardo Jaramillo, José Antequera, Alberto Restrepo, Carlos Kovacs y otros, que fueron protagonistas del Festival juvenil. Desde entonces decimos que a una generación de colombianos nos deben el desfile de clausura de un festival.

Treinta y ocho años después de aquel duro domingo, el Congreso colombiano ha aprobado una ley declarando el 11 de octubre como El Día Nacional Por la Dignidad de las Víctimas del Genocidio contra la Unión Patriótica. La fecha ya venía siendo conmemorada como tal por la Coordinadora Nacional de víctimas del Genocidio y por la Corporación Reiniciar. Durante veinte años han marchado cada 11 de octubre en una histórica lucha contra la impunidad y el olvido; por la memoria y la dignidad.

El mismo día se aprobaba también la reforma laboral que recoge sentidas reivindicaciones del movimiento sindical y popular colombiano. No ha sido mera coincidencia. Son expresiones de los nuevos tiempos que se viven en medio de una compleja situación política y los permanentes planes de acoso y derribo contra el Gobierno

Hemos avanzado. Pero aún nos deben un desfile. Las víctimas y sobrevivientes de la UP esperan avances en la reparación integral, la verdad y la justicia, y el acto de reconocimiento internacional de responsabilidad por el genocidio por parte del Estado. Y conquistar plenamente la paz y la democracia por la que tantas y tantos murieron.

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