Jefferson Corredor Uyaban
Que el nombre del Partido Comunista Colombiano aparezca entre las candidaturas a inscribir a los cargos de representación parlamentaria por el Pacto Histórico no es un trámite electoral ni un acto simbólico: es un hecho profundamente político. En un país donde el anticomunismo ha operado durante décadas como herramienta de exclusión, persecución y estigmatización, la presencia explícita del PCC en una apuesta democrática que reivindica una historia que se intentó borrar por la fuerza y, al mismo tiempo, reafirma la vigencia de un proyecto con raíces sólidas que ha resistido múltiples intentos de silenciamiento.
Debemos recordar que en las elecciones anteriores —y recién recuperada la personería jurídica del PCC en diciembre de 2021— participamos en la lista cerrada del Pacto Histórico en el puesto 49. Ese hecho marcó el retorno del Partido a la disputa parlamentaria después de largos años de persecución, asesinatos selectivos y negación de derechos políticos. Hoy, gracias al trabajo realizado por toda la militancia en la consulta del 26 de octubre, dimos un salto significativo: ocuparemos el puesto 13. Además, fuimos la sexta votación entre las mujeres precandidatas, un resultado que expresa el crecimiento real de nuestra fuerza política.
En nuestros 95 años de historia, el PCC ha organizado a la clase trabajadora, defendido la soberanía nacional y promovido la unidad de los sectores históricamente marginados. El Partido ha articulado diversas expresiones sociales y políticas, demostrando que la unidad no surge espontáneamente: se construye con organización, pedagogía y compromiso. Incluso en los momentos más adversos —marcados por el sectarismo, la represión estatal y la violencia paramilitar— el PCC ha sostenido la convicción de que la convergencia popular es indispensable para transformar el país. Muchas de las alianzas que hoy se consideran naturales en la izquierda nacieron gracias a nuestra persistencia.
La presencia del PCC en el Pacto Histórico es, por tanto, la continuidad coherente de una trayectoria de luchas populares. En esa diversidad que caracteriza al Pacto, el Partido aporta una mirada estructural sobre la realidad nacional, una tradición organizativa que trasciende los ciclos electorales y una memoria de resistencia forjada pese a la violencia, el exilio y los intentos reiterados de aniquilarnos del escenario público.
Esa trayectoria se expresa hoy en liderazgos concretos dentro del Pacto Histórico. María Eugenia Londoño, candidata del PCC, representa la continuidad del trabajo popular, sindical y comunitario. Y Aída Avella Esquivel, histórica dirigente de la Unión Patriótica, reafirma que la coherencia y la dignidad siguen siendo pilares esenciales del proyecto transformador.
Por eso, el nombre del PCC aparece con claridad en la propuesta de lista a la representación parlamentaria no solo como identidad partidaria, sino como un compromiso con una tarea inmediata: avanzar hacia la victoria en marzo de 2026, derrotar a los partidos tradicionales y a la derecha, y garantizar que el proyecto de cambio iniciado por Gustavo Petro no solo continúe, sino que se profundice con el Iván Cepeda Castro.








