Gabriel Maussa Anaya
“Hacen un desierto y lo llaman Paz”, Publius Cornelius Tácitus
En medio de la alegría mundial por el “Acuerdo de Paz” firmado por las autoridades de “Israel” y Hamás, creo que debemos ser muy escépticos por varias razones. Un acuerdo basado en una terrible extorsión que pretende borrar de la faz de la tierra a los palestinos, no solo de Gaza sino de todo su territorio: “Si no aceptan nuestra paz, los exterminamos”. Para poder comprender estas afirmaciones, necesitamos remitirnos a la historia del conflicto que comenzó desde el momento que se firmó la unilateral y nefasta “Declaración de Balfour” en 1917, patrocinada y financiada por uno de los sionistas más recalcitrantes de la época, el señor Walter Rothschild. El origen del sionismo, que es una ideología política (muy diferente del Judaísmo que es una religión) dio pie a que los israelíes, generalmente europeos o askenazis, propugnaran por una “tierra prometida” incitadas por los escritos del periodista y escritor austro-húngaro Theodor Herzl y basadas en falsas interpretaciones de la biblia o la Torá: todo esto fue impulsado por el creciente antisemitismo en Europa, tal vez debido al amplio dominio financiero de los banqueros judíos y su poderoso auge económico después de la primera guerra mundial y la implantación del nacionalismo que se estaba tomando a Europa. Justamente, la migración hacia la “tierra prometida” se incrementó.
A partir de 1917, los askenazis empezaron a migrar hacia territorio palestino y aumentó drásticamente hacia la década de 1930 en gran parte debido a la persecución nazi a los judíos. Esta migración, al principio, fue bienvenida por los habitantes nativos palestinos que no lo vieron como una amenaza, pero con el transcurrir de los años, la voraz compra de tierras y el comienzo de las amenazas de desplazamientos forzados de la población local, empezaron a crear fuertes disputas por el territorio.
Tras la caída del Imperio Otomano y su gobernanza sobre Palestina, Gran Bretaña asume el mandato oficial de la nación de 1922 hasta 1948. Allí aumentan los asentamientos de colonos judíos cuya población pasó en 1904 de 21.000 a 83.000 en 1922 hasta constituir el 30% de la población total en 1939. Obviamente las tensiones entre judíos y palestinos se fueron incrementando hasta que, en 1947, la recién creada ONU, decidió la partición del territorio, otorgando un 55% de Palestina a un “estado judío” agravando aún más el conflicto ya que los asentamientos judíos constituían solo un 7% de las tierras con un 30% de la población total.
La Nakba
Esta arbitraria e ilegal repartición de un territorio alegado con justicia como la tierra ancestral de los palestinos, por parte de la ONU, provocó un furioso rechazo por parte de los palestinos y otras naciones árabes, dando al inicio de una guerra asimétrica la cual dejó más de 280.000 palestinos masacrados, más de 500 pueblos destruidos y expulsados o que huyeron más de 750.000 habitantes de esos territorios. Tal holocausto fue llamado la Nakba o “catástrofe”. Ante la pasividad de la recién fundada ONU y liderada por uno de los estados más asesinos de la historia, los EE. UU., el ente sionista conquistó el 78% del territorio total de Palestina, dejando sin hogar a casi la mitad de la población palestina. La agresión sionista continúa, anexando pequeñas porciones de territorio y asesinando o desplazando cientos de civiles palestinos, con el fuego alimentado por los rabinos radicales que consideran a los “no judíos” como subhumanos que merecen ser aniquilados. En 1967 estalla otra guerra llamada la “Guerra de los seis días” después de la cual el ente sionista ocupó Cisjordania, que incluye a Jerusalén Este, Los Altos del Golán. La Franja de Gaza y la Península del Sinaí (devuelta a Egipto en 1982). Durante más de 20 años el desplazamiento, la entidad sionista o “Israel” comenzó la construcción de asentamientos ocupados por colonos llegados de todas partes del mundo (que alegan ser descendientes de judíos o simplemente conversos) principalmente por polacos, ucranianos y muchísimos norteamericanos. Tales asentamientos fueron declarados ilegales por instancias internacionales. Al mismo tiempo surge Yasser Arafat quien lidera la OLP (Organización para la Liberación de Palestina”) como representante del pueblo palestino, utilizando tanto la lucha armada como la diplomacia para solucionar el conflicto. Sin embargo, las autoridades sionistas continuaron con el despojo, el apartheid, la restricción de movilidad, a tal punto que un palestino no podía pisar el lado de la calle donde transitaban los israelitas y donde debían hacer largas filas en jaulas que tenían una garita de control para permitir el paso de una localidad a otra. Allí podían ser arrestados o incluso asesinados por el más mínimo motivo, a la vista de todos, a modo de “escarmiento”.
La situación siguió su escalada y en 1987 estalla la “Primera Intifada”, un levantamiento del pueblo palestino contra la ocupación sionista, desatando protestas y desobediencia civiles, boicot económico. Fueron mundialmente llamativo los “actos de guerra” palestinos de “Piedras contra tanques”. La intifada fue duramente reprimida con miles de asesinados, arrestados y desaparecidos. Entre 1987 y el 7 de octubre de 2023 sucedieron hechos muy relevantes que transformaron el conflicto. A raíz de esta primera Intifada, que termina en 1993, termina en los Acuerdos de Oslo. Aquí haremos un paréntesis para tratar de explicar00 cómo surgió el movimiento de Hamás, inmerso en el día actual en una guerra contra la Entidad sionista, llamada “Israel”.
Entre los años 1970 y 1980, “Israel” apoya y tolera los movimientos islamistas (Muyama al-Islamiya), permitiendo el crecimiento de actividades religiosas y sociales. La estrategia sionista fue la del romano Julio César; “Divide et impera”, fortaleciendo al movimiento islamista, radicalizando su posición política y crecientemente militar ante la OLP, gobernada por Al Fatah y a la que “Israel” consideraba su principal adversario. Este movimiento fue visto con buenos ojos ya que siendo un movimiento que promovía la identidad religiosa, eventualmente podía debilitar el poder secular de la OLP. Este movimiento de los sionistas tuvo como consecuencia inesperada a largo plazo la más férrea oposición a “Israel” y a la OLP a la que acusaron de “corrupta y obsecuente”, rechazando cualquier acuerdo o negociación. En 1993, con los Acuerdos de Oslo, “Israel” reconoció la OLP como representante del pueblo palestino y a su vez, esta reconoce el “derecho a existir” de “Israel” y su renuncia a los actos de “terrorismo”. Sin embargo, “Israel”, como ha sido la constante durante 80 años, incumplió, violando los acuerdos, al permitir la continuación de la construcción de nuevos asentamientos israelíes en Cisjordania y Gaza y a la importación de armas por los palestinos. En septiembre de 2000 estalla la Segunda Intifada, siendo más sangrienta que la primera. El detonante fue una visita de Ariel Sharon (antes Ariel Scheinermann) a la Explanada de las Mezquitas. Esto derivó en una revuelta violenta con más de 180 ataques suicidas de los militantes palestinos contra objetivos israelíes civiles y una dura respuesta militar de “Israel” con tanques y aviones. Como saldo cayeron muertos más 4.300 palestinos y unos 1.000 israelíes. “Israel” se retiró de Gaza. Fue seguido entonces por un período de frágil “paz”, hasta que, en 2006, de forma sorpresiva, Hamás gana las elecciones y tras una breve pero sangrienta lucha con Al Fatah que era controlada por la Autoridad Palestina, se toma el control militar de Gaza, una situación que perdura hasta hoy.
- UU. e “Israel” que han declarado a Hamás como organización terrorista, después de haber aupado su creación, auge y poder, continúan una lucha sin cuartel contra la muy dividida Palestina que ha perdido, hasta la fecha, más del 95% de su territorio en un siglo. La guerra asimétrica que llega hasta el presente incluye un bloqueo estricto sobre Gaza, a la que se le niega la entrada de ayuda humanitaria, condenando a cientos de miles de inocentes a la hambruna y a la muerte. Ha habido escalamientos bélicos por parte de Hamás en 2008, 2012, 2014 y 2021, resultando en un muy elevado número de víctimas palestinas y un arrasamiento catastrófico de la infraestructura de Gaza.
Lo sucedido desde el 7 de octubre hasta el día de hoy, será objeto de análisis aparte ya que lo considero el culmen y punto de inflexión del fin de Palestina como nación debido a la limpieza étnica y el genocidio que va a continuar hasta su exterminio. Por eso el “Acuerdo de paz del genocida Trump” no es más que otro distractor mundial para la aniquilación de Palestina. Por eso el escepticismo.