Luz Marina López Espinosa
El 31de agosto, cuarenta embarcaciones con alrededor de 400 ocupantes de 44 países, se aventuraron por el Mediterráneo, enfrentando un mar encrespado bajo el vasto cielo que las ilumina, animados por grito de Free Free Palestina, Free Free Palestina. Grito que retumba en los rincones más remotos del planeta, amargando la placidez de los indiferentes y estropeando la tranquilidad de los indolentes.
El mundo registra un evento cuya trascendencia la Historia recogerá como un momento silente de la humanidad. Es la gesta que escriben los pueblos del orbe, “los ciudadanos de base”, gentes como todas y todos nosotros, que en respuesta al horror de un Genocidio, cuya transmisión en vivo nos es dable presenciar, se movilizan desde el poder de sus conciencias para romper el bloqueo de alimentos y medicinas con el que Israel quiere consumar a través de la hambruna generalizada, el exterminio del pueblo palestino.
Se trata de la Global Sumud Flotilla, iniciativa espontánea de personas de todo el mundo, artistas, estudiantes y activistas de cuanta causa noble existe, que, sin financiación de estado, partido o corporación alguna, en embarcaciones la mayoría frágiles y pequeñas, partió del puerto de Barcelona con destino a Túnez donde se le unirán otras veinte embarcaciones con voluntarios de este país, Francia e Italia entre otras naciones.
Para hacer parte de esta flotilla se aplicó un riguroso filtro, porque miles de ciudadanos de todo el mundo se volcaron sobre Barcelona aspirando embarcarse. El número de embarcaciones y su capacidad eran la principal limitante. También lo era el estado de los aspirantes, ya que las condiciones que tendrían que soportar en la travesía eran en extremo precarias. Pero ello muestra la profunda sensibilidad que este verdadero Holocausto ha producido en la humanidad.
A despecho de la criminal solidaridad de los más altos poderes mundiales con el agresor, y el hipócrita silencio y neutralidad de muchas autoridades gubernamentales y religiosas; neutralidad que en estos casos dicho está, es alinearse con el victimario.
Lo cierto es que la flotilla partió, y el mundo sigue su suerte. Va airosa por el Mediterráneo, habiendo llegado ya a Túnez. Ya lista para emprender el trayecto final, ¡Gaza! La expectación es grande dadas las declaraciones de Netanyahu reo de crímenes de guerra y de Lesa Humanidad según la Corte Penal Internacional, quien ha dicho que los tratará como los terroristas que son, los recluirá en las cárceles especiales que tienen para los terroristas palestinos -que lo son todos según él-, y que después de ese tratamiento no querrán nunca más meterse con el estado de Israel.
Tenemos en la memoria y no olvidamos la suerte de la primera flotilla, la del Mavi Mármara en el 2010, atacada por el ejército sionista asesinando a nueve activistas humanitarios turcos y un periodista.
