Desaparecer en Colombia

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Yohanna Guerrero

Es una dolorosa ausencia. No puede ser que nos acostumbremos a que día tras día nuestras redes se vean inundadas por noticias sobre la desaparición de personas, personas que salen de sus casas, de sus colegios, de sus trabajos, que abordan el transporte, y que desaparecen por horas, por días o para siempre.

En Colombia se suele relacionar la desaparición con el conflicto armado, pero lo cierto es que estamos frente a un fenómeno que ocurre cotidianamente. No se habla lo suficiente del tema, se invisibiliza, es una herida abierta en nuestra sociedad que sigue creciendo y que afecta a miles de familias que esperan el regreso de sus seres queridos.

En los últimos años se registra un aumento alarmante en casos de desapariciones en contextos urbanos. Las razones por las que desaparecen son complejas, muchas veces vinculadas a delitos sexuales, enfermedades mentales, redes de trata de personas y crimen organizado, o incluso venganza.

Sólo en 2024, el Instituto de medicina legal reporto más de 6 mil casos de desapariciones en todo el país, de estos 4.862 fueron registrados oficialmente y 4.376 ocurrieron en cabeceras municipales, lo que evidencia un fuerte impacto en zonas urbanas. Las cifras no mienten, en lo que va de 2025 se han reportado 1.158 casos nuevos de personas desaparecidas en todo el país, en donde los principales afectados son los niños y niñas y adolescentes (NNA), las mujeres menores de edad y los hombres mayores de edad, según datos del Observatorio de violencia y del Instituto Nacional de Medicina Legal.

Estas son cifras escalofriantes y lo más preocupante es el acostumbramiento cuando las personas desaparecen sin dejar rastro, son desapariciones sin causa y sin clasificación: en silencio, no hay testigos, no hay testimonios, las cámaras no existen, en 2024 hubo 288 casos de NNA desaparecidos en estas condiciones.

Lo más duro de todo este panorama es que las familias viven entre la esperanza y el dolor, sin saber que pasó, viven una incertidumbre cotidiana, recorren hospitales, estaciones de policía, redes sociales, y hasta la morgue buscando cualquier pista y enfrentan trabas burocráticas y legales, la indiferencia del Estado.

No hay un sistema unificado en Colombia y aunque existe medicina legal o la Unidad de búsqueda no siempre hay coordinación ni recursos suficientes, las pruebas se pierden y la impunidad se afianza, según la ONU el 98% de los casos sigue en impunidad.

Es urgente hablar de este tema, exigir respuestas a las autoridades y brindar apoyo a las familias. Es clave fortalecer los sistemas de denuncia, de búsqueda y de identificación, las desapariciones no pueden seguir siendo cifras frías en informes o en noticias, no debemos seguir acostumbrándonos a verlas en redes circulando todos los días.

Son vidas que faltan, familias que sufren. No podemos seguir mirando a otro lado. Merecemos conocer qué pasa y qué pasó, merecemos saber la verdad.

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