Kevin Siza Iglesias
@KevinSizaI
Después de seis meses del anuncio de la constitución del Pacto Histórico como movimiento político unitario y arduas jornadas de discusión de las que resultaron la Plataforma Programática, los Estatutos y el acuerdo de fusión suscrito por Colombia Humana, PDA, Unión Patriótica, Partido Comunista, Progresistas y la Minga Social y Popular, fue radicada ante el Consejo Nacional Electoral la solicitud de reconocimiento de su personería jurídica.
Son múltiples los desafíos que se dibujan en el horizonte, a menos de un año de las elecciones al Congreso y la Presidencia de la República, en una coyuntura política caracterizada por la agudización de las conflictividades sociales y de clase en el país, en el marco de la persistencia de la disputa por la materialización de los cambios y las resistencias sistémicas para preservar intacto el orden social vigente.
El PH, tiene la responsabilidad de garantizar la continuidad y profundización del proceso de cambios, ratificando su posicionamiento como la primera fuerza política del país en el debate electoral que se avecina, lo que pasa por disputar la sociedad, ganar su sentido común y erigirse en un instrumento de acción desde abajo de las mayorías populares, que permita consolidar una correlación social de fuerzas favorable a este propósito.
Se trata no sólo de construir un movimiento político capaz de ganar elecciones, sino, sobre todo, de echar raíces profundas en la sociedad colombiana, incorporando y haciendo suyas las demandas y luchas de los movimientos sociales, impulsando la organización del pueblo en sus diversos sectores y territorios, aportando a la construcción del poder popular, en un proceso de acumulación de fuerzas que permita dotar de sentido estratégico al proceso de cambios, ampliando sus contenidos, alcances y profundidad.
Es un fenómeno orgánico que varía sustancialmente la dinámica política y de la lucha de clases, pues no es simplemente coyuntural: emerge de forma disruptiva en el escenario con objetivos transformadores estructurales y de largo aliento. Esto, pasa por lograr la territorialización de su estructura y ganar a millones de colombianos para su proyecto, lo que debe traducirse en mayores niveles de conciencia y su movilización política.
El primer paso en esta apuesta, es construir de forma democrática sus listas al Congreso de la República y la definición de una sola candidatura presidencial de las izquierdas y el progresismo de cara al 2026, en el marco de la consulta que tendrá lugar en Octubre próximo, para lograr una fuerza capaz de asegurar amplias mayorías en el legislativo y constituirse, en desarrollo de la política de Frente Amplio junto a otros sectores progresistas y del denominado “centro”, en la fuerza dirigente del proceso de cambios.
El Pacto Histórico, encarna la Nueva Colombia que no acaba de nacer. La orientación y el sentido que asuma el proceso de cambios, estará determinado por la capacidad que tengan las izquierdas y el progresismo de hacer de aquél un instrumento del pueblo trabajador para construir poder popular y socialismo.
