El termómetro ‘Julito’

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Federico García Naranjo
@garcianaranjo

La semana anterior se hizo viral una certera reflexión escrita por un empresario bogotano de la hostelería. En su mensaje, se queja amargamente de que la derecha esté relegada a la simple reacción mientras la iniciativa política la sigue teniendo Gustavo Petro.

El texto es llamativo porque no solo permite entrever la percepción que buena parte de la clase dominante tiene sobre el proceso de cambio, sino porque revela que las élites en Colombia no son homogéneas y en ellas hay personas conscientes que, si bien siguen siendo de derecha, tienen la capacidad suficiente para leer correctamente la coyuntura política.

El escrito, que ya estaba circulando profusamente por las redes sociales, fue leído al aire en la emisora La W por su director Julio Sánchez Cristo y comentado durante más de media hora por los periodistas y por el autor.

La conclusión del análisis fue que efectivamente la derecha en Colombia está dividida, sin rumbo, sin liderazgo, sin discurso y sin propuesta. Mientras tanto la izquierda, a pesar de los errores cometidos en estos dos años y medio, sigue manteniendo la iniciativa, impone el discurso y la agenda, conserva la ilusión de millones de personas, en especial los jóvenes, y si bien tampoco tiene una figura carismática que pueda equiparar al presidente, sí avanza rápidamente hacia la unidad.

Es un diagnóstico que muchos habíamos avanzado pero que sorprende escucharlo en una de las emisoras más sintonizadas del país y una de las más influyentes. Es sorpresivo porque los medios corporativos de desinformación adelantan una campaña de acoso y derribo contra el Gobierno. Un análisis de este tipo solo revelaría que su estrategia de desestabilización no está funcionando. Eso sí, hay que advertir que La W juega un papel ambiguo en esa estrategia.

Sánchez Cristo, a diferencia de los demás periodistas prepago en este país, no tiene una agenda impuesta. Su influencia es tanta que puede darse el lujo de tomar distancia de la propia clase dominante cuando le conviene. ‘Julito’ no es Gustavo, ni José Manuel, ni Néstor, claramente, pero tampoco es Fernando Londoño. Es decir, no es un saboteador disfrazado de periodista, pero tampoco es un fanático que siempre diga lo que piensa. No, ‘Julito’ es estratégico. Da voz a la derecha, al Gobierno o a este tipo de autocríticas cuando le conviene.

Por eso, la pregunta que cabe hacerse es ¿por qué ha tenido tanta difusión un escrito tan crítico con la derecha? ¿Qué necesidad tiene ‘Julito’ de revelar que el emperador está desnudo?

‘Julito’ es el mejor termómetro del ambiente político en Colombia y no da puntada sin dedal. Si se toma el trabajo de leer el escrito, analizarlo, entrevistar a su autor y coincidir con él en el diagnóstico, significa que sabe que la izquierda va para largo y está preparando su propio lugar en ese proceso. No nos equivoquemos, el miedo ya cambió de bando y ‘Julito’ está saltando del barco.

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