Una nueva realidad en Colombia

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Marcha de las FARC en Bogotá.

Se cierra el ciclo de la lucha armada de más de medio siglo de las FARC-EP

Carlos A. Lozano Guillén

Con la realización del Congreso constitutivo del partido de las FARC-EP, que se llamará Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, la legendaria guerrilla colombiana, fundada por Manuel Marulanda Vélez, en 1964, cerró la etapa de la lucha armada de 53 años, con los antecedentes históricos de la resistencia armada campesina desde 1948, cuando la hegemonía dictatorial conservadora, arremetió contra liberales y comunistas e impidió a sangre y fuego, en defensa de los intereses de terratenientes y latifundistas, la reforma agraria que demandaban los campesinos pobres y medianos.

Las FARC-EP hicieron el tránsito hacia una organización política legal, de lucha democrática y pacífica, pero con las mismas banderas de cambio revolucionario que enarbolaron siempre. Lo dijo con claridad meridiana Rodrigo Londoño (Timochenko), hasta antes del congreso comandante en Jefe del Estado Mayor Central de las FARC-EP, en el discurso ante la multitud en la Plaza de Bolívar de Bogotá, el primero de septiembre pasado, en que presentó al nuevo partido en medio de citas a Jorge Eliécer Gaitán, caudillo popular asesinado en 1948, en los orígenes del largo conflicto colombiano que llega a su fin:  “(…)una demostración más de nuestro compromiso con la paz, la democracia y la justicia social para Colombia. Fueron más de 50 los años de resistencia armada, llegados a su fin con la firma de los Acuerdos de La Habana. Dejamos las armas para hacer política por vías pacíficas y legales, queremos construir con todos y todas ustedes un país diferente. Un país en el que en primer término la violencia desaparezca definitivamente del escenario de la política, en el que nadie sea perseguido, asesinado o desaparecido por pensar diferente(…)”.

Y de entrada dejó en claro la naturaleza del proyecto: “Nuestra propuesta es unirnos por un país mejor, justo, democrático, soberano y en paz. No lo conseguiremos si no luchamos unidos por él, con una fe absoluta en conquistarlo”.

Congreso histórico

El Congreso fue histórico por lo que representa en la nueva realidad colombiana, lleno de símbolos y de nuevos elementos de lo que Rodrigo Londoño calificó como “una nueva forma de hacer la política”, profundamente democrático y abierto a la lucha de opiniones y a la confrontación serena y respetuosa de los diversos puntos de vista con los cuales fueron construyendo consensos y mayorías.

Como suele ocurrir, también ha sucedido en los congresos del Partido Comunista Colombiano y de otras fuerzas de izquierda, aparecieron las provocaciones, la infiltración de elementos divisionistas que querían desviar los debates y promover la confusión a través de panfletos anónimos y de rumores malintencionados. Obligó a “Timoleón”, con toda su autoridad, a hacer una intervención serena y drástica, para llamar a los más de mil delegados a cerrar filas en defensa de la unidad del congreso, a adelantar el debate por las vías democráticas y tolerantes y a rechazar a los provocadores que pretendían “pescar en río revuelto”. Los delegados los rechazaron y asumieron el debate con mucha madurez y espíritu constructivo y una a una fueron aprobando las conclusiones en medio del debate de ideas.

Por mayoría de votos fueron adoptados el nombre del partido, los estatutos, la declaración política de principios y el programa, en particular la plataforma de convergencia para la unidad en lo inmediato, en la etapa de transición democrática, sobre la base de unir esfuerzos en defensa del Acuerdo de La Habana y avanzar en la construcción de las bases para un nuevo país. Una Conferencia Nacional será convocada para la adopción de un programa estratégico revolucionario del nuevo poder democrático y popular. Fue elegida también la dirección nacional de 111 integrantes a cuya cabeza está Rodrigo Londoño, designado presidente.

Amplio respaldo

No será fácil para el nuevo partido. Hay odio y resentimiento en sectores de la extrema derecha y del establecimiento, los mismos que promovieron la violencia y el terrorismo de Estado. Lo reconoció Rodrigo Londoño en el discurso de clausura: “Que la obra no será fácil e inmediata, lo tenemos perfectamente claro. Que seremos blanco de los más sucios ataques, no lo dudamos. Quién mejor que nosotros para saber que la perseverancia puede vencerlo todo. Habrá que ir por etapas, no se puede comenzar a construir una pirámide por su vértice. Nuestro primer paso ahora es presentar a Colombia nuestro partido político, su programa estratégico, nuestra propuesta de acción política”.

El Congreso tuvo repercusión nacional e internacional. La “gran prensa” no pudo ignorarlo. La izquierda lo acompañó con decisión. El Partido Comunista Colombiano estuvo representado con una delegación de su dirección nacional, también la Unión Patriótica y Marcha Patriótica y hubo delegaciones del Partido Verde y del Polo Democrático Alternativo. El ex presidente Ernesto Samper Pizano hizo presencia y recabó el apoyo a la nueva colectividad. No estuvieron tan solos como algunos creen. El ELN envió un caluroso y fraternal saludo, presentado por Pablo Beltrán. Desde el exterior llegaron centenares de mensajes saludando con júbilo el importante acontecimiento.

Arrancó la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), poco a poco irá construyendo camino con criterio de unidad y amplitud, entendiendo, como lo explicó Iván Márquez en el acto de instalación del Congreso, que la táctica y estrategia de la nueva colectividad, está imbricada a la realidad colombiana, una y otra están estrechamente ligadas, se articulan de manera dialéctica, por ende las conquistas democráticas y sociales contribuyen al logro estratégico del poder para los cambios de fondo en la vida nacional.

Sin duda comienza una nueva etapa en la historia política del país; de la correlación de fuerzas que prime, dependerá el desenlace en favor de la apertura democrática y social o que se mantenga el statu quo de explotación y desigualdad.

@carloslozanogui