Una ciudad para las mayorías

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Bogotá desde la localidad Rafael Uribe Uribe. Foto Jenny Solis

Una vez más, el momento histórico que vive la capital del país, exige de forma decidida, que los sectores alternativos y democráticos retornen a la Alcaldía

Jenny María Solis
@Jemasolis 

La alcaldía de Bogotá, el segundo cargo más importante del país, es clave en las elecciones parlamentarias que se avecinan, aunque el panorama no es alentador, resulta vital que quien ocupe el Palacio Liévano, sea una persona dispuesta a abrir los espacios de participación de los sectores alternativos y con ello, garantizar pluralidad política y el retorno a la política social como eje de conducción de gobierno.

Solo reformas

Los gobiernos de los últimos años en Bogotá, a excepción del actual, han logrado algunos avances en términos sociales, que representaron atisbos democráticos por más de una década, pero que hoy, parecen estar en el olvido.

Pese a la puesta en marcha de políticas sociales de los gobiernos llamados “alternativos” y de la mejora de ciertos índices en seguridad, cobertura educativa, nutrición, y atención en salud, lo cierto, es que ninguno de los gobiernos ha hecho apuestas decididas por un cambio de modelo que garantice nuevos destinos para Bogotá, y con ello para el resto del país.

El panorama hoy no parece diferente, quienes están cerca de ocupar Liévano, son candidatos que dentro del modelo neoliberal imperante, privatizador y cercenador de libertades, buscarán retomar algunas reformas que garanticen espacios de justicia social y que enderecen el destino de las comunidades que habitan la basta capital.

Sin embargo, es el modelo neoliberal, en el que el Estado es cada vez más minúsculo e invisible para responder por sus obligaciones constitucionales, el que seguirá guiando los destinos de las y los bogotanos, la tarea urgente es fortalecer candidaturas que le apuesten decididamente a hacer rupturas profundas con el capitalismo como modelo de gobernanza política, económica, social y cultural, porque como ya se sabe y se ha comprobado con indignación, el actual modelo en decadencia, de ninguna forma permite que la dignidad y la justicia social se impongan por encima del individualismo y el mercado.

El pulso político verde

Hace pocos días los candidatos de la Alianza Verde, se sometieron a una elección abierta, para definir quien entraría a disputar la Alcaldía de Bogotá. Una encuesta, en la que participaron alrededor de 2.700 personas en la página de la Registraduría Nacional, dio por ganadora a Claudia López, exsenadora y excandidata presidencial. La experiencia en el sector público de Navarro Wolf, no le alcanzó para ser el candidato por este partido en la contienda electoral que se avecina.

La victoria parcial de Claudia, se da a pesar de su pasado político en el que acompañó de forma consciente y decidida candidaturas como las de Sergio Fajardo, en las pasadas presidenciales, en las que el voto en blanco terminó garantizando el sostenimiento del uribismo en la Casa de Nariño; y la candidatura de Enrique Peñalosa, que hoy como en 1999, tiene sumida a Bogotá en una de sus peores crisis sociales, políticas e institucionales.

Allí radica la importancia y la necesidad de que los sectores alternativos y de izquierda, estratégicamente se organicen y definan un bloque de convergencia, que por una parte, evite una nueva victoria de la derecha en Bogotá y con ello, impulsar una ola que pueda fortalecer candidatos locales y regionales, y por otra, apretar, en caso de que Claudia sea la nueva alcaldesa de la ciudad, una agenda social y plural que en los próximos cuatro años, será definitiva para apostar y presionar el cumplimiento de los acuerdos de La Habana y atacar los problemas sociales hoy tan agudizados en la capital.

Claudia, en algunas entrevistas ha manifestado la continuidad de algunas de las ideas ni política ni técnicamente sustentadas de la actual administración, como el descabellado y muy problemático metro elevado que se está buscado a toda costa dejarlo amarrado y como advirtió el burgomaestre, irá a la cárcel quien evite su construcción. Esta posición de la hoy candidata a la Alcaldía Mayor de Bogotá, pone en evidencia lo que se sabe frente a su cercanía con el modelo que busca imponerse por encima del diálogo y las necesidades reales de las comunidades de las diferentes localidades de la ciudad.

No obstante, y pese a que no sorprenden los anticipados señalamientos de Claudia frente a lo que sería su eventual Alcaldía, lo cierto, es que necesita del apoyo del conjunto de los sectores alternativos y de izquierda para consolidarse posiblemente como alcaldesa, lo que implica tácticamente generar la suficiente presión y pluralidad para que no se desvíe de las necesidades concretas de las y los capitalinos y no represente una nueva pérdida para la ciudad.

Una oportunidad para el tránsito

Aún queda un escenario que parece estarse evitando y tiene que ver con la consulta interpartidista entre los varios candidatos que están en la contienda electoral, Jorge Rojas, el cuestionado Hollman Morris, Celio Nieves y ahora Claudia, que pueden darle un viraje real a lo que representó Claudia en el Senado y lo que representaría como alcaldesa y lo menciono, porque no puede desconocer el apoyo disciplinado de algunos sectores a su candidatura.

Por ello, la sensatez debe imponerse en las deliberaciones que se tengan al interior de los sectores alternativos y de izquierda, la empatía para lograr construir colectivamente una agenda lo suficientemente amplia y social para beneficiar al mayor número de comunidades en la ciudad, mayoritariamente rurales, y la claridad suficiente, para comprender el momento histórico que atraviesa la ciudad y la importancia de situar en la capital la agenda política, social y de paz tan urgente hoy en el país.

Bogotá, no puede seguir dándose el lujo de equivocarse en las elecciones que garantizan un poco de movilidad política para llevar a cabo políticas sociales que garanticen dignidad a los sectores más vulnerables y empobrecidos de la ciudad. Esto implica superar antiquísimas, personalistas y egoístas discusiones que en nada les benefician a las y los habitantes de la ciudad y que más bien, le ayudan a la derecha a consolidar su acaparamiento sobre poder estatal y con ello, la dominación cultural de la población.

Si en estas elecciones, los sectores alternativos logran por encima de sus intereses particulares construir y poner en marcha una agenda social, política y económica colectiva, pensando en el colectivo interés de superar la pobreza, la desigualdad y la inseguridad y situar en la agenda pública la paulatina pero franca y decidida recuperación de la educación, la salud y el transporte público, muy posiblemente se abran las posibilidades concretas de ser poder en la capital y en regiones en las que los sectores alternativos tiene fuerza electoral y política.

No sólo es el escenario electoral el que debe congregar a las izquierdas y sectores alternativos para construir agenda, los escenarios comunales, barriales, locales y regionales en los adentros de las ciudades, las veredas, los municipios, las localidades son irremplazables para la transformación social de este país, nos toca volver al trabajo con la gente, ya no podemos darnos el lujo de continuar trabajando lejos de las comunidades.