El 3 de agosto finaliza el cese al fuego pactado entre el Gobierno nacional y el Ejército de Liberación Nacional. Mientras las dos delegaciones dan su versión sobre el estancamiento en la negociación, la sociedad civil pide reactivación de la mesa
Redacción Política
“La pacificación total no trae paz ni justicia”. Este es el titular de la edición 958 de la revista Insurrección, principal publicación del Comando Central, COCE, del Ejército de Liberación Nacional, ELN. Además de la frase, la portada retadora está acompañada de una ilustración con un marine estadounidense en la Plaza Núñez, pero con la cara superpuesta del consejero comisionado de paz Otty Patiño.
Tanto el editorial como los contenidos de la revista responden a una coyuntura: La mesa de negociación entre el Gobierno nacional y el ELN se encuentra en crisis. De hecho, en días recientes ambas partes y de manera separada, han publicado comunicados públicos en los que dejan sentada su posición.
No obstante, la situación se agrava si se considera que el 3 de agosto finaliza el cese al fuego pactado entre las partes.
La versión del ELN
De acuerdo al ELN, al Gobierno de Gustavo Petro y su delegación solo les interesa la “pacificación”. Para esta versión, la fuerte tensión se dio una vez se firmó el Acuerdo de México en marzo de 2023 y llegó a su clímax en mayo de 2024, cuando la totalidad de la delegación de Gobierno se negó a firmar el Acuerdo 28 que trata sobre el desarrollo del proceso de participación de la sociedad.
El ELN argumenta que una parte de la delegación del Gobierno “no comparte la convocatoria hecha a la sociedad para que debata y proponga cambios al régimen político, el modelo económico, la política ambiental y la cultura y la educación. Estas transformaciones de tiempo atrás la élite dominante las ha constituido en líneas rojas, que no puede tocar un proceso de paz”.
A renglón seguido, la guerrilla habla de ataques contra la mesa una vez se inició el 3 de agosto de 2023 el Cese al Fuego Bilateral, Nacional y Temporal, sacando una vez más a colación la situación que se experimentó en Nariño con el Frente Comuneros del Sur, hoy escindido, pero que el ELN considera como un grupo de agentes infiltrados con el objetivo de desmovilizar a sus tropas. “Es un acto de perfidia autorizado por el presidente Petro”, dice el Comando Central.
También sobre el cese al fuego, el ELN habla de numerosos actos de guerra orquestados por la connivencia entre las Fuerzas Militares y grupos paramilitares, con mayor intensidad en el suroccidente, occidente, Bajo Cauca, nordeste de Antioquia, sur de Bolívar y Arauca. Sobre este último departamento, el ELN denuncia que la Octava División del Ejército protege al líder del Frente 10 de las disidencias de las FARC, alías “Pescado”.
Finalmente, el ELN expone incumplimientos por parte del Gobierno nacional frente al acuerdo alcanzado en diciembre de 2022, al mantener a esta guerrilla en la categoría de Grupo Armado Organizado, GAO.
“En lo que tiene que ver con el ELN, hemos cumplido con el cese pactado de no realizar operaciones ofensivas contra las Fuerzas Armadas estatales, además para buscar fórmulas que permitirían ampliar las acciones que cubre el cese bilateral”, manifiesta el comunicado.
Perseverancia y paciencia
La respuesta del Gobierno nacional fue casi inmediata. “Con perseverancia e inmensa paciencia hemos solicitado en repetidas oportunidades a la Delegación de Diálogos del ELN sentarnos a resolver de manera bilateral y constructiva los problemas del proceso”, indicó la delegación de paz, además de manifestar como prioridad la protección de las comunidades y avanzar sin dilaciones en el camino del cese definitivo de la violencia.
A continuación, el tono sube. El Gobierno lamenta las mentiras y la posición “arrogante” del COCE y de su comandante Antonio García, desmienten que el Acuerdo 28 no se haya firmado por la totalidad de la delegación de paz y recuerdan que existe una resolución presidencial que le otorga al ELN carácter político, además de la caracterización como organización armada rebelde.
Asimismo, la delegación cuestiona la voluntad de paz de la guerrilla, al preguntarles si el proceso se concibe como una oportunidad para las “transformaciones sociales” o por el contrario es usado para su fortalecimiento militar.
Finalmente, interpelan al COCE y a su comandante Antonio García: “llegó el momento en que el ELN le aclare a la sociedad colombiana y a la comunidad internacional si tiene o no un inequívoco propósito de llegar a la paz; si quiere o no descongelar los trabajos de la mesa de diálogos; si quiere o no renovar el cese al fuego con su Mecanismo de Monitoreo y Verificación, en función de la construcción de paz con transformaciones”.
Defendamos la paz
Frente a las complejas tensiones, el movimiento Defendamos la Paz ha hecho un llamado abierto a las dos delegaciones para que se reactive la mesa de diálogos: “El escenario de un regreso a la confrontación armada sería francamente devastador, no solo para los actores directos, sino para la población civil que, como siempre, es la que más sufre y de manera más injusta, los efectos de la violencia”.
De igual forma, Defendamos reconoce como un triunfo de la paz los avances significativos en los 28 acuerdos logrados y la visión común en puntos como transformaciones sociales, modelo de participación, cese al fuego y acciones adelantadas en zonas críticas.
Sin embargo, el tiempo se agota. Por eso piden encontrar rápidamente formulas para reactivar la mesa, retomar la participación de la sociedad, la agenda del diálogo y acordar la ampliación del cese al fuego y hostilidades.
“La responsabilidad es inmensa, las posibilidades de llegar a acuerdos positivos siguen vigentes, y el impacto negativo de no hacerlo, sería demoledor para la esperanza del pueblo, para la perspectiva de paz de toda la nación, y para la vida de 50 millones de colombianos”, puntualiza el movimiento compuesto por varios representantes de la sociedad civil.