La idea del presidente estadounidense sobre un medio ambiente sano se limita a tener “el aire más limpio y el agua más limpia”. Sin embargo, permitirá más perforaciones de petróleo y gas, y pretende desmantelar toda agencia y norma que vayan en defensa del clima y la protección de la naturaleza
Ricardo Arenales
Internacional Defensores de la acción climática calificaron como un duro golpe a esta causa el triunfo de Donald Trump en la última elección presidencial de Estados Unidos. Esta victoria de Trump es un verdadero revés contra el empeño por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y revertir el calentamiento del planeta. Los protectores advierten, sin embargo, que el proceso de descarbonización de la economía y la lucha mundial contra el cambio climático continuarán, aunque medie la política de Estados Unidos al respecto.
“La elección de un negacionista del clima a la presidencia de Estados Unidos es extremadamente peligrosa para el mundo”, señaló Bill Hare, director general del Instituto Climate Analytics en Berlín; pero “el presidente Trump no estará por encima de las leyes de la física y tampoco lo estará el país que dirige”, puntualizó el ambientalista. Para Hare, quien hizo parte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, “si Trump cumple su amenaza de retirarse del Acuerdo de París (para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que calientan el planeta), el mayador perdedor será Estados Unidos”.
La lucha no se detendrá
“Ya hemos pasado por esto antes: la retirada de Estados Unidos en la primera presidencia de Trump no provocó el colapso del Acuerdo, como predijeron algunos expertos”.
Esta opinión la comparten muchos otros especialistas. Christiana Figueres, responsable del clima de las Naciones Unidas en el período 2010-2016, dijo que “el resultado de estas elecciones se considerará un duro golpe para la acción climática mundial, pero no puede detener ni detendrá los cambios en curso para descarbonizar la economía y cumplir los objetivos del Acuerdo de París”.
La experta agregó que “quedarse con el petróleo y el gas equivale a quedarse atrás en un mundo que avanza a gran velocidad”. Sostuvo que “las tecnologías de energía limpia seguirán superando a los combustibles fósiles, no solo porque son más sanas, más rápidas, más limpias y más abundantes, sino porque socavan a los combustibles fósiles allí donde son más débiles: su volatilidad e ineficiencia irresolubles”.
Discurso negacionista
A lo largo de su campaña electoral, Trump esbozó cancelar las políticas contra el cambio climático, como propósito de su gestión de gobierno. Se deduce entonces que habrá un discurso negacionista, más apoyo a los Combustibles fósiles, retiro de los acuerdos internacionales y recortes a la financiación para la transición climática a bancos multilaterales de desarrollo que intentan financiar la transición en los países más pobres.
Trump, como negacionista confeso, unos meses antes de los comicios electorales, declaró que el cambio climático es “una de las mayores estafas de todos los tiempos”; su regreso a la presidencia del segundo país que más contribuye al calentamiento global hace aún más difícil el objetivo de mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 1.5°C y, por ende, cumplir con el Acuerdo de París.
La idea de Trump sobre el medio ambiente sano se limita a tener “el aire más limpio y el agua más limpia”. Sin embargo, este deseo resulta imposible con sus promesas de permitir más perforaciones de petróleo y gas, así como sus intenciones de desmantelar toda agencia y norma que vayan en defensa del clima y la protección de la naturaleza.
Retrocesos
Una de las normas que en la actualidad sustentan el plan de reducción de emisiones de la administración Biden es la Ley de Reducción de la Inflación, IRA, la cual Trump ha prometido revocar, junto con otras políticas ambientalistas. Aún está por verse si los manejos de los gobiernos a nivel de la Unión avanzan a ese mismo ritmo.
El magnate también declaró que planea desmantelar la Agencia de Protección Ambiental, EPA, el organismo federal con más poder para hacer frente a la emergencia climática y ambiental de la potencia del norte.
Una decisión semejante podría tener implicaciones internacionales.
Dados los altos niveles de emisiones de Estados Unidos, una falta de liderazgo climático de la Casa Blanca podría inducir a otras naciones a no cumplir sus metas, perjudicando los esfuerzos por mantener el calentamiento global por debajo de 1.5°C.
Sobre estas mismas repercusiones, el portal británico especializado Carbon Brief lanzó una alerta en el sentido de que Trump podría no solo retirar a su país del Acuerdo de París, como lo hizo en 2017 durante su primer mandato, sino “ir un paso más allá” y sacar a Estados Unidos de la Convención Marco sobre el Cambio Climático.
Daño ambiental
Un análisis del grupo considera que la política negacionista de Trump podría generar 4000 millones de toneladas adicionales de emisiones de dióxido de carbono (CO2) para 2030, con daños climáticos por valor de 900.000 millones de dólares.
Esos 4000 millones de toneladas adicionales de CO2 equivalente son un volumen como el de las emisiones anuales combinadas de la Unión Europea y Japón, o el total anual combinado de los 140 países con menores emisiones en el mundo.
La política negacionista de Trump se realizaría en momentos en que el dióxido de carbono, uno de los tres principales gases de efecto invernadero, continúa acumulándose en la atmósfera “más rápidamente que en ningún otro momento de la existencia humana”, señaló recientemente la Organización Meteorológica Mundial, OMM.
“Otro año, otro récord. Esto debería hacer saltar todas las alarmas entre instancias decisorias”, dijo la secretaria general de la OMM, Celeste Saulo, quien precisó que los gases de efecto invernadero van de récord en récord.