
Egan Bernal es el tercer pedalista nacional en coronarse campeón en una de las tres grandes competencias del ciclismo mundial. Su hazaña invita a reflexionar sobre la inversión social en el deporte
Juan Carlos Hurtado Fonseca
@Aurelianolatino
Con el respaldo de gregarios de lujo, tecnología de punta y un excepcional equipo, el Ineos Grenadier, Egan Bernal se convirtió en el tercer colombiano en quedarse con el quinto título de una de las tres grandes del ciclismo mundial: el Giro de Italia. Ya lo habían hecho “Lucho” Herrera en España en 1987, Nairo Quintana en Italia en 2014 y en España en 2016, y Egan en 2019 en Francia.
Aun con los problemas de espalda que ha sufrido desde el año pasado, para los expertos y las casas de apuestas la victoria del joven de 24 años era de esperarse. No obstante, hubo voces que lo excluían de la competencia, como la del periodista especializado Beppe Conti, de la cadena italiana RAI, quien antes del inicio de la carrera aseguró que el colombiano sería una baja del Ineos por sus problemas de salud.
Inicialmente, los principales rivales de Bernal eran Simon Yates, Romain Bardet, Vincenzo Nibali, Remco Evenepoel y Mikel Landa. Los dos últimos debieron retirarse tras graves caídas y las peleas más fuertes las tuvo con el inglés Yates y el italiano Damiano Caruso.
Equilibrio mente-cuerpo
Una de las ventajas con las que contó el pedalista cafetero fueron las ocho etapas con llegada en alto, sin embargo, en otros terrenos supo defenderse sin desesperarse, pues una de sus características durante los 21 días fue su tranquilidad.
Así lo destaca la directora técnica del equipo femenino de ciclismo Colombia Tierra de Atletas, Rocío Parrado: “Mantuvo la calma en todas las situaciones. Todo se unió para que pudiera ganar, no tuvo percances, la lesión de la espalda no le molestó, tuvo buen equipo y día tras día tomó con buena actitud la carrera”.
Enfrentó un día malo que gracias al equipo y especialmente a Daniel Felipe Martínez, sorteó bien: “Fue un capitán en todo el sentido de la palabra”, agregó Parrado.
Por otra parte, para Jenaro Leguízamo, licenciado en educación física, especialista en entrenamiento deportivo y ex técnico de la selección Colombia de ciclismo masculino, las dos primeras semanas Egan estuvo muy fuerte: “El Egan que todos conocemos en su mejor momento, en una mejor versión que cuando ganó el Tour. Pero en la última semana la fatiga lo acosó y no se pudo ver tan pletórico, sin embargo, no estuvo mal porque en la penúltima etapa, que era tan dura, entró segundo”.
Según Leguízamo, el logro se debió a la combinación de factores como el trabajo del equipo, una gran administración de la energía y una dirección técnico-táctica y estratégica óptima, pero sobre todo, a la inteligencia del corredor, “a la calma, la serenidad y la experiencia que le permiten manejar situaciones sin desesperarse”.
La madurez evidenciada por Egan en competencia se debe a que tuvo que asumir el liderato del equipo a corta edad. De esta manera lo ve Rocío Parrado: “El comenzar a correr tan temprano en Europa les da la capacidad de ser capitanes, de mirar cómo se sitúan en el lote, de tomar decisiones. Además, están con una nueva generación de directores técnicos que maduran al deportista más temprano”.
Para el profesor Jenaro, esa capacidad de tomar decisiones rápidas y acertadas también depende mucho de la tecnología: “Ineos es pionero en el uso de la tecnología que permite controlar a diario y al milímetro todas las variables del entrenamiento, permite calcular la energía, medir en tiempo real y calcular para el futuro lo que se puede gastar en la siguiente hora, día, semana o mes. Ellos manejan una data impresionante, cuentan con científicos que permiten una construcción de conocimiento en torno a la regulación del esfuerzo”.
Más y mejores políticas
Lo hecho por Egan, Nairo, Rigo, ‘Supermán’ López o Esteban Chaves pone al país como uno de los fabricantes de ciclistas más grandes del mundo, si se tiene en cuenta la poca inversión realizada para ese objetivo. Ellos, como muchos otros, pudieron mostrarse para ser exitosos gracias a sus capacidades y a la ayuda de sus familias.
Por eso, garantizar que haya más y mejores pedalistas, que puedan estar en los equipos word tour, depende de la intensificación y el inicio de procesos largos.
En palabras de la directora técnica de la escuadra femenina, hay que continuar con proyectos como el de Colombia Tierra de Atletas o Talentos Colombia porque son la oportunidad de descubrir nuevas capacidades. Pero también, “la empresa privada debe invertir. Hay que buscar en las regiones apartadas deportistas para apoyarlos, pero más allá de darles una bicicleta, es darles las oportunidades de competir, correr en el exterior y desarrollarse. Así vendrán más Egans, más Nairos”.
Pone como ejemplo los procesos llevados a cabo en Inglaterra por el British Cycling que busca la excelencia con la promoción de las capacidades como deportistas, y ante todo, como personas.
Ahora bien, aparecen otras condiciones como la situación económica de muchos jóvenes que quieren profesionalizarse en el deporte. No es extraño saber que muchos deportistas de alto rendimiento han debido tener otros trabajos para sobrevivir y hacer rifas o vender empanadas para poder viajar a competir.
“Es una característica socioeconómica que vive Colombia, no es algo solo del deporte, pasa con los estudiantes, los científicos, los médicos, por eso el país está en paro porque hay que cambiar muchas cosas, pero eso ha sido algo que nos ha hecho fuertes y berracos en la vida. Egan no sería lo que es si no hubiera pasado por lo que pasó. Las adversidades nos hacen ser lo que somos”, argumenta la técnica y ex ciclista profesional.
Lo anterior permite reafirmar la idea de que los procesos deben tener una continuidad, por eso no deben responder a políticas de un gobierno, sino de Estado para que perduren y se vean los resultados.
Educación, una clave
Es decir, construir procesos de continuidad para seguir sacando ciclistas de élite mundial es un asunto de fondo, que pasa o tiene relación con varios aspectos sociales. Así lo ve Leguízamo, quien denuncia que en el Congreso de la República se tramita un proyecto para eliminar la educación física de la malla curricular de los colegios.
“La educación física no solo se debe dejar, sino se debe intensificar porque es en la edad de seis a nueve años el periodo sensible en el que se adquieren y se afianzan todas las destrezas motrices, para que los niños se puedan convertir en ciclistas. Además, debe haber programas estatales, departamentales y municipales de apoyo a las edades de formación, a partir de 15 años, con escuelas como las que seguramente hay”, comenta el entrenador.
Ahora, más que la preocupación por regalar bicicletas, como reconoce Jenaro que se ha preocupado el Estado, hay que tener pedagogos y entrenadores capacitados para las edades inferiores: “No tener corredores que salieron positivos, que sancionaron y que no tienen más que hacer sino convertirse en entrenadores para seguir transmitiendo enseñanzas erróneas a las nuevas generaciones. Debe haber pedagogos altamente fundamentados en valores para transformar pensamientos y para seguir aprovechando el talento humano que se da por montones en el país. Es un tema de educación, con eso luego se hace el resto”, concluyó el entrenador Jenaro Leguízamo.