jueves, abril 18, 2024
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Ucrania: ¿Tras el ‘sueño’ europeo?

Sectores de ultraderecha ucranianos, representantes de una burguesía corrupta, capitalizan la indignación de jóvenes y sectores desorientados, en la idea de someter el país a las condiciones de la Unión Europea y la banca internacional

Escena cotidiana en el enfrentamiento político, cultural y étnico que vive Ucrania.
Escena cotidiana en el enfrentamiento político, cultural y étnico que vive Ucrania.

Alberto Acevedo

Una situación real de corrupción generalizada, que afecta tanto al partido de gobierno del presidente Víctor Yanukóvich, como al principal partido de oposición; la imposibilidad para muchos jóvenes de encontrar empleo; y un reclamo en sectores amplios de la población, de democracia y transparencia en el manejo de la cosa pública, constituyen los elementos de inconformidad que desde noviembre pasado se expresan con fuerza en Ucrania, y que vienen siendo canalizados por sectores de ultraderecha, nacionalistas y fascistas, interesados en abrir las fronteras patrias a la Unión Europea y a los centros de poder occidentales.

Las protestas públicas, centradas especialmente en la Plaza de la Independencia, de Kiev, la capital, y algunas avenidas aledañas, comenzaron el 21 de noviembre, cuando el presidente ucraniano anunció el aplazamiento de la firma deun acuerdo de asociación con la Unión Europea, que de momento podría representar el acceso a una serie de empréstitos, pero que más adelante someterían a la nación al recetario de ajustes sociales propios del modelo neoliberal de economía de mercado, como ha sucedido ya con otros países europeos.

Muchos de los manifestantes que aún se mantienen en las calles, alentados por los líderes de la protesta, se muestran convencidos de que un tratado de asociación con la Unión Europea va a ser la solución a los males que hoy padece el país, que van a entrar por el camino de una acelerada modernización, y se van a liberar de la dependencia económica de Rusia.

Fuerzas oscuras

¿Y quiénes son esos líderes detrás de las movilizaciones? Una organización denominada Svoboda, de tendencia ultraderechista, alentada por representantes de la oligarquía local. Una asociación de cooperación juvenil, liderada por Valery Bidnoschev, y el ex boxeador Vitali Klitschko, antiguos enemigos de la URSS y ahora de Rusia, representantes de una ideología nacionalista, antigay y racista.

A estas tendencias se suman expresiones de anarquía y de atraso político en muchas de las personas que marchan por las calles. “No creo en los partidos de la oposición. Si ahora mismo se celebraran elecciones, todo seguiría igual. Lo que se necesita es cambiar el sistema”, dijo Tania, una estudiante de medicina.

Varios de esos jóvenes que expresan su inconformidad, en la mayoría de las ocasiones con justa razón, son seducidos por grupos como Pravi Sektor (Causa Común), uno de los más beligerantes, que levantan banderas rojas y negras de los “nacionalistas ucranianos”, que en el pasado se aliaron con la Alemania nazi para luchar contra la Unión Soviética.

Cantos de sirena

Bajo ese ropaje, la Unión Europea pretende incorporar a las oligarquías ucranianas, o al menos al sector más atrasado y reaccionario, a su ámbito de influencia. Y desde luego, con el respaldo de Estados Unidos, que la semana pasada anunció abiertamente su apoyo a la ‘oposición’, seguramente en la idea de estimular una ‘revolución naranja’, o de un tono más subido, como cuando alienta a los grupos terroristas de Siria, en su empeño por desestabilizar el régimen de ese país.

Lo irónico es que existen franjas de población, manipuladas por algunos medios de prensa, que identifican la asociación con Europa, con mayor democracia para el país. La UE, por su parte, dice que tiene las puertas abiertas de la democracia al pueblo ucraniano y no puede tolerar que los manifestantes sean golpeados por la policía en las calles de Kiev.

En realidad, tanto a la Unión Europea como a Estados Unidos les interesa un bledo la mayor o menor democracia en Ucrania. Lo que a ambos interesa es apoderarse de su espacio económico, agrícola, energético. Ucrania es una potencia mundial en la producción de granos y carbón. Estos países, con Alemania a la cabeza, accederían a un mercado de 45 millones de almas.

Encrucijada

Para Estados Unidos es un interés más geoestratégico. La potencia norteamericana sueña con cortar el flujo de petróleo y gas rusos a Europa. Se sabe que el 80% del gas natural ruso que surte Europa pasa por Ucrania. Cortar ese flujo significaría debilitar a Rusia como potencia energética. Si hipotéticamente se lograra que Ucrania ingresara a la OTAN, se completaría un poderoso cerco militar a Rusia, de modo que quede acorralada militarmente. Desde hace rato, Estados Unidos trabajan ya en la desestabilización de las zonas fronterizas con Rusia, estimulando ‘revoluciones naranja’ y diversos movimientos subversivos.

Por lo demás, un tratado de asociación con la Unión Europea, significaría para Ucrania la posibilidad de disponer de inmediato de recursos económicos importantes para paliar la deuda externa y financiar programas domésticos, pero al país oriental le impondrían a cambio “una profunda y completa área de libre comercio”, que representaría: eliminación de aranceles y barreras comerciales al capital financiero occidental; políticas de ajuste, reformas legales que permitan la competencia del capital extranjero, desmantelamiento de complejos productivos en aras de la privatización, aumento del desempleo, empobrecimiento de la población, aumento de tarifas en gas y calefacción, congelación de salarios y eliminación de subsidios.

Muchos ucranianos no son conscientes de esto. Al presidente Yanukóvich, que conserva el apoyo de una amplia franja de población, le corresponderá decidir si se acerca a Europa, a tan alto costo, o mantiene su relación con Rusia, histórica, pero no exenta de un examen crítico por parte de la población.

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