Zabier Hernández Buelvas
@ZabierHernndez
Toda nuestra solidaridad con la familia de los periodistas ecuatorianos asesinados por el Guacho en Tumaco. Condena firme a este hecho execrable. Pero miremos el asunto desde la perspectiva de la construcción de paz territorial y las relaciones binacionales. El asesinato de los periodistas ecuatorianos es el producto del retroceso en el proceso de la paz territorial, del incumplimiento en los acuerdos de paz, del abandono, falta de iniciativa, gestión y visión integral del Gobierno local de Tumaco, departamental de Nariño y nacional de Colombia, que han decidido dejar en manos de los militares la solución a los problemas históricos y complejos de Tumaco.
La estrategia de militarizar los territorios del posacuerdo está fracasada. Y ahora el colmo, es creer que la solución es la recompensa por Guacho. ¿Y la vida de los indígenas, los campesinos y afrodescendientes? ¿Y la sustitución voluntaria? ¿Y la salud, la educación, las vías terciarias, los proyectos productivos?, es decir, ¿Que están haciendo por la vida de la gente? Mañana o pasado capturan al Guacho…pero la gente seguirá igual de pobre y presa del narcotráfico o cualquier otro grupo armado ilegal. Ambos países parecen olvidar a la gente que vive a lado y lado de la frontera.
Mucho se insistió que el Estado debía llegar a los territorios dejados por las FARC. Pero cuando se insistía en esto desde el movimiento social por la paz y la academia especialmente, se planteaba una integralidad, la cual estaba determinada en principio por los puntos 1,4 y 5 complementada por lo puntos 2, 3 y 6. En concreto para este territorio el desarrollo rural integral y la sustitución de cultivos de usos ilícito, son fundamentales para avanzar e estadios de mayor beneficio y bien vivir. Pero todo ha sido truncado, ni desarrollo rural ni sustitución voluntaria, en cambio sí ha crecido la presencia militar de la Armada, el ejército y la policía en nueve mil hombres más, los que ahora están ocupados en capturar al Guacho.
Una nueva guerra que involucra ahora a otro Estado, Ecuador, país que se ha mostrado condescendiente con la visión militarista del Estado colombiano, es llevado al teatro de la guerra, lo cual será sin duda un caballito de batalla para su debate interno, buscando darle continuidad a un gobierno de tendencia regresiva en materia de las democráticas reformas impulsadas por Correa. Ahora los dos Estados se embarcan en una nueva guerra en la frontera, invirtiendo miles de millones de dólares en la militarización y en la captura de un hombre, mientras no hay recursos para 20 mil familias en Tumaco y 5 mil en San Lorenzo (Ecuador) que viven de la coca.
Construyamos una alternativa integral para la construcción de paz, contemos con la gente, quitemos la base social de la ilegalidad invirtiendo en lo social y cumplamos los acuerdos y veremos que las cosas cambiarán para los dos países.