La reacción más dura provino de China, uno de los países más castigados por los aranceles del mandatario norteamericano, que respondió decretando medidas impositivas a Estados Unidos en la misma proporción, lo que llevó a analistas a señalar que la guerra comercial en el mundo ya comenzó
Alberto Acevedo
Las amplias medidas arancelarias anunciadas por el presidente de los Estados Unidos, el pasado 2 de abril, han intensificado una guerra comercial, que ya había escalado algunos pasos en semanas anteriores y que, en opinión de expertos y observadores económicos, generará sin lugar a dudas un efecto dominó en la economía global, llevándose por delante los principios de la globalización y del libre mercado, tan celosamente defendidos por los propios adalides de la economía norteamericana.
Además de sucesivos remezones en las bolsas de valores a nivel global, asunto del que nos ocupamos en otra nota de esta edición, las medidas de Trump han tenido la virtud de haber disparado un sentimiento antinorteamericano en toda la geografía del planeta.
Y a nivel de gobiernos y entidades financieras, se ha generado zozobra e incertidumbre, pero también se han estimulado iniciativas que buscan desvincularse del imperio del dólar y de las políticas impositivas de la Casa Blanca, que cree que aún vivimos en el tiempo en el que los Estados Unidos eran amo y señor de los destinos económicos del planeta.
Rechazo dentro y fuera
Una realidad que dista de ser cierta, dado que Estados Unidos vive una de sus peores crisis económicas con un creciente desempleo, aumento de la pobreza, una inflación que se ha precipitado en el último mes, una deuda externa que desborda las capacidades de la primera potencia del mundo y provoca una desazón en el ciudadano común, que se multiplica exponencialmente, a pocas semanas de iniciado el mandato Trump.
Las voces en contra de las medidas arancelarias de Trump no se hicieron esperar, tanto dentro como fuera de las fronteras nacionales. En las principales ciudades norteamericanas, hasta el pasado domingo, se realizaron manifestaciones multitudinarias que combinaron el enérgico rechazo a las imposiciones arancelarias, que se traducen, a corto plazo, en precios más caros e inflación. Este rechazo se sumó a la condena a las medidas contra los migrantes latinos y de otras latitudes.
Entre las reacciones internas, destaca las declaraciones del presidente de la Reserva Federal (FED) de los Estados Unidos, Jerome Powell, quien aseguró que los aranceles anunciados por el presidente Trump “son mayores de lo esperado”, por lo que pronosticó un aumento de la inflación y la desaceleración de la economía en el país del norte.
La sombra de la recesión
“Nos enfrentamos a un panorama muy incierto, con elevados riesgos tanto de aumento del desempleo como de la inflación”, afirmó el funcionario en una rueda de prensa. En su comparecencia, no abordó directamente la caída de la bolsa, pero reconoció que la FED enfrenta la misma incertidumbre que tienen inversionistas y ejecutivos de las empresas afectadas. “Hay mucha incertidumbre, los aranceles son más altos de lo previsto, más altos de lo que casi todos los analistas predijeron”, puntualizó Powell.
Las políticas arancelarias podrían hacer que el Producto Interno Bruto de la nación norteamericana sufra un golpe del diez por ciento en el segundo trimestre de 2025, empujando potencialmente a la mayor economía del mundo a una recesión, estimó por su parte Carl Weinberg, economista jefe de High Frequency Economics.
El resto de los países comparte la misma expectativa y pesimismo. En Alemania, considerada la principal economía de Europa, el canciller Olaf Scholz aseguró que la Unión Europea está preparada para responder de manera unida, si Estados Unidos no deja opciones con la imposición de aranceles.
Más libre comercio
“Así que le digo a EE. UU.: el objetivo de Europa sigue siendo la cooperación, pero si EE. UU. no nos deja otra opción, como con los aranceles sobre el acero y el aluminio, nosotros, como UE, reaccionaremos como una sola fuerza”, declaró Scholz durante una visita a la feria industrial de Hannover.
Refiriéndose a los planes de Trump, de generalizar los aranceles, el estadista alemán afirmó que su respuesta a las políticas de “mi país primero” debe ser “más libre comercio, mayor competitividad y mayor soberanía tecnológica”. Además, precisó que: “No estamos indefensos ante estos acontecimientos”.
El ministro de Economía de Alemania, Robert Habeck, llamó a la Unión Europea a responder al masivo paquete de aranceles de Washington con una presión que obligue al presidente de Estados Unidos a revertir su decisión. “Eso es lo que veo, que Donald Trump se doblegue bajo la presión, corrija sus anuncios bajo la presión”, expresó en rueda de prensa la semana pasada. “La consecuencia lógica también es que entonces Trump debe sentir esa presión”, puntualizó.
Al cierre de su intervención, Habeck expresó que: “Esta presión debe desatarse ahora desde Alemania, desde Europa, en alianza con otros países, y entonces veremos quién es el más fuerte”.
Práctica intimidatoria
Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que los aranceles suponen “un duro golpe” para las empresas y los consumidores de todo el mundo. Señaló que la UE siempre ha estado dispuesta a “negociar con EE. UU. para eliminar cualquier barrera restante al comercio trasatlántico”. Enfatizó, sin embargo, que el bloque está preparado para responder.
La reacción más dura, no obstante, provino de China, uno de los países más fuertemente castigados por los aranceles de Trump. Mientras la mayoría de los gobiernos fueron gravados con un diez por ciento, a China se le impuso tarifas del 54 por ciento. Pekín respondió decretando aranceles a Estados Unidos en la misma proporción, lo que llevó a analistas señalar que la guerra comercial en el mundo ya comenzó.
Las autoridades chinas señalaron que “la práctica de EE. UU. no se ajusta a las normas comerciales internacionales, menoscaba gravemente los derechos e intereses legítimos de China y es una típica práctica de intimidación unilateral”.
“China insta a Estados Unidos a que levante inmediatamente las medidas arancelarias unilaterales y resuelva sus diferencias comerciales mediante consultas de manera equitativa, respetuosa y mutuamente beneficiosa”. El gigante asiático subrayó que “adoptará contramedidas enérgicas para salvaguardar sus propios derechos e intereses”. Al cierre de esta nota, China ya había comenzado a hacer efectiva esta promesa.