Trump se pega un tiro en el pie

0
5935

Una escalada en las fricciones comerciales no está en línea con los intereses estadounidenses o chinos o los intereses del mundo

Ricardo Arenales

Las más inmediata reacción ante el anuncio del presidente Donald Trump de incrementar hasta en un 25 por ciento los aranceles a miles de productos que Estados Unidos importa desde China, fue el desplome de las bolsas de valores en la mayoría de los mercados financieros del mundo. Este hecho podría ser indicativo de la incertidumbre que en las economías globales seguramente causará una guerra comercial entre las dos mayores potencias, o lo que analistas califican abiertamente como una nueva guerra fría, pues lo que sale a flote son no solo diferencias en políticas tributarias, sino la disputa por la hegemonía global.

Este temor lo expresó claramente el viceministro de Comercio de China, Wang Shouwen: “Todos hemos visto ya que no hay ningún provecho en tarifas adicionales. Se mire por donde se mire, influyen negativamente en la confianza de inversores y hacen que las empresas tarden más en decidirse a invertir”. Los efectos ya se detectan. El intercambio comercial entre China y Estados Unidos, bajó un 19.9 por ciento en enero y febrero, en relación al mismo periodo de 2018, dijo Wang.

El mutuo aumento de aranceles, frena la inversión y es más lo que perjudica que lo que beneficia las economías de ambas naciones, advirtieron las autoridades chinas. Este lunes, se conoció la primera reacción dura del gigante asiático, al informar que aumentó entre un 15 y un 25 por ciento los aranceles a centenares de productos importados desde Estados Unidos, en respuesta a una medida similar de Washington, que entró en vigor el pasado 10 de mayo.

La guerra comercial estalló

El Registro Federal de Estados Unidos, el ente que emite los anuncios públicos del gobierno, confirmó que a partir del 10 de mayo entró en vigor el aumento de aranceles, de un 10 a un 25 por ciento a un sinnúmero de productos que Estados Unidos importa desde China. Dijo sin embargo, que en el transcurso de la presente semana se hará un listado de productos excluidos de este aumento.

Quiere decir lo anterior, que la temida guerra comercial entre China y Estados Unidos ya comenzó. La Casa Blanca acusó a Beijing de llevar unas negociaciones demasiado lentas, pensando seguramente en que un acuerdo final sobre el tema lo adelantaría con un nuevo presidente demócrata en el despacho oval, lo que no va a suceder, según dijo Trump, porque él va “a ganar las elecciones presidenciales próximas”.

China también replicó en este sentido, diciendo que la Casa Blanca pretendía una negociación exprés, pensando en inclinar a su favor la balanza en la actual campaña electoral. En este sentido, dijo el viceprimer ministro chino Liu He, su país “no puede hacer concesiones” en puntos clave de la negociación, aclarando sin embargo que Beijing mantiene su disposición de “continuar las consultas”.

Escalada de fricciones

Un acercamiento entre las partes, de momento parece no vislumbrarse, pues tras el anuncio del incremento de los aranceles, Trump puso un plazo de un mes para que China se allane a un acuerdo comercial amplio, en los términos impuestos por Washington, o de lo contrario extenderá la tarifa más alta de aranceles al resto de productos de la canasta comercial entre las dos potencias, lo que implicaría unos 500.000 millones de dólares más en detrimento de la balanza comercial china.

El viceministro He dijo en ese sentido, que el diálogo sigue siendo preferible a la confrontación. “Una escalada en las fricciones comerciales no está en línea con los intereses estadounidenses o chinos o los intereses del mundo, y por lo tanto sería un gran pesar para China”, precisó el funcionario.

La agricultura, el comercio, el turismo, el empleo y otros rubros de la producción norteamericana empiezan a resentirse. Los índices de pobreza y desempleo han llegado a cifras insospechables en la primera potencia del mundo. Sin embargo, Trump está convencido que con sus bravuconadas va a ganar electores para los próximos comicios. Lo que ha hecho es pegarse un tiro en un pie, han dicho reconocidos economistas.

Lo que está en juego no es una mera guerra comercial. Está en disputa un liderazgo global. Por eso las consecuencias de una imposición de aranceles en el mercado bilateral de las dos potencias puede desatar una recesión global. Es una lucha que se expresa incluso en el sector tecnológico, para determinar quién va a ostentar ese liderazgo mundial.