viernes, abril 19, 2024
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Tras el congreso del PC cubano: Los principios sí se discuten

Los documentos fundamentales del pasado congreso del Partido Comunista de Cuba serán sometidos a examen de toda la sociedad y las organizaciones que la representan, para “enriquecerlos y perfeccionarlos”, de acuerdo con la invitación de Raúl Castro

Aspecto de la plenaria de la sesión de clausura del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba.
Aspecto de la plenaria de la sesión de clausura del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba.

Alberto Acevedo

Aunque los documentos centrales aprobados por el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba no se conocen de manera íntegra, y sus contenidos han sido revelados de manera parcial por los órganos de la prensa cubanos, del evento partidario se pueden deducir algunas conclusiones.

La primera, es que la vieja generación de líderes de la revolución intentará un recambio generacional, rejuveneciendo la dirección del partido y del Estado. De hecho, el presidente de la República y líder histórico de la Revolución, Raúl Castro, había dicho ya que no se postulará para ser reelegido a un nuevo período en la jefatura del Estado, y en las conclusiones del VII Congreso se acordó establecer la edad de 60 años como tope límite para ser elegido miembro del Comité Central de la organización, y de 70 años para ocupar cargos de dirección en el partido y el gobierno. En el caso de Raúl y Fidel Castro, ambos son mayores de 80.

La segunda cuestión es que la línea del partido es de defensa del socialismo, en las condiciones de la realidad cubana, renunciando a copiar modelos como el soviético, pero tampoco de acercamiento al capitalismo, como en el caso de China.

Un tercer aspecto es la confirmación del carácter de vanguardia del partido, que lidera los procesos de reformas económicas, sociales y políticas, pero consultando con el pueblo el carácter de esas reformas y el camino a seguir, trazando una estrategia para los próximos dos o tres lustros. El partido en esas condiciones plantea avanzar en la construcción de las bases del socialismo, en condiciones de democracia plena, autogestión y solidaridad en la lucha por alcanzar objetivos comunes para toda la sociedad.

Cerrarle el paso a la corrupción

Otro aspecto tiene que ver con alcanzar la transparencia en la gestión del Estado y del partido. Al parecer, el principio de que todo militante no debe conocer más de lo necesario, ocultó errores y privilegios en manos de unos pocos dirigentes, y tales prácticas comenzaron a minar la credibilidad y el prestigio del partido. Alrededor de esa discusión, se propone la idea de crear organismos de prensa creíbles, sin censuras, que contribuyan a esa transparencia.

El evento caracteriza la fase actual de desarrollo de la sociedad cubana como de defensa de la soberanía nacional, no de un socialismo todavía inexistente, de acuerdo a las palabras de Raúl Castro, pues es un proyecto en construcción, que hay que defender pero que no está acabado. El momento actual se caracteriza por ser una fase de extensión de la democracia, de valoración y estímulo a las capacidades creativas y políticas de la gente, una época de resistencia a las tentativas de penetración del imperialismo.

Definir los rasgos principales de la sociedad de esa manera, presupone a su vez la incorporación a la lucha por la defensa de la patria a una gran cantidad de jóvenes, a quienes no les tocó vivir bajo el capitalismo y que en algunos sectores dan muestras de apatía, de desconfianza hacia el socialismo y pueden ser atraídos por la reacción internacional. Por ejemplo, a través del turismo en masa, con su enorme flujo de dólares y con su ideología individualista y hedonista.

Principios irrenunciables

No hay socialismo sin democracia y sin libre discusión en un partido que quiere construir el socialismo, señalan los documentos hasta ahora conocidos, producto de las discusiones del congreso partidario, al que asistieron unos mil delegados de todo el país y casi 300 invitados especiales.

De acuerdo a estos postulados, el congreso del partido, que sesionó entre los días 16 a 19 de abril pasado, adoptó la determinación de poner en discusión todos los documentos salidos del congreso, especialmente los denominados ‘Conceptualización del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista’ y el ‘Programa de desarrollo social hasta 2030’.

Un examen semejante de los documentos de los comunistas cubanos, es algo novedoso en la vida política de ese país. Lo usual, es que los documentos del partido se discutan antes del congreso y sus delegados adopten un conjunto de conclusiones que se convierten en guía para el desarrollo del país. Esta vez ha sido al contrario. La sociedad ha sido llamada a discutir las tesis aprobadas por el partido, para comprobar su justeza, el grado de interpretación de la realidad del país y su identidad con los anhelos de la población. Es un ejercicio para “enriquecerlos y perfeccionarlos”, dijo Raúl Castro.

El congreso ha confirmado los principios irrenunciables de la revolución socialista, unas propuestas para continuar adelante, ha corroborado lo esencial del socialismo cubano. Pero en la actualización de esos principios, ha planteado la necesidad de que la gente los discuta, los estudie, los actualice, antes de que se conviertan en programa de acción para el gobierno y el partido cubanos.

Visiones del Congreso: Recuperar liderazgos

En las propuestas de reformas aprobadas, se busca potenciar la inversión extranjera en la introducción de tecnología avanzada, parques tecnológicos y crear una política de desarrollo del cine cubano, más audaz, que lo ponga a tono con la industria cinematográfica mundial.

De hecho, por estos días comenzó en las calles de La Habana el rodaje de la última versión de la popular serie ‘Rápido y furioso’, y su estrella central, Vin Diesel, el carismático actor norteamericano, se ha convertido en atractivo para cubanos y extranjeros.

De otra parte, el partido se ha planteado la tarea de ‘recuperar ciertos liderazgos’ en las tareas del desarrollo económico y en la vida social de la isla. La tasa promedio de crecimiento, de 2011 a 2015, fue del 2.8 por ciento, que para la dirección del Estado no fue lo deseable. El anterior programa de reformas, los “Lineamientos de la política económica y social del partido y de la Revolución”, se cumplieron en un 21 por ciento. Un 77 por ciento restante, en proceso de implementación. Y un 2 por ciento nunca se ejecutaron.

En 2011, el Partido tenía 800.000 militantes activos. Hoy registra una militancia de 671.000 afiliados. El congreso eligió un Comité Central de 142 miembros, de los cuales 55 ingresan por primera vez a la dirección, y todo ellos menores de 60 años. En la dirección partidaria se fortaleció la participación femenina.

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