sábado, abril 20, 2024
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Sujeto del poder constituyente

La argumentación política en la etapa preliminar de una asamblea nacional constituyente es fundamental, en cuanto se establecen criterios y prioridades de los debates, estudio y análisis de los temas que aquejan a la sociedad.

Ecuador: Poder Constituyente y Asamblea Nacional Constituyente.
Ecuador: Poder Constituyente y Asamblea Nacional Constituyente.

Rubiel Vargas Quintero

Este artículo quiere analizar algunas perspectivas del derecho y la política, sobre uno de los temas fundamentales de la filosofía política, la democracia y su fundamento. Para la teoría política, el poder constituyente es el fundamento de la democracia y su contenido depende de cuál es el sujeto del poder constituyente. El momento constituyente está cruzado por el surgimiento de nuevos sujetos sociales y su papel esencial en la transformación estructural de la sociedad.

La argumentación política en la etapa preliminar de una asamblea nacional constituyente es fundamental, en cuanto se establecen criterios y prioridades de los debates, estudio y análisis de los temas que aquejan a la sociedad, donde se adquiere conciencia de lo inmediato y de las luchas a largo plazo en el marco del reordenamiento del Estado. Es una actividad que consiste en dar razones consistentes, en conocer las necesidades de una determinada comunidad, grupo o sector social y sobre todo en ordenar propuestas que recojan dichas necesidades dentro de una legitimidad de la sociedad. La política entendida como potencia en el devenir del tiempo, como fuerza constituyente que impulsa una democracia radical. A esto se le conoce como proceso constituyente.

Proceso constituyente

Para John Rawls, el proceso lo considera como “poder constituyente dentro de una secuencia que ve aquel principio colocarse en un segundo estadio, después de un primer estadio originario en el que se realiza el acuerdo contractual sobre los principios de justicia, y antes de un tercero y cuarto estadio que ve respectivamente la posición de mecanismos y jerarquías legislativas y la ejecución de la ley”. Es un mínimo de principios constituyentes, inmanentes como principios al sistema jurídico dominante. Es decir, él mismo es reformado por la constitución. Es un devenir del interior del propio desarrollo constitucional. Persiste el círculo vicioso del consenso entre elites. Donde el poder constituyente es absorbido por el sistema. Niega el movimiento real.

Carl Schmidt, en su obra desarrolla el pensamiento liberal autoritario, donde el poder constituyente, y la soberanía están estrechamente ligados. Su relación entre estos dos términos, busca negar el potencial de la subjetividad del pueblo y su poder transformador en la democracia, rechazando toda forma de estatus de sujeto de poder constituyente. Al pueblo (entendida como una expresión sumatoria de individualidades y aleatorias con un espacio en común, lo público) solo lo consideran con voluntad de asentimiento a una propuesta de decidir, con un sí o no, los temas que le propone un plebiscito o un referéndum. Es una democracia plebiscitaria.

Los procesos de potencia

Maquiavelo, en El Príncipe, resalta que “los hombres actúan por necesidad, solo aceptarán un cambio a leyes totalmente nuevas cuando la situación sea sumamente grave, implicando un grave peligro. El reordenamiento no se hará sin peligro”. Los hombre solo se sentirán inclinados a ratificar las leyes si se ven obligados por necesidad, las reformas pueden ser dolorosas y difíciles, donde sectores de la sociedad entraran a negarlas producto del miedo a lo nuevo, que puede representar los cambios simplemente de reformas y es fácil que la república se conduzca a su destrucción antes que se logre su recomposición.

La mejor forma de resistir consiste en acertar en el momento constituyente, con movimientos sociales y populares en acción. Apropiarse de su identidad y sentido de pertenencia de las comunidades y territorios en disputa, de los acuerdos de La Habana como mecanismos de confrontación ideológica y política. Queda claro que en esos momentos fundacionales del Estado, claramente excepcionales para los pueblos, se requiere de una gran virtud, una virtud extraordinaria, por la cual surge como única opción de esperanza la de una potencia que esté dispuesta a perder el miedo, a confrontar lo nuevo en función de los cambios estructurales de la sociedad, como un gran movimiento de fuerzas empeñadas en reorganizar el ordenamiento del Estado. Esto significa construir desde los territorios en disputa valores y modelos de comunidad nuevos.

Marx planteó que “la humanidad solo se propone problemas que puede resolver”. El filósofo de El Capital, en su obra ve la relación permanente entre lo social y lo político, la necesidad de politizar la creación de lo social, la importancia de la construcción del sujeto del cambio, y de subjetividades como potenciadoras del proceso constituyente.

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