martes, abril 23, 2024
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Sinceridad imperialista

La idea de que los recursos naturales del hemisferio se pongan a disposición incondicional de los Estados Unidos, para satisfacer sus prioridades estratégicas, se había esbozado anteriormente en los documentos Santa Fe, elaborados por el Departamento de Estado

Alberto Acevedo

La jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, la generala Laura Richardson, ha desarrollado una muy activa diplomacia en las últimas semanas y ha visitado a varios países de América Latina, sobre todo los que tienen gobiernos progresistas o de izquierda. En el caso de Honduras, en Centroamérica, ha visitado tres veces esa nación.

Al menos dos elementos de orden estratégico animan la actividad diplomática de la jefe del Comando Sur. Una, es el renovado interés de la administración norteamericana y sus corporaciones transnacionales, por el acceso a los recursos naturales de América Latina, en la medida en que se ahonda la crisis energética, alimentaria y sanitaria en la gran potencia norteamericana, en la conjunción de las crisis por el covid-19 y la guerra en Ucrania.

El otro elemento que llama la atención es que, ya no es el Secretario de Estado norteamericano el que se mueve por los países del ‘patio trasero’, anunciando zanahoria y garrote, sino la representante de la mayor fuerza militar intervencionista en el continente la que adelanta la tarea de enlace con los gobiernos de la región. Un anuncio de que la intención de militarizar la zona es cierta y que, de nuevo, en una reedición de la Doctrina Monroe, están las armas, los misiles y las cañoneras de la Marina de Guerra, dispuestas a entrar en operaciones ante la resistencia latinoamericana.

América para los americanos

El Comando Sur de Estados Unidos es uno de diez espacios militares del Departamento de Defensa de ese país distribuidos alrededor del mundo. El Comando Sur tiene “jurisdicción” e influencia directa sobre todos los países de América Latina con excepción de México, que figura bajo el Comando Norte.

La jefe del Comando Sur ha dicho durante sus visitas, que su país ha puesto los ojos en los inmensos recursos naturales que aún tiene la región, y que garantizar el acceso a ellos por parte de los Estados Unidos es una cuestión de seguridad nacional, un asunto estratégico de primordial importancia.

“Lo que quiero decir es que nosotros tenemos mucho que hacer. Esta región tiene mucho que ver con la seguridad nacional y nosotros debemos incrementar nuestra participación”, dijo por estos días la señora Richardson.

Riquezas estratégicas

El Comando Sur reclama el derecho de Estados Unidos de acceder al litio, el gas, el petróleo, el oro y otras riquezas de América Latina. La pretensión no es de cualquier tamaño. Recientemente se ha divulgado que Venezuela, además de tener un enorme depósito de petróleo, que por cierto el gobierno bolivariano dice que será uno de los más limpios y ecológicos del mundo, tiene también considerables reservas de cobre y oro.

Pero además está el litio. “¿Por qué es importante esta región? Con todos sus ricos recursos y elementos de tierras raras, tienes el triángulo de litio, que hoy en día es necesario para la tecnología. El 60 por ciento del litio del mundo está en el triángulo del litio: Argentina, Bolivia, Chile”, ha reconocido la alta oficial.

Estados Unidos va también detrás de la Amazonía, que tiene el 31 por ciento de los recursos de agua dulce del mundo. La Amazonía además alberga la mayor cantidad de oxígeno, el 56 por ciento del bosque tropical y una rica variedad de ecosistemas biológicos.

Cuerpo élite del Comando Sur, en operaciones en Colombia

Los beneficiarios

Estados Unidos ha sido claro en mostrar su interés en el litio, los hidrocarburos y el agua de América Latina. La generala Laura Richardson reconoció la intervención de su país para incidir en el manejo de los “recursos naturales”. Que estarían en manos de Equinor y Shell en el Mar Argentino, la israelí Mekorot para el manejo del agua, Barrick en San Juan y Syngenta en la Casa Rosada. Más extractivismo, la democracia desnaturalizada y un modelo que consolida la dependencia.

Los latinoamericanos presenciamos en este momento una reedición de la Doctrina Monroe para América Latina, que en su momento se planteó como una cuestión de seguridad nacional para el país del norte el acceso a los inmensos recursos naturales de la región. Hoy se sabe que desde hace por lo menos dos décadas se habían diseñado planes de recolonizar el continente, elaborados por los llamados tanques de pensamiento republicanos. Lo curioso es que ahora, esos planes son reivindicados por la administración demócrata de Biden.

La idea de que los recursos naturales del hemisferio se pongan a disposición incondicional de los Estados Unidos, para responder a sus prioridades estratégicas, se habían esbozado anteriormente también en los documentos Santa Fe, elaborados por el Departamento de Estado.

Por cierto, en esos momentos, bajo la doctrina Santa Fe, se estimularon golpes de estado de sectores militaristas en la región. Por eso algunos se preguntan si en el marco de la nueva ofensiva ‘diplomática’ de la jefe de Comando Sur, no habría connivencia del Departamento de Estado y el Pentágono, en el golpe de estado contra el presidente Pedro Castillo, en Perú, la intentona desestabilizadora de Brasil y las amenazas de galope en Bolivia, sin contar los planes de la ultraderecha colombiana contra el gobierno del Pacto Histórico.

Los tiempos cambian

Voces progresistas comienzan a levantarse contra los nuevos planes hegemónicos de la administración norteamericana.
El expresidente de Bolivia Evo Morales escribió en su cuenta de Twitter: “Le recordamos a la jefa del Comando Sur de EEUU que América Latina no es patio trasero ni su hacienda para explotar recursos naturales. Ante la nueva amenaza intervencionista yanqui, reiteramos que los pueblos libres de la Patria Grande defenderán su soberanía”.

El presidente de Bolivia, Luis Arce, dijo en entrevista con la agencia de noticias Télam: “No vamos a aceptar que nadie se atribuya nuestras riquezas naturales como si fueran suyas», y agregó que «no es la primera vez que EEUU habla de nuestras riquezas naturales. No vamos a aceptar ninguna imposición de nadie ni que nadie se atribuya nuestras riquezas naturales como si fueran suyas”.

El ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, aseguró que “Latinoamérica ya no es un pedazo de tierra para saquear», y advirtió que «aquí se construye un bloque geopolítico emergente que será clave en la construcción de un Nuevo Orden Mundial Multipolar”.

La generala Laura Richardson ha sentenciado: “Estados Unidos tiene mucho por hacer (…) Tiene mucho que ver con la seguridad nacional y tenemos que empezar nuestro juego”. Parece que la estratega se equivoca de época. Otros aires corren por el continente, y la iniciativa la tienen los pueblos, no las grandes empresas transnacionales ni los agentes de la guerra.

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